lunes, 19 de abril de 2021

UN REGALO MUY SEXY - 2

 


    Como ya os conté en la primera parte de este relato, mi amistad con "L" viene ya de hace bastantes años y os puedo asegurar que la complicidad tanto personal como morbosa que siento cuando estoy con él (a pesar del largo lapsus que tuvimos) se ha ido acrecentando en cada reencuentro que hemos tenido, por tal motivo no me resultó nada complicado el aceptar aquel regalo de lencería tan especial y no solo eso, sino que me sentí tremendamente halagada al recibirlo, dando pie a crear toda la situación caliente que os estoy narrando a lo largo de estos dos reportajes y que espero la disfrutéis tal y como yo la gocé.

 


     Después de todo lo acaecido en el probador y siguiendo mis instrucciones, "L" condujo hasta un lugar discreto entre pinos no muy altos y que yo tenía localizado con anterioridad por si en algún momento surgía una situación como la que se dio esa mañana. Al llegar aparcó lo más oculto posible (que no era demasiado) y tanto mi amante como yo nos pasamos al asiento trasero, mientras que a Porky le ordené pasar delante y filmar todo lo que pudiera ocurrir entre nosotros. Ya sabéis lo obediente y poco hombre que es, así que sin mediar palabra se ubicó en el asiento del copiloto para hacer su denigrante trabajo, que no era otro que filmar lo mejor posible su puesta de nuevos cuernos.


 

     Con todo el calentamiento que tanto mi amante como yo llevábamos acumulado, no tardamos ni un segundo en lanzarnos a comernos la boca y acariciarnos lascivamente, olvidándonos completamente de la presencia del puto cornudo, ni de los sentimientos humillantes que nuestra conducta pudieran originarle, como ya sabéis lo que el bobo pueda sufrir me importa una mierda, o mejor dicho ¡Quiero que sufra y que se joda!. En aquel momento mi cerebro solamente estaba pendiente de sentir toda la pasión desenfrenada al dejar que nuestras lenguas se entrelazaran invadiendo nuestras bocas y mezclando las salivas en un morreo tremendamente húmedo, mientras que la entrega entre nosotros dos, se tornaba cada vez más íntima y visceral.

 


     Mientras duraba todo aquel intercambio de fluidos, mis manos buscaron ansiosamente eso que tanto echo de menos, el contacto con su verga para volver a acariciarla y tener entre mis dedos ese hongo grueso y húmedo que tiene por cabeza y del que tanto me acuerdo por todos los buenos ratos que me hace pasar en todas las ocasiones en que hemos estado juntos, me encanta metérmelo en la boca y sentir ese sabor intenso de macho caliente, mientras le doy fuertes lametones a modo de chupa-chup y siento como el cuerpo de mi macho se tensa respondiendo a todos esos estímulos que le transmito con mi lengua a través de su rica polla.

 





     Me vuelve loquita la forma en que "L" mete sus manos y dedos por todos los rincones de mi cuerpo, obviando la presencia del cabestro y demostrándole que es poco menos que un bulto que no sirve para nada que no sea servir a sus Amos. A mi amante le gusta sacar mis pechos de su escondrijo y mamar de mis pezones poniéndomelos bien duros y mojándomelos con su saliva, en esos momentos tan viciosos resulta inevitable que mi chocho, a causa de todos esos tocamientos, termine humedeciendo los leggings impregnándolos de mis fluidos vaginales. Por cierto, al descubrir mis tetas, le da opción al imbécil cabestro de poder contemplarlas de nuevo después de mucho tiempo sin poder mirarlas, así que en cierto modo el zoquete cornudo debería estarle agradecido por el regalito visual con el que "L" le obsequia y que de otra forma se vería aplazado durante muchísimo tiempo más. El puto mierda sabe que solo tendrá acceso a ellas en condiciones de humillación semejantes a la que esa mañana tuvo que soportar.

 





     En un momento dado hablamos mi amante y yo por lo bajito y sin que la mariquita se enterara, que sería muy buena idea el proporcionarle su primer biberón de leche de macho, para irlo acostumbrando a lo que va a ser su futuro como complaciente putita sissy, no obstante para dejar a "L" madurito para la corrida y con los cojones bien llenos (como se puede apreciar), me lancé a comerle el rabo ya que también me apetecía muchísimo volver a tenerlo dentro de mi boca y quería quedarme con ese regusto a buen semental que emana de esa gordota ciruela que corona su hermosa polla, cuando percibí que aquello vibraba y que la eyaculación estaba cercana, estuve segura de que la fruta estaba lo suficiente madura para ser recolectada y que solamente faltaba el cerdo peón que debía recogerla. Paré de mamar y fue entonces cuando le ordené al cornudo que cambiara su sitio con el mío.

 




     Sumisamente Porky me entregó la cámara y sin todavía saber lo que se le venía encima, pasó al asiento posterior y se sentó al lado de su corneador, fue entonces cuando se le ordenó que se amorrara al duro cipote de "L" y empezara a mamarlo pajeándolo sin parar con su morro porcino. Con un gesto que denotaba claramente lo poco que le gustaba hacerlo, obedeció al instante, agachó la cabeza y comenzó a chupar como un ternero en la ubre de la vaca. En esos momentos el cornudo pensaba, (como así supe después, al llegar a casa y a través del castigo que recibió) que solamente le mamaría un poco el pene, como otra de las muchas veces que se había visto obligado a hacerlo con diferentes "amigos" míos, pero que para finalizar la cita, mi macho o yo propiciaríamos la corrida sobre alguno de los clínex que habíamos preparado delante de sus atocinados ojos, con la divertida intención de sorprenderlo mucho más.

 




     Tomé la cámara y me dispuse a filmar desde el mejor ángulo que el habitáculo del coche me permitía, no queriéndome perder detalle alguno del inminente bautismo de lefa del cornudo. Disfruté muy viciosamente viendo al mamón trabajando la verga de mi macho que entraba y salía de su hocico una y otra vez machacando la lengua y morro del puerco. Me encantaba contemplar como "L" lo usaba para su placer sin tener en cuenta lo que el puerco pudiera sentir, era como si le estuviera violando el hocico a un puto animal sin sentimientos. De pronto la garganta de mi amante empezó a emitir fuertes suspiros y algún que otro gemido gutural, síntoma evidente de que la eyaculación estaba muy cercana, en aquel momento comenzó a culear fuertemente metiendo la pija más adentro y atragantando con sus pollazos la garganta del puerco que todo colorado seguía lamiendo apuradamente aquella dura estaca. De pronto mi macho dio un par de golpes de riñón acompañados de un gruñido de satisfacción al mismo tiempo que sus cojones se contrajeron y comenzaron a lanzar toda la descarga de cremosa lefa depositándola en la boca del cerdo mamón que inesperadamente sintió como sus porcinas fauces se llenaban de los espesos grumos que la pija de "L" iba escupiendo en su interior. Los trallazos de leche le llegaban hasta la garganta, y las papilas gustativas del puerco percibían por primera vez de una forma mucho más intensa y directa a como nunca lo había probado, todo el sabor y aroma del semen de un auténtico semental.

 

     Os confieso que la contemplación de todo aquello me puso calentísima y me hizo desear mucho más al Macho Alfa dominante del Beta maricón que tengo la desgracia de tener por marido, me lo hubiera follado allí mismo, pero el sitio era demasiado indiscreto y las pelotas de "L" se habían vaciado, por lo que inevitablemente necesitaría un tiempo del que no disponíamos para volverlas a abastecer.

 

     Sin embargo y para contrariedad mía, al hijo de puta cornudo todo aquello le superó y reaccionó como no debería haberlo hecho (tal y como podéis ver en el vídeo), terminó lloriqueando, casi vomitó y además manchó la ropa de mi semental, cosa que me enfadó bastante y que luego le hice pagar nada más llegar a casa, propinándole un buen correctivo y metiéndole un plug en el culo para irle metiendo en su puta cabeza, que él no es más que una sissy maricona y que su deber para lo que le quede de vida, no será otro, que proporcionarles todo el placer que pueda, con cualquier parte de su cuerpo a cualquiera de los machos que estén conmigo y que deseen divertirse o satisfacerse con él.

 


     Una vez que "L" hubo descargado sus testículos, alimentando con su espesa leche condensada al desagradecido puerco y encontrándose ya más relajado, dimos por terminada la cita, prometiéndolos volver a quedar en la habitación de un hotel, para tener una sesión de sexo mucho más completa y larga, con la condición por parte de ambos, de que solamente la tendríamos cuando todo lo del covid esté mucho más controlado y eso que los dos tenemos muchísimas precauciones.

 


     Posteriormente intercambiamos algún correo para cambiar impresiones sobre lo que nos había parecido la experiencia y dejar también muy claro, que la próxima vez que nos veamos, el puerco no tendrá opción alguna a la hora de tragar todo lo que "L" quiera derramar en su puta boca, ya que yo le voy a sujetar fuertemente por la nuca y mi macho de las orejas, además de taparle la nariz si es preciso. Me he propuesto que sea una excelente ordeñadora y a fe que lo conseguiré ¡YA LO CREO QUE SÍ!

 


     Como ya os conté en un reportaje de no hace mucho tiempo, mi proyecto de sissificación de la mariquita continúa en activo, lo principal y antes incluso que el vestuario de putita, sigue siendo el de experimentar como cambiar el cerebro de lo que antaño fuera un hombre en el de una hembra sumisa y complaciente deseosa de machos que la sometan y la usen como mejor les apetezca.


 

     Hace ya muchísimo tiempo que Porky para mí ha dejado de tener interés como persona y cuando lo miro y observo sus comportamientos, no veo más que un ser irracional dependiente de mis deseos y solamente puedo compararlo a una cobaya con la cual estoy experimentando y tratando de comprobar si los maricones nacen o se hacen.

 


     Para conseguir que mi experimento llegue a buen puerto voy a emplear con el animal, cualquier medio por duro que le pueda resultar, desde el dolor físico al psíquico, pasando por el chantaje emocional o el temor al abandono, incluso si hace falta lo privaré de alimentación durante periodos lo suficientemente largos para que se debilite, pero sin que llegue a enfermar, lo malo de retirarle el "pienso" es que el "gorrino" se pondría de tipo fino y a mí me gusta verlo atocinado y seboso, me da más asco y me divierto mucho más castigando sus lorzas, así que eso sería en última instancia.

 


    Una situación con la que fantaseo y que me encantaría poder llevar a cabo y grabar, sería la siguiente. En breve van a comenzar las diferentes campañas de recolección hortícola en diferentes puntos de España, pues bien, me gustaría entablar contacto con algún agricultor sádico y del cual dependieran un buen montón de temporeros para que me diera la oportunidad de llevar a Porky a uno de sus establos, obligarle a ponerse desnudo y a cuatro patas, con los pies y manos enfundadas en cuero a modo de pezuña impidiéndole usar los dedos y posteriormente anudarle las pelotas por detrás, para seguidamente pasar la cuerda por una anilla que previamente se habría sujetado al techo, y de esa forma poder tensar los testículos del animal en cualquier momento obteniendo como resultado la facilidad para maniobrar y dominar al puerco a conveniencia. Una vez dispuesta la maricona animalizada de esa forma y previo un trabajo psicológico intenso en su corto cerebro, dejándole muy claro de que si no se sometía a todo lo que se le pidiera se quedaría allí enclaustrada durante muchos días o meses, yo sabía seguro que todo era cuestión de más o menos tiempo, cosa que a mí me sobraba, así que resultaba inevitable que la bestia terminara aceptando la situación rápidamente. Una vez conseguido lo que el horticultor y yo queríamos como principio de la sádica experiencia, se le permitiría pasar la noche tumbada sobre la paja del suelo y con la cuerda lo suficientemente floja para que pudiera dormir hasta la hora que tanto mi amigo como yo decidiéramos que era la adecuada para su primer y casi único alimento diario. A una hora temprana de la mañana entraríamos en el establo y tiraríamos de la cuerda hasta hacerle incorporarse, dejándola a cuatro patas de nuevo, y cogiendo un comedero de otros animales, le echaríamos unos buenos cazos de pastura porcina para tratar de que se mantuviera en buena forma para nuestros intereses. Al terminar de comer y beber se le permitiría quedarse relajada durante todo el día hasta la finalización de la jornada y ahí es cuando comenzaría lo fundamental del experimento.

 


    Para no encontrarnos con problema alguno, previamente el vicioso agricultor y yo, habríamos hablado con dos o tres de los temporeros que mejor se podrían acomodar a nuestros intereses, ofreciéndoles un premio monetario si se prestaban a romper el hielo para que el resto de sus compañeros perdieran el resquemor ante lo que iba a suceder y se mostraran dispuestos a secundarlos. Como ya he dicho, terminó la jornada y entonces el patrón reunió a todos los sudorosos temporeros en la puerta del establo y después de una pequeña charla amigable para hacerlos más receptivos, (aunque seguramente muchos de ellos no entenderían nada de lo que se les estaba hablando) les dijo, qué dado que durante bastantes días no iban a tener ocasión alguna de tener relaciones sexuales, se les ofrecía la oportunidad de aliviarse diariamente de otra forma. Inmediatamente ese comentario captó la atención de los que comprendían español y sería entonces cuando les diría que tanto mi marido como yo teníamos una fantasía que queríamos realizar y que ambos estábamos de acuerdo en llevarla a cabo, también se les diría, que mi esposo no podía hablar pero que estaba dispuesto para tener esa experiencia.

 



     Después de hablar con los predispuestos colaboradores y constatar que no les importaba lo más mínimo el tener contacto con otras personas de su mismo sexo, pasaríamos (sin darles muchas más pistas) a comunicarles a toda la cuadrilla, que la fuente para poder aplacar sus necesidades se encontraba esperando dentro del establo y que cualquiera de ellos que quisiera hacer uso de ella, podría pasar al interior y sin hacer ninguna pregunta al ser que estaba esperando, descargar sus testículos mediante su utilización, todos aquellos que estuvieran interesados tendrían que esperar turno fuera y los restantes que no tuvieran interés o no se atrevieran a hacerlo, deberían retirarse a su barracón.

 

     A la pregunta que les formulamos de ¿quién quería ser el primero?, los temporeros que habríamos comprado y aleccionado, contestarían rápidamente levantando la mano muy decididamente, solicitando usar la "saca leches" y esa premura por conseguir turno, sería casi seguro el detonante para que muchos más de los inmigrantes alzaran la mano con prontitud, ya que aunque algunos probablemente se mostraran reticentes en un primer momento, al ver a sus compañeros tan decididos y temiendo perderse la oportunidad que se les presentaba de poder disfrutar de algo sexual y misterioso, también se apuntarían. Quiero pensar que muchos de aquellos hombres podrían imaginar que iba a ser yo la encargada de satisfacerles y seguramente que en el momento en que les tocara pasar al interior del establo se llevarían una enorme sorpresa al ver a un tío gordo en pelotas y a cuatro patas, pero después de esa primera toma inicial, no creo que fueran muchos lo que se echaran para atrás.

 


     A los tres compinches nuestros, se les explicaría como debían proceder para que el experimento diera los resultados que yo quería conseguir: con una mano tirarían de la cuerda tensando el escroto del puerco hasta obligarle a que abriera el morro y en ese momento le meterían toda la polla (que ojalá fuera negra) en el interior de la porcina boca, comenzando a follársela hasta correrse, se les dejaría bien claro que si querían que mi "amado esposo" pusiera el máximo interés lamiendo y tragando, no deberían hablarle bajo ningún concepto, solamente tendrían que tensar la cuerda fuertemente estirando sus cojones sin temor a hacerle daño ya que  él disfruta con el dolor (cosa falsa, claro está, pero que consideramos que era lo que ellos debían pensar) y de esa manera conseguir que la obligada mamada fuera más intensa y trabajada, hasta lograr la más placentera de las eyaculaciones, consiguiendo en ese instante que toda la cuajada de sus testículos pasara a las tripas del cebón. Se les diría también que el que más partido supiera sacar del uso de la "saca leches" sería el elegido para quedarse dentro del establo e ir instruyendo a todos los peones que fueran entrando y por descontado que por el desempeño de esa morbosa labor se le gratificaría con algunos privilegios extras en su jornada laboral.

 


     Mi experimento no sería otro, que el conseguir que la aspirante a sissy, tragara la mayor cantidad posible de espeso yogurt de inmigrante, mientras estuviera confinada en el establo, ya que ese sería el único alimento que recibiría hasta el desayuno con pienso del día siguiente y que probablemente se le mezclaría también con buenas dosis de semen de cualquier procedencia: humana o animal. La idea de mi ensayo, sería que la puerca terminara acostumbrándose a los diferentes sabores de las diferentes leches y de las distintas razas.

 

    Para que su encierro pudiera terminar, debería escuchar de su hocico y suplicando con desesperación, las siguientes palabras: ¡AMA QUIERO MÁS LECHE, POR FAVOR! cuando a mis oídos llegara esa expresión proveniente de la boca del animal, debería sonarme lo suficientemente convincente para que yo tomara la decisión de liberarlo y llevármelo para casa, ya que en ese momento daría por terminado y cumplido uno de mis principales objetivos.

 


    Seguramente os pareceré demasiado dura por desear o querer llevar a cabo una experiencia como la que os acabo de contar o similar a ella, pero tener por esposo una mierda como Porky que ya no tiene nada de hombre, incapaz incluso de que su minúscula pollita se ponga ni medianamente dura a pesar de lo chiquitita que la tiene, me resulta repugnante y casi vomitivo, únicamente me inspira sentimientos sádicos y perversos hacia él. Aunque de todas formas, y para que no juzguéis mis planes demasiado duramente, os diré, que si alguna vez puedo realizar algo así, me aseguraré previamente de que todos los tíos que quieran correrse en el estómago del gorrino, estén perfectamente sanos. Lo último que querría, es que por una imprudencia, el animal se me estropeara o muriera. Por más ganas que tenga de amargar su existencia, debo permanecer con la mente lo más fría posible y tratar de preservar cuidadosamente a esa "cosa" que tantos momentos de diversión me proporciona. Tengo el máximo interés por alargar su triste existencia tanto como pueda para continuar haciéndole la vida tremendamente dura, hasta el día en que al imbécil le tenga que encargar una placa de mármol en la que haré grabar un R.I.P. entre unos majestuosos cuernos.

 

    Para que yo haya podido desarrollar tal grado de odio, desprecio y ganas de revancha hacia el hijo de puta cornudo, me tengo que trasladar mentalmente a los duros tiempos en que estuve casada con él, hasta aquel bendito momento en que empezó mi liberación y comencé a descubrir todo este camino de dominación y vicio que emprendí hace ya como unos doce años aproximadamente, habiendo podido tener acceso a un aprendizaje intensivo siempre guiada por la mano de mis primeros maestros en el bdsm y a los que tan agradecida les estoy por todos los beneficios que sus enseñanzas propiciaron en mi vida (cosa que ya sabéis todos los que habéis leído mis principios).

 


     Al comenzar aquella gratificante andadura en el mundo de la dominación, mi forma de ver las cosas dio un giro de 180 grados y casi al instante percibí todo el poder que podía adquirir sobre muchos hombres, pero principalmente sobre mi "querido esposo". Inmediatamente que fui consciente de aquel poder que estaba descubriendo y que me tenía hechizada, comencé a fraguar mi venganza por toda la miserable vida que tuve que vivir al lado del inmenso hijo de puta que había tenido que soportar por marido. En todos los años que estuve casada con Porky, el muy cabrón había logrado hundir mi autoestima de las maneras más humillantes, haciéndome creer que no valía para nada como mujer, algunas veces me llegó a decir que no serviría ni para puta. Me hacía sentirme una basura, le tenía que pedir permiso en mi forma de vestir, recibir algún empujón o desprecios e insultos bastantes despectivos delante de algunos de nuestros amigos y también de la zorra de su madre, que le reñía los calificativos degradantes que me lanzaba. Estoy convencida de que todo el complejo que llevo arrastrando con el tamaño de mi culo, fue a consecuencia de todas las mofas que me hacía sobre él. Me resultaba denigrante cuando delante de sus amigos y sus parejas me llamaba: Culo gordo, culona, e incluso algunas veces les decía burlándose que tenía los andares de una cerda con semejante trasero. Todas esas afrentas que socavaban mi autoestima, debía de escucharlas mientras iba a la cocina para servirles a todos las bebidas y picoteo. Mientras marchaba apresuradamente trataba de ocultar mi trasero avergonzada de irme acompañada de las risotadas de todos ellos y todavía peor de las de ellas, que aún me resultaban más hirientes y me hacían sentirme inferior. Había ocasiones en que me demoraba en regresar al salón, un poco más de la cuenta, intentando de esa manera el que no se dieran cuenta de las lágrimas que solía derramar a escondidas tratando siempre de que el "señor" no se enfadara y que mi niña no me viera tan triste y también para que aquellas reuniones de amigotes resultaran lo mejor posible, procurando aparentar ser feliz con semejante cabrón.

 


     Al terminar aquellas odiosas veladas en las que solía terminar bastante borracho, todavía se ponía más agresivo, queriéndome follar sin importarle lo que yo deseara. Normalmente me decía como me tenía que colocar para que él pudiera montarme a su conveniencia y gusto, mientras me decía despreciativamente,

   - A ver si aprendes a joder y darme gusto ¡coño!, que cada día me tengo que esforzar más para follarte ese chocho de puta que tienes.

Me hacía abrir las piernas y para humedecerme el coñito que estaba reseco por no haber tenido ningún tipo de preliminar, me pegaba un par de escupitajos y luego sin más palabras me metía su pollita (por entonces yo pensaba que tenía un buen tamaño, ahora sé que era y es una puta miseria), daba unos cuantos empujones aplastándome con su peso y resoplando en mi oído todo sudoroso mientras me hablaba de lo buenas que estaban algunas de las mujeres de sus amigos y que a ellas si que se las follaría bien a gusto. Hipócritamente me decía que lo perdonara, pero que si no se imaginaba que se las estaba tirando a ellas, conmigo le sería imposible correrse.

 

     A mí solo me quedaba el consuelo de que terminara pronto de montarme, sabiendo de esos sucios pensamientos suyos y teniendo que escuchar mientras me clavaba su penecito, como me nombraba con el nombre de la amiga que más le gustase en ese momento, hasta que por fin lograba correrse dentro de mí, gruñendo como un cerdo. Pasados unos instantes de aplastamiento corporal que yo debía soportar se desmontaba y no resultaba nada raro oírle decir,

   - ¡Haz algo coño!, ve al baño y límpiate el chocho, luego trae papel y límpiame la verga que no tengo ganas de levantarme.

Yo sumisamente lo hacía y en la mayoría de las ocasiones le tenía después que encender un cigarrillo para que se lo fumara relajadamente, mientras yo tendida a su lado le acariciaba el pecho, escuchándole decir lindezas del tipo.

   - A qué te ha gustado culona...Dime lo mucho que te calienta que te monte, quiero oírlo

   - Si cariño me gusta mucho, me follas muy bien con ese pene tan grande que tienes y te deseo muchísimo.

Le decía todas esas cosas que él quería escuchar de mis labios, para que no se enfadara conmigo y que la noche terminara bien, le acariciaba hasta que terminaba de fumar y en casi todas las ocasiones, llegados a ese momento, me daba la espalda y me decía,

   - Acaríciame la espalda y dame besos por ella hasta que me duerma, cuando lo haga puedes dormir tú.

Trataba de esmerarme para que se durmiera lo más rápido posible y en cuanto escuchaba sus ronquidos me volvía hacia el otro lado y debo admitir mi debilidad mental por aquel entonces ya que muchas noches terminaba derramando lágrimas de amargura hasta que el sueño me vencía, sintiéndome una basura como mujer y lo que todavía era peor, en mi interior pensaba que mi marido tenía razón y que yo tenía suerte de que el muy puerco me hiciera algo de caso y quisiera estar conmigo. Hasta ese punto había conseguido socavar mi autoestima.

 

     Por todo lo que os acabo de contar, al ir asimilando todo el poder que paulatinamente iba adquiriendo y al mismo tiempo tomando plena conciencia de todo lo mal que lo había pasado con aquel hijo de la gran puta, el rencor e incluso odio que se instaló en mi interior hacia Porky fue inmenso y solo pensaba en como vengarme y hacerle pagar todos los años de placer y vida que me había arrebatado y todavía ese odio se hizo más intenso, cuando comprobé que como hombre no valía nada, al descubrir lo que era un orgasmo y una buena polla con el primer macho de verdad que me folló.

 


     Lo que quería explicaros, es que en aquellos primeros meses en que mi dominio sobre el puerco machista se iba cimentando, todos los castigos y humillaciones que con ayuda de algunos machos le iba administrando, no eran más que para descargar toda la rabia acumulada. Mi cabeza era un cúmulo de rencor y aversión hacia el que terminaría siendo uno de los mayores cornudos que pululan por la red. No os negaré que en aquellos días, me pasó por la cabeza llevarlo a una clínica y castrarlo, además de atiborrarlo de hormonas, para que supiera y entendiera mejor lo que siente una mujer, Le hubiera hecho barbaridades y de hecho en alguna ocasión aquellos maestros que me estaban guiando y enseñando, tuvieron que frenarme en mis propósitos.

 

    Al irlo convirtiendo en la basura humana que es hoy en día, toda aquella animadversión y repulsión que sentía por el subnormal, fue decreciendo, al mismo tiempo que yo iba recuperando la estabilidad emocional además de un enorme subidón de autoestima. Lo malo para el desgraciado fue que por aquel entonces empecé a desarrollar una tremenda adición por el sadismo, debido a que me proporcionaba unos placeres que nunca hubiera podido imaginar y me hacía disfrutar de una forma incontrolada, mojando mis braguitas mientras torturaba o hacía sufrir al perro cornudo, ya convertido en puto esclavo.

 

     Con todo lo que os voy contando, no estoy haciendo más que destapar la evolución de mi personalidad ante vosotros, esperando que entendáis el porqué de todo lo que hago y sepáis disculpar mis excesos o brutalidad que en ocasiones ejerzo sobre mi animal, sé que a mucho de vosotros os importa muy poco lo mal que lo pasa el mal nacido e incluso os gustaría que subiera la intensidad de los castigos, pero también sé que a otros os puede herir la sensibilidad, para estos últimos deciros que siento que no sepáis entender mi comportamiento, pero también quiero que tengáis muy claro que casi con toda seguridad, con el tiempo iré cambiando la altura del listón de sufrimiento que ejerzo sobre Porky, pero cuando lo haga, solamente será para causarle más dolor, humillación y sumisión.                                   

 

    Y para terminar este largo testimonio, os comento un poco por encima todas las imágenes que ilustran este reportaje:

 

- Las fotos en la que estoy con la lencería que me regaló "L", las hizo el cabestro nada más llegar a casa para enviárselas a mi amante y pudiera disfrutar viéndome con el conjunto puesto y que además me dijera si le gustaba como me quedaba.

  

- Las tomas en las que le estoy mamando la polla de mi amante, son algunas capturas del vídeo en las que se puede apreciar mucho mejor como disfruté metiendo su gordo y mojado glande dentro de mi boca, saboreándolo como si fuera un goloso chupa-chup. Como podéis comprobar en ellas se ve más detalladamente la gula que demuestro tragando esa hermosa pija.

 

- En las que se ve el culo del puerco bien marcado, fueron las que le tomé al muy estúpido, después de darle una buena tunda por no haber tragado todo el regalo que mi macho depositó en su boca y encima manchar su ropa y el coche. Como veis también le metí un plug en el culo para que se vaya acostumbrando y ensanchando sus agujeros, preparándolo así para el futuro que le espera como sissy puta.

 

- El vídeo en que "copernicus" está pajeándose mientras ve mis fotografías, me ha parecido muy morboso y me ha gustado mucho además de resultarme muy halagador, me encanta y excita ver como toda esa cremosa lefa se derrama pensando en mí. Lo he visto muy bien filmado y aunque quizás a algunos os parezca que no pinta nada en el reportaje, lo he querido colgar, previa autorización de mi morboso amigo.


 

- Por último, solamente queda la grabación de lo que ocurrió en el coche, sobre la cual hay poco que contar, ya que lo mejor es verla y escucharla.

 

Me despido hasta el próximo reportaje, en que seguramente ya llegaremos a las 900.000 visitas, esperando que os haya gustado y a ser posible calentado todo lo que os acabo de narrar, besitos.