martes, 30 de julio de 2024

UN PASEO CALIENTE

 


      Hola amigos, espero que estéis pasando un buen y morboso verano, yo del mío no me puedo quejar hasta el momento, aunque todavía no está siendo tan vicioso como me gustaría.

 



     Comienzo este reportaje contándoos que hará cosa de un par de meses, tuve la ocasión de reencontrarme con mi buen y querido amante Don L. En principio la cita era solamente para tomar un café y contarnos como nos va la vida, ya que hacía bastante tiempo que no nos veíamos, pero cuando te encuentras con una persona con la que has tenido tanta complicidad y buen sexo, una cosa es lo que la cabeza pueda pensar y otra muy distinta lo que el cuerpo te pide.

 



    Previamente habíamos acordado encontrarnos al lado de un centro comercial y de allí ir a una cafetería los tres, porque cómo ya sabéis, siempre voy acompañada por mi mascota cornuda. El problema es que yo con Don L., no puedo evitar tener un trato especial, que se ha ido gestando a través de los intensos y viciosos encuentros que hemos mantenido a través de los años desde que nos conocimos y también por todo el interés que siempre ha puesto para dejarme satisfecha y muy bien follada, sin olvidar que sabe muy bien cómo tratar, denigrar e incluso en un par de ocasiones, montar al ciervo cornudo que tengo por marido, para proporcionarme esa excitación que me produce el ver cómo le taladran y le ensanchan el ojete por ser tan maricona y poco hombre.

 



     Por esos motivos, fue inevitable que al ver a mi Macho, se agolparan en mi cabeza infinidad de recuerdos morbosos vividos con él, y me apeteciera tomar ese café más íntimamente a solas los dos, molestándome por ello, la presencia del bobo cornudo, que como obediente mascota se aprestaba a seguirnos. 




      Me volví hacia Porky, parándole en seco y le ordené que se quedara esperando en el coche hasta que yo volviera. Le dimos la espalda, y con Don L. cogiéndome de la cintura montamos en su auto, donde antes de arrancar, nos dimos ese primer beso tanto tiempo deseado.

 




     Fuimos a una cafetería no demasiado alejada, donde estuvimos hablando durante un corto espacio de tiempo, debido sobre todo a que a los dos nos entraron bastantes ganas de rememorar sesiones anteriores y de sentir esas caricias sexuales que siempre y en todos los encuentros nos prodigamos mutuamente hasta ponernos calientes como perros en celo.

 



     La cuestión en ese momento era donde poder dar rienda suelta a nuestros deseos, en un primer momento pensé en el coche, pero para grabar, siempre es bastante dificultoso hacerlo. De repente me acordé de un parquecillo cercano poco transitado y le propuse a mi Macho de ir allí a ver que podíamos hacer, ya que nunca había estado en él para algo así.

 




     Como creo que la mayoría de vosotros ya sabéis me da muchísimo morbo grabar las aventuras morbosas que tengo, así que fuimos a buscar al cabestro, porque en mi coche siempre suelo llevar un trípode y cámara, por si surge alguna oportunidad de vicio.

 



     Ordené al cornudo que nos siguiera con el coche y cuando llegamos al sitio elegido, buscamos en el parquecillo el rincón más discreto que pudimos encontrar, le mandé a Porky que pusiera la cámara con el trípode enfocándola bien y que se alejara unos metros más allá a vigilar y desde donde no pudiera ver todo el morboseo que Don L. y yo queríamos tener, pero eso sí, con la orden de avisarnos si alguien se aproximase al rincón donde nos pusimos a magrearnos muy viciosamente.

 


     El resto de lo que pasó en ese encuentro creo que se puede percibir bastante bien en el vídeo que adjunto. Toda la enorme pasión y deseo con que nos morreamos entrelazando nuestras lenguas, compartiendo fluidos, mordiéndonos los labios presa del deseo que ambos sentíamos, tanto fue así que yo me puse súper cachonda y me entraron muchísimas ganas de recordar el gusto de ese gordo capullo que tiene Don L. y que tanto me gusta mamar, al final me quedé algo frustrada de que toda esa leche que derramó en el suelo no hubiera ido a parar al interior de mi coñito que en aquellos momentos lo tenía ardiendo de deseo, pero el sitio tan a la vista, no daba para demasiado más de lo que hicimos. Debo decir que Don L, tiene bien ganado el derecho de llenarme el chocho de lefa tantas veces como pueda correrse, siempre que tenemos encuentros sexuales sin prisas y debido a esa enorme confianza higiénica y también personal que tengo con él.

 

     Cuando Don L. se corrió, silbé al perro con cuernos para que viniera. En cuanto escuchó el silbido acudió prestó y con la mirada tristona por no saber nada de lo que habíamos hecho, aunque sí que pudo darse cuenta de que de la punta del gordo y hermoso capullo de Don L. todavía escurría alguna gota de semen.

 


    Por el momento todavía sigo de vacaciones, disfrutando y viviendo aventurillas viciosas de esas que tanto gustan a mis morbosos seguidores.

 

     BUEN Y CALIENTE VERANO es lo que OS DESEO