sábado, 26 de agosto de 2017

En el club Rosas 5



En un viaje que hice a la ciudad Condal, hará unos cuatro años, como casi siempre hago puse un anuncio en internet pidiendo conocer algún macho morboso, me contestaron varios, pero hubo uno de ellos que me llamó más la atención, además de que incluía fotografía y se veía muy bien, me proponía conocernos en el club de bdsm "Rosas 5", así que entablé relación telefónica con él y me gustó su manera de expresarse, hablamos de nuestros gustos coincidiendo en bastantes cosas, entre ellas la satisfacción de humillar al cornudo de  mi marido, al final quedamos en que yo iría al club con mi esposo y él me esperaría en la barra, fingiendo un encuentro casual, como compañero de mi empresa, me dio la dirección del club y llegada la noche, le dije al cornudo que me apetecía ir a tomar una copa a un pub, fingí una llamada a recepción preguntando por algún sitio y después le dije a Porky que iríamos al sitio que me habían aconsejado, él como ya tiene bien aprendido, no puso objeción alguna, faltaría más.




Al llegar a la dirección, entramos en el local, a la izquierda había una pequeña barra y no se veía ningún artilugio para sado, enseguida vi al chico nos reconocimos y él hizo un teatrillo como si me conociera de siempre saludándome con dos besos,
- Hombre Dana, que casualidad encontrarte por aquí, yo he aprovechado el fin de semana para hacer una escapada por Barcelona ¿Y tú?
- Yo he venido con mi marido a pasar el puente, por cierto te lo presento,
Hice las presentaciones formalmente y luego fingimos hablar algo de cosas de la empresa, sin extendernos en detalles como podréis suponer, yo le cogía del brazo y me apoyaba en él haciéndole notar mis pechos, el enseguida vio por donde iba el tema y mientras me cogía de la cintura hacía comentarios hacia mi cuerpo, mientras le decía a mi esposo cosas como
- Que rica está tu mujer, tiene a media empresa caliente con esas falditas o mallas que se pone, menudo culo saca la maciza.
Yo sonreía mientras el cornudo se ponía rojo de celos y solo hacía balbucear, de pronto él empezó a pasarme la mano por la espalda y después el culo descaradamente mientras yo por supuesto le daba vía libre para hacerlo, mientras con muy poco disimulo mi muslo lo frotaba en su abultado paquete.



El macho viendo que todo lo que le había contado de la sumisión del cabestro era cierto, tomo la iniciativa como a mi me gusta que lo hagan y me dio un morreo delante de la cara del ciervo que no hizo otra cosa que bajar la mirada al suelo, después para dar una vuelta de tuerca más le dijo,
- Con lo buena que está tu esposa y con la polla que me pone, te la mandaré todos los días bien follada a casa, para que no tengas que preocuparte por saber quien se la tira, ya sé que tu no vales como hombre pero así ya no tendrás que preocuparte que yo atenderé sus necesidades ¿Verdad cariño?.
Claro que si cielo, -asentí yo para dar más credibilidad - iré sin braguita al trabajo para que te resulte más fácil meterme mano en cualquier descuido.
Por supuesto todo esto no era más que una invención para hacer sufrir y humillar más al cornudo al estar creído de que éramos compañeros de trabajo.
Después de un buen rato de magreo y calentamiento en la barra, el chico me dijo
- ¿Que tal si pasamos dentro para que veas la sala del sado y juguemos un poquito los tres?,
yo estaba deseando verla así que subimos unas pequeñas escaleras y detrás de una puertecita se encontraba ese pequeño mundo bdsm que podéis apreciar en las fotos, con bastantes aparatos de sometimiento y dolor, algunos de los cuales podéis contemplar.




Una de las cosas que más me llamó la atención fue la enorme rueda giratoria, así que lo primero que hice fue ordenar al perro a colocarse pegado a ella para sujetarlo a la misma, cuando lo tuvimos bien amarrado con las correas comenzó el juego, giramos la rueda hasta colocarlo cabeza abajo con todo su enorme saco de tripas colgando en sentido opuesto a su natural, lo dejamos así buen rato y mientras el gemía y respiraba con dificultad nosotros nos besábamos y toqueteábamos delante de sus ojos que miraban resignados hacia arriba, estuvimos así como 15 minutos disfrutando solamente interrumpidos por los momentos en que me decidía a pincharle con la doble uña o con la rueda de corte, me lo estaba pasando en grande mientras el rostro del puerco se iba tornando de un color violáceo, entonces pasó uno de los chicos que estaban al cuidado y nos dijo que tuviéramos precaución porque en esa posición de cabeza abajo durante mucho tiempo, podía ser causa de un ictus al sumiso, así que el saber eso nos fastidió el entretenimiento, no obstante había otros aparatos, además de las cuerdas que yo llevaba para atar los genitales del puerco o de confeccionarle un sujetador de cuerda para sus tetas de putilla adolescente.





No me extenderé mucho más, solamente decir que me encantó el lugar y que deseo volver, nos lo pasamos muy bien sometiendo al animal y una vez que el espécimen estuvo totalmente amansado, nos fuimos al hotel para pasar una noche de sexo memorable.       




























2 comentarios:

  1. Hola preciosa, buena sesión le distr al cabestro-tocinete,

    Umm que ganas!!!

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    1. No estuvo mal, yo me lo pasé en grande, escuchando los gruñidos del cerdo

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