Hola mis queridos amigos seguidores del blog, estas fotos son
casi de los comienzos de este divino estilo de vida, cuando yo empezaba a
manipular y domesticar al cerdo de mi marido, como podréis comprobar el
mariconazo luce un conjuntito de lencería impuesto obligatoriamente por mi,
esas prendas tienen su pequeña historia y me apetece que sea Porky quien os la
cuente para su mayor humillación, así que os dejo con él.
Obedeciendo las órdenes de mi esposa les relato como fue la
adquisición de las prendas que por su deseo llevo puestas en estas fotos.
En aquellos días en los que todavía estábamos empezando con
los juegos que tanto disfruta Dana, nos encontrábamos paseando por una zona de
tiendas de aquí de Zaragoza, cuando mi Señora se quedó mirando un escaparate de
ropa de cama y lencería, ordenándome casi al instante que entráramos al mismo
tiempo que esbozaba una sonrisa algo enigmática, luego sabría porqué.
Ya en el interior estuvo mirando unos conjuntos de braguita y
sujetador mientras yo estaba a su lado hasta que se decidió por uno y llamó a
la dependienta, diciéndole,
- ¿De este modelo tienes sujetador de copa pequeña? es para
regalárselo a una persona de pechos poco desarrollados
la dependienta respondió
- Ha elegido bien, este modelo es muy bonito y además tiene
una corbatita a juego ¿es para una niña?
- Casi lo has acertado, es una "nenita" con
bastantes años, pero deseo verla muy femenina, la corbatita es una chulada, me
gusta
La dependienta quedó con cara confusa y yo también
- La braguita la quiero de una talla más grande, por favor
¿puedo pasar al probador? preguntó mi esposa
- Si que puede claro, pero si no le vale se la tiene que
llevar, la ropa interior no se permite probarla, por cuestiones de higiene.
Dana algo contrariada admitió la observación y dijo
dirigiéndose a mi
- Bueno pues entonces a ver, póntela encima del pantalón
sujetándola a los lados, que quiero ver el efecto, aléjate un poco.
Yo me puse rojo y no sabía donde meterme, puesto que había
otras mujeres comprando y alguna se dio cuenta de la situación y la vi como
miraba con curiosidad, yo me pretaba hacia donde estaba la ropa en los
colgadores, tratando de estar más oculto o discreto, pero Dana, con ademanes
enérgicos me hacía moverme hacia donde había más luz, sus palabras resonaban en
mis oídos como si fueran gritos, esto era debido a la enorme vergüenza que
estaba pasando.
- Ahí no que no te veo bien ponte en el centro del pasillo,
uuummmmm....... pues no te queda mal, ¡¡me lo llevo!!,
Todo esto siempre con voz algo fuerte y sin importarle que
mirara alguna otra clienta, luego le dijo a la dependienta,
- Aconséjame unas zapatillas de casa pero muy femeninas para
la nenita y así, le llevo el conjunto completo, para tenerla bien mona.
- Tengo unas rositas que me han llegado hace poco, que además
son muy suaves y le gustarán, ¿Qué numero calza ella?
Dana se me quedó mirando y con un gesto dominante me dijo
- Dile el número que calzas
- El cu..cua..ren..ta, contesté balbuceando y totalmente
sofocado, queriendo salir huyendo de allí, pero obviamente sin quedarme otro
remedio que aguantar el tipo,
A la chica se le escapó una risita burlona mientras se dirigía
a buscarlas.
Las trajo al cabo de unos minutos y llegó acompañada de dos
compañeras que miraban con cara de curiosidad como no dando crédito a lo que
estaban viendo, entonces me dijo Dana,
- Pruébate las dos y anda unos pasos para ver como te quedan
- ¿Son cómodas? ¡Asegúrate!, mira que en casa las vas a llevar
mucho tiempo, ja,ja,ja.
Con la mirada en el suelo durante todo el rato para no ver la
cara de las presentes me las puse comprobando que eran muy suaves y cómodas,
así que bajando la voz dije,
- Si que me están bien cariño
- Vale pues paga todo y nos vamos, coge los paquetes.
Y así terminó aquella pequeña y vergonzante historia, como
podrán suponer las prendas compradas, son las de las fotos y corresponden a mi
primera feminización, como pueden apreciar por aquel entonces conservaba el
pelo masculino en mi cuerpo ya que aún
no me depilaba mi Dueña.
En una de las fotos, Dana se está burlando del tamaño de mi
pollita, me decía que la funda del cinturón de castidad, tenía que ser muy
ajustada y mínima ya que si no el gusanito correría el riesgo de salirse del
nido y ella se enfadaría si eso ocurriera.
Ese cinturón fue el primero que me hizo Dana de forma
artesanal, enjaulaba mi pene totalmente ya que en la parte interior llevaba un
tubo de cuero en el que una vez metido y ajustados los candados a las correas
de mi cintura era imposible poder sacar mi castigado miembro.