lunes, 26 de junio de 2017

Proceso del cambio - 3.ª Parte

Después de toda aquella conversación con Jorge, una vez acostados noté a Dana muy rara, se le notaba como excitada por la situación, yo tenía que madrugar al día siguiente y traté de capear sus requerimientos, pero aún así y para que no se enfadara le dije,


- Vuélvete que te hago un masaje en la espalda para relajarte y que te duermas.


Ella no paraba de frotarse contra mi zona púbica, pero yo no estaba muy inspirado con lo que había pasado, me parecía que no habíamos tenido una buena idea con aquello, desconfiaba en tener una cita con alguien sin saber quien, ni como era, me era imposible no hacerme preguntas como,

- ¿Y si nos quiere hacer algo malo? ¿Y si nos quiere robar?,


- Yo tengo poca fuerza y lamentablemente me acobardo con situaciones que no puedo controlar, mi esposa me decía por aquel entonces que yo era muy blandito, actualmente me dice que estoy fofo, o cosas peores, me llama gallina, y se ríe imitando el sonido de las gallinas, co..co.. cooo. cloooo, clooo, cloooo.







El caso es que masajeándola me quedé dormido; por la mañana cuando sonó el despertador, Dana ya se había levantado, estaba metida en el baño, piqué en la puerta y me hizo esperar un buen rato, tanto que casi llegué tarde al trabajo, al salir la noté seria, le pregunté si le ocurría algo y me dijo que no le pasaba nada, me preparó el desayuno y se metió de nuevo en la cama, yo fingí no darme cuenta y no le di más importancia, además me alegré porque ya que no dijo nada de lo de la noche anterior, pensé que lo de la cita se lo habría pensado mejor y no acudiríamos, al fin y al cabo Jorge nos había dicho que avisáramos, estaba tranquilo, si lo dejábamos era una noticia buenísima para mi y todo seguiría como hasta ahora, sin cosas raras de las que poder arrepentirnos.






Tuve un día bastante liado de trabajo, visitando clientes y demás, volví a casa sobre las 7,30 de la tarde, bastante cansado, me descalcé y me puse el pijama, cuando fui a la cocina, estaban Dana y mi hija tomando un zumo, me miró y me dijo,

- Muy cómodo te has puesto, acuérdate que tenemos que salir.

Esas palabras fueron un jarro de agua fría para mi y no pude evitar que volvieran los pensamientos sombríos, de todas formas le contesté,

- Pensaba que no te apetecía cielo, además he trabajado mucho hoy.

- Anda cariñín haz un esfuerzo, que si no mi amiga se enfadará si no acudimos. - (Me hizo un guiño, sin que se percatara mi hija).

Vi que Dana tenía muchas ganas de ir a la cita, y pensé que debía de hacer lo imposible y acudir con ella, por nuestro matrimonio y porque no fuera a pensar que no me atrevía a ir.

- De acuerdo bonita, ahora cuando coma algo, me arreglaré.



Nos vestimos para salir y nos despedimos de la niña diciéndole que procuraríamos no alargarnos mucho.

Nada más meternos en el coche sacó Dana el papelito doblado donde tenía apuntado el teléfono de aquel hombre, me lo dio y me dijo,

- Llama a Jorge tal y como quedamos anoche.

- Vale cariño, como tu digas, - le respondí inseguro, pero tratando de aparentar tranquilidad,

Marqué el número, luego dio varios tonos y pensé con alegría que quizás no lo iba a coger, pero entonces descolgó.

- Hola, ¿Quien eres?

- Soy el esposo de Dana - dije con voz algo temblorosa

- Hombre que alegría - exclamó - mi parejita veterana y novata, deduzco que venís a la cita, me alegro mucho de vuestra decisión - ¿Cómo vais vestidos?

- Pues Dana lleva una blusa rosa claro, una falda negra plisada y unos zapatos de tacón bastante alto de color azul y con brillantitos por encima.

- Descríbeme su pelo, peinado y color.

- Lo lleva rubio y melena larguita - en ese momento Dana me dio un codazo para que me fijara en su pelo

- Perdón, quiero decir melena corta, no me había dado cuenta que hoy ha ido a la peluquería.

- Muy mal amigo, eso es un punto negativo para ti, el que no te hayas fijado antes en tu esposa, es imperdonable. ¡Discúlpate ante Dana!

- Luego lo haré, contesté un poco ofendido ante su manera de hablarme

- Ahora mismo y en voz alta, quiero oír como te disculpas con ella, (me soltó con una voz autoritaria, que me pilló de sorpresa)




- Vale ya se lo digo, - le hablé seguidamente a mi esposa

- Cariño perdona que no me haya fijado en el pelo tan bonito que llevas, es que he llevado muy mal día en el trabajo, me ha dicho Jorge que tengo un punto negativo por eso, lo siento.

Enseguida escuche la voz dominante de aquel hombre al otro lado del auricular.

- Muy bien, como vayas a venir vestido tu me da igual, no me fijaré demasiado en ti, así que tranquilo, solo tendré ojos para ella, no os retraséis mucho, yo me arreglo y voy para allá, si tardo algo de tiempo me esperáis, cuando llegué ya os reconoceré y me dirigiré a vosotros, hasta ahora.

- Le esperaremos, hasta ahora



Esa forma de hablarme tan poco respetuosa aún me hizo estar más nervioso, pero a mi mujer parecía que le hacía mucha ilusión y no quería defraudarla.



Llegamos a la cafetería, estaba bastante llena de gente, había un par de mesas libres, nos sentamos en la que estaba más discreta a la vista y pedimos dos consumiciones, pasaban ya 10 minutos de la hora y no aparecía nadie, había un hombre de buen aspecto en la barra que alguna vez miraba hacia donde estábamos, como pasaba el tiempo y no se dirigía a nosotros, me dijo Dana,

- Igual es ese caballero, si te parece me voy al baño para que vea como voy vestida a ver si dice algo.

Asentí con la cabeza, mi esposa pasó por su lado, bastante cerca, pero el hombre no hizo mención alguna, al volver del baño, me dijo Dana,

- Igual no le hemos parecido bien, que rabia si es eso.

Pasaron como otros 10 minutos de espera y ya pensábamos que nos había dado plantón, pero como nos habíamos comprometido a seguir aguardando, nos mantuvimos en la cafetería, total luego volveríamos a casa y daríamos por terminada aquella locura.

Yo ponía cara de contrariedad pero por dentro no dejaba de sentirme aliviado, en esa tesitura estábamos cuando entró un hombre ataviado con cazadora, y pantalón oscuro de algodón, me pareció que tendría una edad parecida a la nuestra y con una pequeña cojera, buscó con la mirada por el local y en cuanto vio a Dana, vino directo a nuestra mesa, se puso de pie mirándonos y preguntó,

- ¿Dana?

- Hola, si, somos nosotros. - Contestó mi esposa con notable timidez

- Perdóname cariño, pero hasta que no me habéis llamado no me había arreglado, ya sabéis a veces me han hecho perder el tiempo. - Pero qué guapa eres, amor

La verdad que todo aquel "cariño" o "amor" me parecían fuera de lugar; entonces me miró y me estrechó la mano a mi, con una medio sonrisa y un seco

- Hola - y sin soltármela cogió a Dana de la cintura y le dio dos besos, mientras le decía lo bien que la veía y lo que le gustaba la ropa que se había puesto, etc. etc. todo esto sin soltarme la mano, incluso pretándomela excesivamente y sin mirarme, aquella situación me hizo sentir muy incómodo, deseaba que la presentación terminase rápido, tenía la sensación de ser observado por los que estaban cerca y no podía evitar sentirme avergonzado, sin saber muy bien el porqué.



- Aquí hay mucho ruido y demasiada gente, os propongo que me sigais con el coche, nos podemos ir al Hotelito El Cisne, aunque no está muy cerca, se puede hablar tranquilamente y es discreto, ¿te parece Dana?.

- Vale, nos parece bien, si se hace tarde ya llamaremos a nuestra niña. - Contestó mi esposa, con más decisión de la que me hubiera gustado.

- Paga lo que habéis tomado que nos vamos, - dijo Jorge, dirigiéndose a mi.

Me molestaba aquella actitud chulesca y me sentía bastante ignorado y manipulado, pero con mi espíritu que reconozco apocado, tampoco me atreví a llevarle la contraria, - total solo era una cita - pensaba en mi interior.





Le seguimos con el coche como nos había dicho y al llegar paramos en el parking de un pequeño hotel con cafetería, situado a la entrada de Zaragoza, como a unos 10 Km. del centro.



Nos invitó a que pasáramos al fondo y nos sentamos en unos sofás y sillones cómodos que había más retirados de la barra, al poco vino el camarero y nos preguntó que deseábamos tomar, Jorge pidió un Whisky y mi esposa tomó un chupito de crema de café pero cuando quise pedir yo, se adelantó él y dijo en tono de broma al camarero.

- ¿No tendréis algún reconstituyente para ver si nos crece y se desarrolla un poquito más el marido de

mi amiga, ja,ja,ja - (ese comentario desató las risas de ellos tres y yo sonreí de mala gana), me sentó fatal que Dana se divirtiera de semejante broma.

- Sírvele un batido de chocolate bien caliente, sin alcohol, ja,ja,ja,.... que luego tiene que conducir y a de cuidarme muy bien a su esposa.

El camarero nos miraba desconcertado y de forma curiosa, yo estaba rojo de vergüenza por la situación, me parecía estar viviendo algo irreal y que nada tenía que ver con nosotros.



Mientras mi esposa parecía divertida con las "ocurrencias" de aquel hombre, en cuanto se retiró el empleado, Jorge me miró divertido y me dijo,

- ¿No te habrá sentado mal? sólo son bromas sin ninguna malicia, anda ven a este lado, para que me perdones siéntate en este sillón que es muy cómodo y estarás más a gusto, ya me siento yo al lado de tu esposa.

- No, no, muchas gracias que estoy bien aquí. - Le respondí

Venga cámbiate ya, yo sé muy bien lo que te conviene. (Lo dijo con voz autoritaria de nuevo, ya me estaba mosqueando y sentando mal todo aquello).



Cómo podéis imaginar, ante su insistencia, me cambié sin apetecerme hacerlo y él se sentó al lado de Dana, que asistía a todo como espectadora,.... para mi gusto excesivamente pasiva y sin hablar, solo riendo con las tonterías de Jorge.

Al sentarse al lado de mi esposa con poco disimulo pasó el brazo por encima del sofá y muy cerca de los hombros de ella y comenzó a charlar, muy amigablemente, sobre todo con mi señora y desde luego conversación no le faltaba. Mi señora se mostraba expectante y divertida al mismo tiempo, me dio esa impresión.





- Bueno, bueno, cielo, espero no haberte parecido mal físicamente, tu a mi me has gustado mucho, te veo muy atractiva, los años te sientan genial y te dan un aire morbosillo, me gusta como te has maquillado ¿Lo has hecho para agradarme?

- En parte si, me apetecía dar buena imagen, aunque ya sabes que a las mujeres siempre nos gusta que nos vean guapas.

- Qué coqueta eres niña, aunque teniendo un maridín que no se entera de cuando su mujer va a la peluquería, no me extraña que quieras gustar a otros, llevas el pelo precioso (aquí se lo acarició entre los dedos) me gusta su suavidad, ¿Me dejas olerlo? me excita el olor del pelo.

Dana se encogió de hombros toda ruborizada, sin negarse a ello, él le cogió la cabeza se la acercó metió la nariz en su pelo aspirando su aroma y cerrando los ojos al hacerlo, mientras el brazo dejó que descendiera hasta tomarla por los hombros.

- Uuummmmm, me gusta, el olor del cabello de una mujer, es una de las cosas que me pone, mirad los dos, no puedo evitar este efecto, señaló el bulto que se había formado en su pantalón.





En aquel momento no reaccioné ni supe que hacer ni que decir, (aquella cita se me estaba escapando de las manos), pero no obstante sonreí tontamente, como no dando importancia a aquel momento de tan mal gusto; por su parte Dana tenía una risita nerviosa y la percibí bastante rara, en ese instante llegó el camarero, dejó las bebidas y unas galletitas para picar, seguidamente trajo el ticket, dándoselo a Jorge, este sin soltar a mi señora del hombro, le dijo,

- El marido de mi amiga, le pagará, - Y me pasó la bandejita con el importe.



Por aquellos años aún se podía fumar en los establecimientos, así que él encendió un cigarrillo y al ir a depositar el encendedor sobre la mesita, se le cayó al suelo, yo educadamente me agaché lo recogí y se lo entregué, Jorge en ningún momento hizo ademán de moverse, cosa que me extrañó un poco, además no me dijo ni gracias, solo hacía hablar con mi mujer mientras le acariciaba el cabello, le decía cosas al oído y se reían, le olía el pelo y le señalaba el bulto que presionaba su pantalón, yo era como el convidado de piedra, me sentía ridículo y fuera de lugar, a veces me miraban y se reían a carcajadas, yo sonreía por educación pero no sabía de qué y eso aún les hacía más gracia, llegó un momento en que se le volvió a caer el mechero quedando muy cerca de su pie, yo dignamente no hice ademán de recogerlo pero él muy serio me dijo con voz seca y fuerte,

- Dámelo, tu estás más cerca del suelo y te cuesta menos trabajo que a mi

- (Refiriéndose claramente a mi estatura), sin resistencia alguna lo cogí y de mala gana se lo entregué ¿Qué podía hacer?, mi mujer asistía a todo esto con cara de extrañeza y un brillo en los ojos que no

supe como interpretar.





- Al rato otra vez cayó el mechero al suelo, (para mi que lo hizo intencionadamente) esta vez, solamente me miró y lo señaló con el dedo, en un claro gesto de orden, para no enrarecer el ambiente, obedecí, fue al suelo dos veces más y ya no hizo falta que indicara nada yo estaba atento, me sentí como esos perrillos que están esperando que su amo les lance el palo, para ir corriendo a por él; la última vez que se lo recogí, se dirigió a mi esposa diciéndole.

- Tienes una suerte que ni te imaginas, te demostraré que tienes un regalo a tu alcance casi mejor que un premio de lotería, si lo sabes manejar, tu vida cambiará y no puedes imaginar de que manera, yo no soy psicólogo como os dije, pero no me falta vista para conocer a las personas y a tu maridín ya lo tengo calado.

- ¿Qué quieres decir?, preguntó Dana con mucha curiosidad

- Ya lo verás antes de salir de aquí haré una prueba para confirmar lo que te estoy diciendo.

- Estuvimos allí un buen rato, yo muy arrepentido de haber accedido a esa cita y deseando terminarla de una vez, pero mi esposa sin embargo la estaba disfrutando, se la notaba distendida y agradecida por las atenciones que Jorge le proporcionaba, incluso le dejó que le desabrochara el botón de arriba de la blusa para mostrarle el color del sujetador, vi como se asomaba y suspiraba con deseo, mi esposa me miraba como diciéndome,

- No pasa nada tranquilo, que son tonterías, - pero yo oí que él le decía alguna cosa más bien picante al oído, comentó de pasada algo de los pub swinger, cosa que Dana escuchaba intrigada y poniendo excesiva curiosidad, a veces mi señora le decía, apartándose, pero con muy poco convencimiento.

- No, no, no, eso no, que tu vas muy deprisita, ja,ja,ja,. - Se reía de forma nerviosa

Durante el transcurso de la conversación él estaba desmigando un par de galletitas con los dedos, y las arrojó dentro del cenicero, yo lo observaba y me parecía una marranada, pero no le di mayor importancia, aunque debo confesar que sin darme yo cuenta seguía todos sus movimientos casi con enfermiza atención.





Llevábamos ya bastante tiempo y se hacía algo tarde, aquel hombre le dijo a Dana de quedar otro día y ella no se negó, entonces viendo que estaba receptiva no desperdició la oportunidad y le propuso para la noche siguiente ir a conocer un local de ambiente en el que decía había estado alguna vez, le comentó que solo era tomar una copa y ver un poco a los demás clientes, la quiso tranquilizar diciéndole que no tuviera preocupación alguna porque allí no pasaba nada sin consentimiento y que la educación y respeto eran obligados y norma del local.





Mi esposa se mostraba bastante intrigada y le dijo que ya lo comentaría conmigo y que si a ambos nos parecía bien, lo llamaríamos para confirmar la quedada.

Ya nos estábamos despidiendo cuando muy serio dijo,

- No me he dado cuenta y mira lo que he hecho, he mezclado las galletas con todas las colillas y restos del cenicero, va a pensar el camarero que somos unos desagradecidos, me parece muy mal siendo un obsequio del Hotel

- No te preocupes Jorge, que no va a decir nada, es igual. - Dijo Dana

- No puedo permitir algo así, - contestó él - yo soy incapaz de menospreciar a nadie, cuando tiene un detalle conmigo, (y dirigiéndose a mi de forma imperativa)

- Haz desaparecer las galletitas del cenicero, rápido.

- Déjalo Jorge, que da igual, - le dijo mi esposa con cara sería.

- ¡¡No, no!! de eso nada, quiero que lo haga pero ya mismo, además si recuerdas tiene un punto negativo y de alguna manera ha de pagarlo, VENGA que nos tenemos que ir date prisa.



Con vergüenza y sin saber como reaccionar, miré a mi esposa con gesto de súplica, pero vi que en su mirada solo había expectación por ver mi reacción, viendo que no tenía salida ni coraje para negarme, me apresté a recogerlas como podía ya que estaban muy desmigadas, cuando fui a meter la mano, me paró en seco cogiéndome el brazo con fuerza, y me dijo.

¿A ti te gusta que el volante de tu coche huela a tabaco?, ¿verdad que no? pues eso pasará si tocas la ceniza y luego coges el coche, hazlo con la boca.

Yo con gesto suplicante y muy nervioso por todo aquello, tratando de evitar una situación tan humillante delante de mi esposa, le dije

 - Ya me lavaré, cuando termine si te parece bien
- No hay agua, - respondió con mala cara- comienza ya, ponte de rodillas (era una mesa baja) y así te tapará el sillón para que no te vea el camarero y se ofenda, - ¡¡EMPIEZA!!, venga, que no tenemos toda la noche, las manos atrás, en la espalda, quiero que no quede un solo trocito de galleta, las colillas las vas apartando con la lengua o las escupes si te entran en la boca, no dirás que no soy complaciente y miro por tu salud, ¡VENGA ...YAAAA! .



Mi mujer miraba con los ojos abiertos como platos y desconcertada por lo que estaba sucediendo, como si no creyera lo que estaba viendo, entonces él le dijo.

- Esto que ves, es la confirmación de mi regalo especial para ti, seguramente el mejor que te hayan hecho nunca, tienes que saber aprovecharlo, esto no es más que el inicio, yo te iré guiando como debes seguir trabajando para que puedas sacar el máximo beneficio para ti, eso si, siempre que continuemos viéndonos.





Sin dar crédito a lo que estaba pasando, me encontraba ya en aquella patética situación, de rodillas, aguantando las naúseas, tratando de coger los trocitos de galleta sin mancharme y comerlos, pero él de muy mala forma me cogió del pelo y empujó mi cabeza hacia abajo restregándome la nariz y boca por el fondo de aquel cenicero, diciendo,

-Mete el hocico que vas muy lento y tu hijita os espera en casa, por cierto........ ¿Es tan guapa como su mamá?,,,,, no me importaría conocerla.

- Tragué ceniza, sin querer hacerlo, escupía colillas, comía galleta con sabor a tabaco, fue una labor repugnante, cuando acabé tan despreciable tarea, terminé con los labios manchados de negro, Jorge con la excusa de la prisa, no me dejó limpiarme, yo llevaba los ojos rojos como consecuencia del asco que había pasado, revisó el cenicero con gesto burlesco y me dio su visto bueno, por fin nos levantamos y marchamos a la barra, menos mal que solo estaba el camarero que nos había atendido, él llevaba a mi esposa de la cintura totalmente pegada a él, se dirigió al empleado,

- Este sitio está muy bien, me gusta, si me hace el favor, cuando le pague el esposo de mi amiguita, le de también una tarjeta con la dirección, nosotros vamos saliendo cielo,

Yo esperé hasta que me dio la cuenta y la pagué, eso si, evitando mirar a la cara del empleado y no sin pensar que estaba haciendo un papel ridículo, fui corriendo a la parte trasera del coche, donde vomité varias arcadas, las tripas me daban retorcijones y dolor,  no sé si de asco o de haberme sentado mal lo que fui obligado a comer.



Dana me miró con cara preocupada, pero Jorge quitando hierro a lo sucedido, le dijo,

- Tranquila, amor, no pasa nada, unas cosas van unidas a otras, este es el comienzo y sabrás que los principios no sueles ser fáciles, pero todo será para tu bien guapa y  tú chiquitín - se dirigió entonces a mi con un gesto prepotente,

- Ve haciéndote a la idea de que las cosas cambiarán en tu vida, tu esposa merece algo más y tu vas a complacerla, ¿está claro? esto me lo dijo cogiéndome de la pechera contra el coche y de una manera bastante brusca, - traté de apartar la mano pero su brazo era excesivamente fuerte para mi.

- De acuerdo ya lo intentaré, Jorge - contesté yo con la clara intención de acabar y marcharnos

- Primer error, - dijo apretando más y haciendo que saltara un botón de mi camisa.

- Contesta BIEN, ¿Cómo se supone que debes hacerlo?, a partir de ahora para ti soy Don Jorge, no vamos a empezar tu nueva etapa con excesivas confianzas

- Perdón, Don Jorge, haré lo que dice.

- Bueno Dana, he disfrutado y ha sido un placer conocerte, ya has visto que no ha pasado nada y te he respetado en todo momento espero que te hayas sentido cómoda conmigo y desees que continuemos juntos el proceso iniciado, te aseguro que si lo haces te descubriré horizontes nuevos y muy agradables para tu vida.

- Si que he estado muy a gusto contigo, pero ahora mismo estoy un poco desconcertada con todo, necesito meditar lo que ha pasado, me parece como un sueño extraño...., no sé.

- Piénsalo despacio y valora todo lo que puedes ganar - ¿No me das un beso de despedida?

- No sé que pensará mi marido, si te lo doy, - dijo mi esposa poniendo carita de niña

- ¿Qué va a pensar?, solamente lo que debe pensar un buen maridín, que quiere lo mejor para ti. ¿VERDAAAD? - Me dijo con gesto brusco y algo amenazante

- Si Don Jorge - contesté sin saber que decir y no negaré que algo atemorizado

- Cogió a Dana allí de pie delante mío, apoyada contra el coche, buscó su boca, que ella trataba de evitar, aunque me pareció que con muy poca convicción; al final ambos se fundieron en un beso metiendo la lengua del uno dentro de la boca del otro durante un rato que se me hizo eterno y en el que los celos afloraron en mi estómago, en el tiempo que duró ese beso, él le acariciaba la nuca , la espalda y la parte superior de los glúteos, apretándose cuerpo contra cuerpo y ella pasaba sus manitas por la cabeza de aquel hombre que tan mal me lo había hecho pasar, por fin, al separarse los dos llevaban los labios húmedos, entonces Jorge le cogió la mano y se la llevó a su entrepierna, sin que Dana opusiera resistencia, diciéndole,
- Mira como me voy, por tu culpa, no dirás que no me estoy ganando otra cita, te estoy respetando como a nadie. Adiós cariño, espero tu llamada y tu cuídamela bien hombrecito. - Me dijo con voz burlona y a modo de despedida.



¡Por fin! había terminado la pesadilla, nos dirijimos a casa, yo respirando profundamente y con la inmensa alegría de que aquella tarde se hubiera terminado; la cabeza me daba mil vueltas sin saber que pensar, en el trayecto fuimos serios y sin hablar nada, al aparcar en el garaje, pretendí darle un beso con la intención de dar todo por olvidado pero Dana me apartó con asco, y con un gesto hosco de aprensión dijo

- Hueles fatal, me parece repugnante, lávate y luego por favor, te quedas en el salón un buen rato, por lo menos una hora, necesito pensar a solas, cuando vengas a acostarte da un golpe ligerito en la puerta, si no te contesto pasas, me habré dormido, procura no despertarme.

Todo eso me lo dijo con una cara muy extraña y seria, mirándome a los ojos, no se si con pena o con desprecio.

- ¡Ah! y otra cosa, mañana iremos con Jorge a ese pub, tengo mucha curiosidad y necesito satisfacerla, creo que será interesante para nosotros dos el conocer un sitio así, quizás no volvamos a ir nunca más y quiero aprovechar la oportunidad.

Me quedé estupefacto al escuchar esas palabras en labios de Dana, me parecía una desconocida, no obstante le respondí que lo de esa cita ya había sido más que suficiente, que no me apetecía ir y que como experiencia ya era más que suficiente.

- Ella muy seria, me contestó,

- Pues si opinas así, mañana vamos y se lo dices en la cara a Jorge, no tengo ganas de ser una desagradecida, una vez que lo encares y se lo digas, se habrá acabado la cita, nos volveremos a casa y no habrá pasado nada, ¿Contentoo?.




Me quedé en el salón, pensando una y otra vez en que al día siguiente le diría a ese hombre, que muchas gracias por todo, pero que habíamos decidido mi señora y yo, no seguir más con esas cosas, trataba de autoconvencerme de la firmeza con que le iba a hablar, por otra parte mi cabeza era un caos, no podía evitar pensar como me había atemorizado y como había besado a la mujer que yo más quería, trataba de engañarme diciéndome que Dana con toda seguridad lo había hecho forzada por la situación pero con desgana.




Pasado un buen rato me entró sueño y me acerqué al dormitorio de puntillas, pegué el oído a la puerta y escuché algún gemido y pequeños grititos de mi mujer, pensé que estaba llorando, abrí una rendija y lo que vi me dejó helado, se estaba estrujando los pechos con una mano y con la otra estaba tocándose el coñito de una manera brutal, masturbándose, desnuda totalmente encima de la cama y gimiendo como nunca la había oído hacerlo, cerré la puerta con todo cuidado y noté como el estómago me venía a la boca, no pude contenerme y vomite de nuevo en el baño.



Ya no pude dormir en toda la noche.



Me dí perfecta cuenta con dolor, de que algo había empezado a cambiar ese día,


7 comentarios:

  1. EXCITANTE y MORBOSO, me gusta

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  2. Muy excitante y las fotos extraordinarias ver el manso siguiendo al corneador y prepararla la polla para que pueda satisfacer a su esposa ¡¡¡
    Grandisimo cornudo a las ordenes de su ama

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    1. Se estaban creando las bases o los antecedentes para que un buen cornudo empezara su andadura; era lo que se merecía ¿No crees?

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  3. Hola ama, soy sueco2, me pones cachondisimo, me ha encantado tu blog, espero visitarlo muy a menudo, me encanta tu culo y ahora mismo acabo de correrme mirando una foto de tu culo con el tanga negro. me pones a mil un beso encanto. Saludos al cornudo de mi parte.

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    1. Hola sueco2, que gusto saludarte por aquí también y además saber que vas a seguir visitándome, ya sabes que me encanta comprobar que mis formas despiertan vuestra líbido, así que te doy las gracias por esa corrida a mi salud

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  4. El relato de vuestros inicios, Dana, es como El Quijote del FemDom y de las relaciones entre Ama y cornudo sumiso, sólo que aquí quien escribe el relato es un zote aborregado y, quien hace las veces de Cervantes, eres tú corrigiendo sus incontables errores. El relato acompañado es una garantía de excitación para todos y todas los que seguimos tus aventuras y las de tu mascota cornuda.

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    1. Me sobrevaloras Delfy, te lo agradezco, lo que si es seguro es que trato de contaros el principio de nuestra historia de la mejor manera que sé, dentro de mi falta de experinecia como escritora, pero en lo que más empeño pongo es en no dejarme nada que fuera morbosos de todo lo que nos ha ido sucediendo en estos años.
      Así que es un orgullo saber que consigo excitaros y poner vuestras pollas duras, aunque estéis lejos y no las pueda catar, pero alguna espero que caiga en mis redes.

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