En estos tiempos, en los que está
tan en primera línea el tema del feminismo, me pregunto ¿A cuantas mujeres de
las que tan ardientemente esgrimen las proclamas contra el machismo, no les
gustaría tener a su marido esclavizado y de rodillas ante ellas, pendiente de
sus deseos?. Deseos sexuales que por otra parte serán saciados delante del
hocico del cornudo, por un macho Alfa joven y vigoroso, realzando así la
decadencia del que otrora fuera el cabeza de familia.
Deberían planteárselo más de
alguna, me gustaría transmitirles el enorme placer que siento al manipularlo y
ordenarle bajar la vista para que no vea más que mis pies ante sus ojos de
cerdo degollado, cuanto disfruto viendo la diligencia con que obedece mis
mandatos, contemplando al mismo tiempo, como agacha su ridícula cabeza coronada
por los cuernos que le obligo llevar puestos durante la sesión, en esos
momentos compruebo con innegable satisfacción, que el proceso de adiestramiento
mantenido durante tanto tiempo con el animal, han dado los frutos que yo
buscaba e incluso han superado mis expectativas primeras.
Es muy divertido ser manoseada
por mi amante mientras pisoteo la pollita del ciervo o golpeo con la punta de
mi sandalia los cojonazos del capón, por cierto, en esta ocasión, los huevos se
le estaban poniendo de un color cárdeno y al darme cuenta de ello, decidí
liberarlo del aro constreñidor, prefiero evitar disgustos y perder un animal
tan obediente o convertirlo en eunuco. Me gusta tener a mi disposición esa
bolsa testicular para descargar sobre ella mis golpes, arañazos,
estrujamientos, etc., me relaja muchísimo el poder jugar con esas pelotas
calientes y obtener a través de ellas máxima obediencia por parte del esclavo.
El latiguillo que veis en el
vídeo, (creo que ya os lo comenté en algún post) es de un material suave,
compuesto de muchas tiras finas, no sé si de nylon o goma, puede ser muy
delicado cuando acaricio con el la polla de mi macho, pero también puede ser
muy doloroso y bastante duro aplicado con contundencia sobre las diferentes
partes del cuerpo del gorrino, en esta ocasión hasta le hice sangre en la
polla, (gajes del oficio), aunque si os digo que un Ama debe tener
conocimientos suficientes para saber las zonas donde se puede golpear a la
bestia sin causarle daños interiores y no desgraciarla.
Espero que disfrutéis con el
patetismo del cornudo, siendo humillado delante del macho que va a fornicar con
su esposa. Estoy segura de que aún os gustaría más si pudiérais contemplar la
expresión doliente de su porcina faz, mientras aguanta las continuas vejaciones
a las que es sometido, como un buen perro. Hubo un momento en que creí percibir
un amago de mala cara, así que decidí darle una lección y comencé a excitarlo
para que se confiara, aunque en el tiempo que duró esa manipulación, de vez en
cuando, le estrujaba los cojones o lo abofeteaba, alargando de esa forma, el
proceso de llenado de huevos, cuando percibí que el muy asqueroso jadeaba, le
solté a bocajarro, lo que más odia y más repugnancia le produce, no fue otra
cosa que adelantarle lo que le esperaba: la obligación de comer leche de macho,
como yo le tengo enseñado, imitando los sonidos de un cerdo tragando con gula
el más rico manjar, ha habido alguna ocasión en que después de terminar esa
labor ha tenido que salir corriendo a vomitar en el baño, verlo pasarlo mal y
escuchar su sufrimiento es música celestial para mis oídos.