jueves, 5 de octubre de 2023

MI ESCLAVO PUG - 3

 


      Y de forma bastante rápida, voy con la tercera entrega de la sesión de dominación que tan placenteramente le dí a mi perro esclavo Pug.

 



     Os adelanto que en la cuarta y última entrega, os contaré la impresión que saqué de mi mascota canina, aunque por los privilegios que le concedí ya imaginaréis que fue bastante aceptable.

 



    Mientras que llega la finalización del reportaje y con ella mi relato personal de la sesión y del esclavo, le ordené al perro que volviera a exponer para vosotros las sensaciones que vivió durante el intervalo de tiempo que transcurre en el vídeo y como ya sabéis, el texto en amarillo que viene a continuación, es lo escrito por él, describiendo todo lo que sintió mientras lo sometí y me aproveché de su babosa lengua.

 




       …de no esperar nada a encontrarme con (casi) todo. Esa corta frase podría resumir el encuentro que tuve a los pies de Ama Dana y que relato a continuación:

     Cuando me ordenó sujetar su prenda íntima con la boca, de cara a la pared, pensé que eso sería lo más cerca que estaría de su sagrado sexo. Y con esa idea, me dediqué, entregado, a sujetarlo y a inhalar el aroma que desprendía, mientras escuchaba como era reprendido su esclavo Porky por no tener la diligencia suficiente a la hora de desvestirla y vestirla. Deseé estar en su pellejo, aunque fuera reprendido como él, y poder hacer esos cometidos sintiendo el placer de rozar su adorada piel con mis dedos. Pero tampoco se puede estar en dos sitios a la vez y yo estaba entregado a sujetar su braguita como si fuera la labor más importante de mi vida.

     Cuando me quitó la prenda de la boca y me ordenó volverme, el espectáculo era para quitar el habla a cualquiera. Llevaba un vestido (por llamarlo de alguna manera) que dejaba a la vista todo aquello por lo que cualquier hombre suspiraría, sus pechos, su sexo, su culo… y con unas medias, unos ligueros y un sostén que le daban un punto sexy y provocador inigualable. Me parecía mentira estar tan cerca de todo ello y, también, tener que conformarme sólo con verlo.

     Cuando me ordenó tumbarme, pensé que se iba a conformar con regalarme su saliva cayendo dentro de mi boca, pero cuando me preguntó si me gustaba lamer un coño sobre mi cara, esta se me debió iluminar, cosa que nadie apreció gracias al pasamontañas. Y así, sin creerme mi suerte, vi como su deseado sexo se acomodaba en mi boca para lamerlo, cosa que hice con pasión, procurando darle el mayor placer posible y que con sus comentarios de aprobación no hacía sino espolearme a hacerlo mejor aún.

    Que mi polla no estuviese dura como un mástil desde el minuto cero solo era debido al paso de los años y a esa cruel “madre naturaleza”, que nos va desposeyendo, poco a poco, de todo lo que tenemos en la juventud. Hasta hace relativamente poco tiempo, dos o tres años, hubiera sido muy diferente. Y que ni siquiera con el sexo de Ama Dana en mi boca aquello “reaccionase”, me produjo una profunda decepción y comprobé el alcance real del problema. Confiaba en que en algún momento hubiera “coordinación” entre mi cabeza, excitadísima, y mi polla, pero no fue así. Me hubiera gustado “regalar” a Ama Dana la demostración visual de la excitación que sentía estando en sus manos. Me hubiera gustado muchísimo, pero contra esa naturaleza cruel e inexorable es difícil luchar.

    Y lamer su precioso culo, a continuación, no era menos excitante. Mi lengua se entregaba, igualmente, a darle el mayor placer posible, mientras lo tuvo en mi cara. Estaba feliz y excitadísimo, ignorante de lo que vendría a continuación… al quitarme la pinza de un pezón, que llevaba un buen rato aprisionándolo cruelmente, el dolor fue agudísimo, pero sentir a continuación el masaje de Ama Dana calmando aquel dolor tan inhumano no tenía precio. Daba por bueno pasar por las peores torturas si después recibía esa atención por su parte. Una vez más, y ya iban varias, el agradecimiento hacia su persona y la confianza que me inspiraba rompían moldes y me dejaban postrado no solo físicamente, sino también espiritualmente.

     Que a continuación lamiera mis doloridos pezones mientras jugaba con mi polla, no solo me habría provocado una fuerte erección poco tiempo atrás, sino que tal vez habría acabado corriéndome. Era otro regalo totalmente inesperado, algo que hace tomar sentido a la frase inicial de este texto. También resultaba muy estimulante para mi piel sentir una rueda de afiladas púas recorrer mi cuerpo, aunque una vez más, la excitación se quedaba dentro de mi cabeza. Que fuera a utilizar cuerdas para atarme a su antojo, continuaba atizando dentro de mi cabeza todo tipo de sensaciones y pensamientos, tan perversos como excitantes, me provocaba una sensación de juguete o marioneta a su merced y en mi cabeza solo había una idea… “qué excitante es ser el juguete de Ama Dana”

 


    Al colgar este vídeo de 18 minutos sin cortar, la calidad del mismo ha disminuido un poco, pero creo que queda bastante aceptable, si no lo veis bien así, hacérmelo saber y en el siguiente lo partiré en dos diferentes.