En la mañana del pasado sábado me
arreglé y maquillé un poquito para ir a ver a una persona con la que había
quedado para conocernos un par de días antes, el primer contacto lo habíamos
tenido por correo electrónico y posteriormente por wasap.
Nos citamos en la puerta de un
hotel discreto y ambos con exquisita puntualidad, nos encontramos en ese lugar.
Después de los dos besos de presentación y una vez comprobado que la primera
impresión había sido buena, decidimos buscar un sitio menos visible para ver si
podía surgir algo más entre nosotros, mientras tomábamos estas decisiones, el
cerdo callado e ignorado permanecía de pie a una distancia prudencial y
conveniente para una mascota, (Tal y como tiene aprendido en el adiestramiento
que con él llevo a cabo) y en espera de mis órdenes para husmear un lugar
adecuado a mis gustos.
La mañana era ventosa y fresca,
la verdad es que no era nada propicia para llevar puesto un atuendo demasiado
liviano. Conducidos por el ciervo/chofer, dimos unas cuantas vueltas por la
zona ya que había mucha gente en el parque al que me gusta acudir y también
deportistas con bicicletas y corriendo, así que después de un buen rato, nos
metimos por un camino que aunque no estaba deshabitado del todo, nos pareció
que podía servir para tener un poquito de morbo.
Aparcamos el coche y por un sendero
de tierra, nos dirigimos cogidos de la cintura y con el perro siguiéndonos dos
pasos por detrás, (como es preceptivo), hacia un sitio un poco más apartado, en
el que había un claro rodeado de 5 ó 6 pinos. El lugar quedaba algo resguardado
de la vista de los posibles ciclistas que rondaban por allí cerca;
aparentemente se podía prestar para el juego morboso que a mi me gusta, aunque
el viento fresco pegaba bastante fuerte y no invitaba a desprenderse de los
chaquetones.
El macho iba caliente y se percibía,
no hicimos llegar y ponerme enfrente de él, para que sin pausa alguna, tomara
la iniciativa de besarme con mucha pasión, (Con anterioridad yo le había dado
la orden a Porky de que empezara a fotografiar y grabar), me gustó su manera de
manejar la lengua recorriendo mis labios e introduciéndose en mi boca, mientras
me abrazaba y metía la mano por el interior de mis leggins, tocándome el coñito
y pajeándome, tampoco os negaré que por mi parte, me encantó acariciar su verga
de buen tamaño, dura y caliente.
El juego morboso transcurría
perfectamente, me gustaban sus caricias y no podía evitar que la calentura me
hiciera humedecer, pero echaba en falta, (como casi siempre me ocurre), que el
macho humillara al cornudo, así que traté de provocar el que se diera una
situación propicia. Como una imagen vale más que mil palabras, podéis ver en el
vídeo lo que pasó a partir de ese momento.
Al bajarle los pantalones para
exhibir al animal a la vergüenza de ser contemplado por un hombre de verdad, me
encontré con la sorpresa, de que el muy hijo de puta se había puesto
calzoncillos; ¿Donde se ha visto una maricona con ropa interior de hombre?,
como veis en la grabación, me sentó fatal ese comportamiento y no pude por
menos que abofetearlo y escupirle en el hocico, restregándole las salivas
mezcladas, de mi amante y mía por toda su asquerosa cara porcina.
Lo dejé allí medio desnudo
temblando de miedo y frío, aguantando el viento que castigaba sus grasientas
carnes, mientras yo me retiraba de su lado y volvía a fundirme en besos y
caricias con el macho Alfa. Lo cierto es que no estuvimos demasiado rato, ya
que nosotros dos, a pesar de estar casi vestidos, no terminábamos de estar
demasiado cómodos con esa frescura que nos envolvía, así que cortamos la
situación y solo entonces permití que el engendro tapara sus vergüenzas,
ordenándole que nos siguiera de nuevo al coche para llevarnos al mismo lugar
donde habíamos iniciado la cita y donde mi caliente amigo había dejado su
vehículo.
Sin más, al llegar a la puerta
del hotel, nos despedimos cariñosamente y cada uno nos fuimos por nuestro lado,
pero yo no iba demasiado contenta con el comportamiento del animal y mucho
menos por no haber podido exteriorizar algo más de mi vena sádica que me gusta
ejercer sobre el puto puerco.
Con esa insatisfacción no pude
por menos que al pasar cerca de un tramo de carretera circundante al polígono,
ordené al idiota que parara y bajara del coche, a empujones lo llevé a unos
escasos metros de la vía por donde no paraban de pasar vehículos, con el fin de
humillarlo y castigarlo, le hice mostrarse semi desnudo luciendo el cinturón de
castidad, tiramos unas fotos y un poco de grabación (Muy mal hecha por cierto,
se me dan mejor otras cositas) pero desafortunadamente la situación fue muy
cortita ya que como también podéis escuchar en el vídeo, había unos camioneros
que estaban mirando y en un momento dado iniciaron un acercamiento hacia donde
nos encontrábamos nosotros, así que por si las moscas, hice vestirse al cabrón
y yo me guardé las tetas (símbolo de dominación sobre el manso) dentro del
sujetador, dando por terminada esa mañana tan Fría, pero por otra parte tan
Caliente.