viernes, 21 de marzo de 2025

FALLO DE MEMORIA - 1

 


     Al llegar a mi destino en las vacaciones del verano pasado, una de las cosas que más interés me suscitaba era el acercarme a conocer los cambios que se habían realizado en el pub swinger que solía frecuentar en años anteriores. Sabía algo de esos cambios por amigos virtuales que me los habían comentado, pero tenía muchísima curiosidad de verlos personalmente y comprobar cómo era lo que a priori se me presentaba como el escenario adecuado para mis posibles aventuras veraniegas.



 

    El mismo día de mi llegada y una vez que mi esclavo cornudo terminó de descargar el equipaje, opté por darme una buena ducha, para seguidamente comerme un sandwich y prepararme para salir a inspeccionar el nuevo pub.



 

     Sin apenas haber descansado del largo viaje, me perfumé a conciencia, me puse un vestido rojo que dejaba entrever muchas zonas de mi cuerpo y rematé mi indumentaria con unas sandalias negras de tacón alto, que al mirarme en el espejo me pareció que realzaban mi figura. Me gustó la imagen que me devolvía el espejo y como me vi lo suficientemente sexy, le ordené al pelele de mi marido que se vistiera rápido para acercarnos a ver lo que se me ofrecía en la reforma del nuevo club, como posible lugar donde poder satisfacer todos esos morbos y deseos que tanto mi cuerpo como mi mente me demandan habitualmente.

 


    Llegamos a una hora más bien temprana para lo que es normal en este tipo de locales. Al traspasar la puerta me encontré con una gran sala totalmente remodelada y ambientada con una luz tenue que invitaba a poner en práctica esos juegos calientes que tanto me agradan, aunque sí que es verdad que la música estaba a un volumen demasiado alto para mi gusto.

    Me acerqué a la barra para pedir una copa para mí y un vaso de agua para el ciervo, ya que no me gusta que beba alcohol, porque sí ya de por sí es tonto, cuando bebe licor todavía se le atrofia más el cerebro y lo que a mí me interesa de él es que en todo momento esté bien despierto y atento, para que grabe lo que pueda pasar, o mejor dicho los cuernos que le pueda meter.

 


    Le dije al mansito que me siguiera y llevara las consumiciones a una de las mesas laterales que bordean la sala. Por lo temprano de la hora no habían llegado casi clientes y para hacer tiempo, opté por acomodarme en una de las banquetas altas. Al sentarme, mi vestido se subió inevitablemente y de forma provocadora, dejando al descubierto todo el largo de mis piernas, quedando a muy pocos centímetros de permitir ver el color de la pequeña braguita que me había puesto para la ocasión.

 


    Desde mi banqueta, me recreé mirando más tranquilamente y sin ninguna prisa la nueva imagen del sitio, comparándolo mentalmente con el estado tan deteriorado que presentaba el año anterior. Por supuesto, no había color entre el antes y el ahora. Me gustó muchísimo el cambio tan grande que le habían dado, y por otra parte me chocó que curiosamente le habían puesto de nombre “El Pecado”, y digo curiosamente, porque como la inmensa mayoría de mis seguidores ya sabéis, el pub swinger que suelo frecuentar en Zaragoza, se llama “El PK2”. Esa similitud en los nombres me resultó tan divertida que me fue inevitable sonreír al pensar maliciosamente que, aunque yo trate de evitarlo, me resulta imposible hacerlo, porque estoy abocada al infierno ya que allí donde voy los “pecados” me persiguen.

 


    Por poner algún defecto, en el análisis visual del club eché en falta algún tipo de cuarto oscuro o glory hole, que tanto morbo y juego me suscitan, pero por lo demás, tanto las instalaciones como el personal que las atienden, me parecieron perfectos.

 



    Embebida en todo ese tipo de reflexiones no me di cuenta de que ya había llegado al club algún que otro cliente, y al darme cuenta de ese detalle me faltó tiempo para hacer un recorrido visual de los chicos que habían entrado, hasta que de repente me encontré con la mirada penetrante de un joven que me pareció bastante atractivo y que incluso me puso algo nerviosa por su insistencia al mirarme de arriba abajo, causándome una sensación extraña no exenta de estímulo erótico, sobre todo en mis pezones que delataban lo que aquella mirada suscitaba en mí cuerpo.

 


    Durante un tiempo nuestras miradas se cruzaron varias veces hasta que, pasados unos minutos, pude apreciar de soslayo como se levantaba y copa en mano se acercaba a mi mesa, me saludó esbozando una bonita sonrisa, mientras descaradamente ignoraba la presencia de Porky y me susurraba cerca de mi oído que me veía muy guapa a la par que sus dedos se posaban en mi desnuda cintura, aquel contacto unido al descaro y decisión, además de la humillación y ninguneo hacia mi acompañante, hizo inevitable que mi cuerpo respondiera con un escalofrío que recorrió mi columna de abajo arriba extendiéndose hasta terminar en mis pechos y endureciendo mis pezones que se manifestaron visiblemente en el rojo de mi vestido de una manera que casi me resultó vergonzosa, ya que al empujar la suave tela a causa del lógico empitonamiento, se ahuecaba y dejaba asomar una buena porción de las abultadas areolas perladas de diminutos granitos que delataban mi gran estado de excitación o nerviosismo.

 


    Me sentí muy bien charlando con él, incluso su rostro no se me hacía desconocido, por momentos pensé que sería por parecerse a algún cantante o artista de cine, pero no terminaba de relacionar con cuál de ellos podría ser, además tengo un poco de miopía y al no llevar las gafas puestas y con la escasa luz, todo me resultaba más difícil.

 


    En el corto pero intenso espacio de tiempo que estuvimos charlando, me dijo que se llamaba Dylan y que de vez en cuando se daba una vuelta por El Pecado ya que le gustaba ese tipo de ambiente, se encontraba muy cerquita de mí y su mano recorría mi espalda suavemente una y otra vez hasta llegar justo donde comenzaba la curva de mi trasero. No os negaré que en mi interior estaba deseosa de que cruzara esa frontera y comprobara la redondez de mis nalgas, ante los ojos vidriosos del ciervo que, consumido por los celos, pero de una manera discreta, no perdía detalle de las manos de mi nuevo amigo. Estuvimos un tiempo con ese flirteo, pero Dylan no se decidía a ser más incisivo en los tocamientos, o tal vez pudiera ser que se estuviera divirtiendo provocándome esos deseos que sin duda eran bastante elocuentes por poco que se fijara en detalles que mi cuerpo no podía ocultar.

   

    De todas maneras y lamentablemente, tal y como he dicho al principio, había llegado muy cansada del viaje y con un ligero malestar así que, no encontrándome al cien por cien, consideré que no era el mejor día para tener una buena sesión de sexo, para suerte y satisfacción del puto cornudo de Porky.

 

    Le comenté a Dylan mi estado de cansancio y entendiéndolo me dijo que no me preocupara, que él era de la zona y como yo acababa de comenzar mis vacaciones, seguro que nos volveríamos a ver. Me despedí de él con la satisfacción de haber conocido a ese guapo joven, además de haber comprobado que el club cumplía mis expectativas, por lo que le hice un gesto al astado para que me siguiera y nos marchamos al apartamento a descansar y así poder estar recuperada para el día siguiente.

 

    Los días de vacaciones fueron transcurriendo más deprisa de lo que me hubiera gustado. Aunque debo decir que fueron bastante bien aprovechados viciosamente hablando, viviendo y disfrutando en ese periodo  de algunas aventuras muy calientes y morbosas que hicieron que los cuernos del ciervo de Porky siguieran el proceso de ramificación inherente a su anodina especie.

     Casi todas las noches hacíamos una visita al club swinger, con el ánimo de diversión y también con mi secreto deseo de volver a encontrarme con el chico del primer día que tan buenas sensaciones me había dejado, pero lamentablemente de Dylan ni rastro. En algún momento llegué a pensar que quizás no era cierto lo que me había dicho de que acudía de vez en cuando a El Pecado y solamente había sido una frase de compromiso. La verdad es que me hubiera gustado volver a verlo porque me quedé con las ganas de profundizar más morbosamente con él, sobre todo cuando al día siguiente de haberlo conocido y ya con el cuerpo recuperado pensé que había dejado pasar una buena oportunidad de pasarlo muy bien. Le conté a mi esclavo mis planes perversos frustrados y por el simple placer de humillarlo le avisé de que los llevaría a la práctica en cuanto se presentara la ocasión. Y para vejarlo más aún, le encargué que estuviera atento e indagara para intentar localizar a Dylan.

 

     De cualquier forma, no por eso dejé de acudir a El Pecado, tratando siempre de obtener ese tipo de diversión morbosa que tanto me gusta, y fue en una de esas visitas que conocí a otro chico con el que tuve un primer juego morboso, dijéramos de reconocimiento, a base de miradas cómplices, risas y tocamientos varios, que terminó poniéndome muy a tono ante la mirada resignada y atormentada del esclavo. Como consecuencia de ese buen feeling, unos días después mantuve con él un encuentro muy intenso y de los mejores que he tenido en mi larga trayectoria sexual. Tanto fue así que en las próximas vacaciones ya tenemos planeado volver a repetir y posiblemente más de una vez. Al terminar ese encuentro su comentario fue que haber follado conmigo había sido otro nivel y que había sido infinitamente más morboso y sexual el encuentro que con cualquiera de las chicas jóvenes con las que había estado anteriormente, de lo que fue mudo testigo, como siempre, mi cornuda mascota, encargada de grabarnos, servirnos y atendernos en todo lo que se le ordenaba.

 

    Los días de vacaciones ya iban llegando a su fin cuando acudimos al club una noche más (digo acudimos porque el pelele de mi maridito siempre me acompaña, aunque no lo considere más que una mascota de compañía cuya única utilidad es servirme y grabar lo que yo pueda hacer). Esta vez iba vestida con la ropa más discreta de todas las que me puse a lo largo de esas noches de morbo. Mi atuendo consistía en unas sandalias negras de tacón bajo, una falda de cuero negra y una camiseta blanca en la que, eso sí, al no llevar sujetador se marcaban descaradamente el abultamiento de mis pezones que atraían como un imán las miradas lascivas de casi todos los hombres con los que me cruzaba. Rematando el discreto conjunto, adornaba mi cuello un bonito colgante de una parejita simulando hacer el amor.

 

    Como he dicho, esa noche era ya una de las pocas que nos quedaban en Vera. Entramos al club siguiendo el mismo ritual de siempre: pedir la consumición y esperar acontecimientos. En esta ocasión había más clientes que otras veces, aunque la verdad es que ese día no estaba yo demasiado inspirada, no sabía por qué motivo, pero era así. Después de estar un rato en una mesa en el interior, le ordené al ciervo salir a la terracita exterior porque había menos ruido, ya que la música a veces resultaba demasiado estridente. No habrían pasado cinco minutos cuando se acercó un chico que me gustó bastante físicamente y que de nuevo y para mi satisfacción, ignoró al cabestro. Comenzamos a hablar distendidamente de varios temas hasta que le comenté que yo tenía un blog muy visitado, y fue en ese momento cuando me interrumpió sonriente, diciéndome que ya lo conocía, que le parecía muy morboso y era seguidor del mismo y que también sabía mi nombre, lo que me provocó una sorpresa mayúscula. Con una mirada de cierta incredulidad me preguntó que si de verdad no lo había reconocido ya que era el mismo chico del primer día.

 

     Mi sorpresa inicial dio paso al desconcierto, al no haberme dado cuenta de que se trataba de Dylan. Debo alegar en mi descargo que quizás ese fallo fue debido a que su vestimenta en esta ocasión era bastante más informal o quizás también porque donde lo había visto la vez anterior fue dentro del pub y con muy escasa luz. Pero lo que ya me dejó de piedra fue cuando, con una amplia sonrisa, continuó diciéndome que seguía mi blog desde el verano anterior porque habíamos estado juntos y fui yo quien se lo dio a conocer, después de un muy interesante y caliente episodio que ya contaré en el siguiente capítulo de esta historia.

 

    A partir de ese momento y tras las risas inevitables por mi despiste, nuestra relación dio un giro de 180 grados, la charla se tornó más íntima y provocadora, acompañada de tocamientos y roces que derivaron en fuerte calentamiento para los dos. Le dije que me acompañara a un rincón de la terraza exterior y le ordené al puto ciervo que nos hiciera alguna foto a los dos juntitos, el cual, con su habitual mirada mortecina y resignada, obedeció sin rechistar. No tardó mucho Dylan en meter una mano por debajo de la camiseta para tocarme las tetas, mientras miraba despectivamente al pelele cornudo que no tenía ni voz ni voto, ante lo que ocurría delante de su estúpida cara. Me subí la camiseta para que el macho pudiera contemplar mejor mis pechos y también por darme el placer de que el cabestro fotografiase bien la excitación que mis pezones declaraban.

 

     Estuvimos un buen rato más divirtiéndonos morbosamente en la planta calle del pub, hasta que poniéndonos ambos de acuerdo le dijimos al manso que nos siguiera porque nos apetecía subir a la parte de arriba, donde se encuentran dos zonas muy bien acondicionadas para el placer morboso de las ocasionales parejas que quieran utilizarlas, la zona del Cielo y la del Infierno, esta última que es donde llevábamos idea de terminar y en la que el cornudo de mi marido tuvo que grabar, calladito y dócil como buen esclavo cornudo, todo el jueguecito morboso que tanto Dylan como yo quisimos mantener.

 

     Cuando por fin penetramos en la zona conocida como “El Infierno”, fuimos hasta el fondo, donde ya me habían explicado días atrás que existe una habitación con más intimidad cuya puerta se puede cerrar y por lo tanto permite que el imbécil cornudo pueda hacer esa labor de inmortalizar las cornadas que le asestamos en una grabación con la que yo tanto disfruto a posteriori, viendo y recordando todo lo viciosamente vivido, para normalmente terminar masturbándome el coñito hasta regalarme un intenso orgasmo a costa de las imágenes y recuerdos.

 

    Nada más entrar en la habitación, ordené al cornudo que comenzara el trabajo habitual de grabar e inmortalizar su puesta de cuernos y por el que se gana poder estar presente en los encuentros que yo mantengo con mis amantes. Mientras tanto, y ante la patética mirada de sufrimiento del esclavo, Dylan y yo nos tumbábamos sobre la cama y comenzábamos nuestro ritual sexual sobándonos y calentándonos progresivamente. No tardó mucho en comenzar a dedear mi coñito, logrando que la temperatura de mi cuerpo se fuera elevando, hasta que hubo un momento en que apartó mi braga a un lado decididamente y comenzó a masturbarme lentamente, para más tarde sentir como su palpitante y húmeda lengua recorría hasta el último rincón de mi sexo, humedeciéndolo más de lo que ya de por sí estaba. Esa manera tan excitante y concienzuda en que me estaba comiendo el coño, hizo que los recuerdos se agolparan en mi memoria y que comenzara a reconstruir, de una forma bastante nítida, aquel episodio tan caliente que había disfrutado el año anterior, cuando nos conocimos por primera vez.

13 comentarios:

  1. No me extraña que te persigan los pecados y me extraña mucho menos que te persigan los pecadores. Un saludo Dana, que nos tienes muy desatendidos.

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  2. Ama Dana, gracias por volver a hacernos partícipes de su morbosa vida y la del ciervo.
    Espectacular como siempre y muy sexy, espero que Porky se comportase como debe hacer un buen cornudo y maricon, además de una sissy servicial.
    A sus pies Ama Dana

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    1. Saludos puta perra, he tenido una etapa bastante complicada que no me ha dejado el tiempo que normalmente necesito para preparar un reportaje como este, aunque aventuras he tenido unas cuantas y algunas de ellas bastante complicadas para mi cornuda mariquita, siendo utilizada tal y como se merece una puta sissy de mini colita. Un engendro parecido a ti por lo que me vienes contando.

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  3. Hola Dana , Cuanto tiempo sin noticias tuyas casi tres meses ¡ Que ilusion volverte a verte siempre tan guapa y atractiva como siempre .
    He visto que tienes un perfume similar al que uso yo de tiempo en cuando ¡¡¡ Veo que tenemos unos gustos similares ...
    Gracias por dejarnos saborear algunos de tus momentos íntimos .
    Es siempre un placer

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    1. Hola mi querido Jean Paul, mucho tiempo es cierto, pero prometo que esta vez va a ser mucho menor la espera.

      Has visto que el título de este reportaje es: FALLO DE MEMORIA. Pues te diré que viene que ni a propósito para tu mensaje, ya que fuiste tú quien me regaló ese perfume en aquel encuentro tan maravilloso y excitante que tuvimos y que tantas ganas tengo de volver a repetir.

      Ya sabes que coincidimos en muchos de nuestros gustos y también en ese deseo mutuo de volver a tener sexo morboso e igual de vicioso que la vez anterior.

      También te tengo que dar las gracias, pero a diferencia tuya, por haberme sabido saborear y también por haber dejado tú que mi lengua recorriera tu cuerpo, uuummmm que rico.

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  4. Me alegra volver a ver tus aventuras por aquí! Y espero pronto tener más aventuras contigo 😘

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    1. Hola J. agradezco tu mensaje y por lo que me pones, deduzco que eres el J. que estuvo conmigo hace pocos días llenándome bien el coño de leche y que supo tratar a la puta cerda sebosa, como muy pocos han sabido hacerlo, dándome el enorme placer de verla tan sometida y ultrajada.

      Sí eres tú, te diré que yo también estoy esperando volver a repetir otro encuentro tan pervertido o más que el primero.

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    2. Eres puro morbo Dana, me encantan tus historias con amantes delante del cerdo inutil que tienes por marido y como disfrutas con tus amantes humillando al cornudo que no creo que valga ni para grabar bien como disfrutas de esos amantes que tanto placer te dan

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    3. Hola Tibasho, gracias por tu seguimiento desde hace tanto tiempo.

      Te equivocas con el cerdito cornudo, porque la grabación que hizo en el encuentro que tuve con J. fue muy buena.

      Claro que le dimos suficientes argumentos viciosos para que lo fuera y encima estaba atemorizado por el trato recibido y eso también influye para que el puto ciervo pusiera el máximo interés.

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  5. Hola Dana,que alegría volver a leerte y ver tus fotos después de tanto tiempo,estás bellísima y muy provocativa y con unas tetas estupendas, el vídeo muy morboso al escuchar tus gemidos de placer y viendo como se la meneas a tu amigo,gracias por estos momentos de morbo y disfrute personal, un cordial saludo.
    Tony

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    1. Hola Tony, encantadísima de que hayas disfrutado morbosamente todo este nuevo reportaje y solo te puedo decir que en la continuación irá aumentando el grado de morbo progresivamente.

      Muy agradecida por tu elogioso mensaje, y ya sabes a esperar la segunda parte que no creo que me demore demasiado en tenerla preparada.

      Besitos

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