sábado, 2 de septiembre de 2023

MI ESCLAVO PUG - 1

 

     En el 2022, no recuerdo ahora mismo de que manera, entré en contacto por escrito con un esclavo sumiso al que a los pocos meses bauticé como “Pug”. No sé si fue él quien se dirigió a mí o por el contrario y llevada por su excelente forma de redactar relatos, sería yo quien lo hiciera. De cualquier forma, desde casi el principio se dio muy buena sintonía entre Ama y perro, aunque bien es verdad que faltaba conocerse para comprobar si esa buena sintonía era real o no.

 



     El llegar a conocernos resultaba harto complicado por la enorme distancia que nos separa. Pero a veces la vida tiene giros o casualidades que hacen que lo que parece imposible se haga posible, y eso fue lo que sucedió al llegar las vacaciones de este verano pasado en las que me di cuenta de que su ciudad quedaba a unos 70 km. de donde yo iba a estar alojada. Se lo hice saber al perro esclavo, que se alegró mucho de que me pudiera dignar a recorrer esos 70 km. para pasar un par de días al lado de donde el reside y poder de esa forma darle su soñada sesión de doma.

 



    Debo decir que no me arrepentí en absoluto de hacer algo que va contra mi costumbre de no desplazarme yo para nadie, ni sumisos ni Amantes. No me arrepentí porque me encontré con un esclavo extremadamente obediente, y que en todo momento supo comportarse ante mí como yo espero que lo haga un buen sumiso, y lo que es más importante, supo valorarme de la forma que todo sumiso debería hacer con cualquier Ama que emplea su precioso tiempo en modificar sus conductas, para conseguir convertirlo en el mejor de los perros.

 


    Al terminar la sesión le ordené que pasados uno o dos días, y ya con la cabeza fría, me escribiera un mensaje explicándome las sensaciones que había experimentado siendo sometido y dominado por mí, así lo hizo obedientemente y lo que viene a continuación es lo que Pug me escribió.

 

...Llegó el día y la hora señalada y estaba extrañamente tranquilo. Y es que los nervios se debían principalmente a la posibilidad de que mi encuentro con Ama Dana y su esclavo Porky se truncaran por algún motivo. Nubarrones no faltaban, que ese día lloviera, que algún familiar enfermo agravara sus dolencias o surgieran dolencias graves e imprevistas en cualquier otro, caídas, accidentes, etc. Afortunadamente todo fue según lo previsto y allí estaba yo, a la hora en punto tocando el timbre. Cuando Porky me abrió la puerta me sentí turbado ante la visión de mi Ama, con su traje de piel negra. Imponente.  

 

No supe muy bien reaccionar, estaba poniendo caras a dos personas que había visto muchas veces, pero sin cara, también por mi inexperiencia en este tipo de encuentros, el caso es que me sentí nervioso. Quise hacer una presentación vainilla que solo obtuvo una mirada seria por parte de Ama Dana, lo que aumentó más mi turbación. Decidí callarme y dejarme llevar, sería lo mejor. Empezó ordenando a Porky y a mí que nos desnudáramos y luego me recordó el detalle que le había prometido que tendría con Ella y que yo no sabía en qué momento debía materializarlo, si al principio o al final. Estaba muy agradecido a Ama Dana por hacer realidad mi sueño de estar a sus pies y quise tener un detalle con Ella. Pocos días antes eligió por internet unas preciosas sandalias y, ante la imposibilidad de materializar el regalo el día del encuentro, le pedí que por favor aceptara al menos el importe del mismo. Me sentía muy en deuda con Ama Dana por haber hecho posible esa experiencia y llevé también una botella de aceite premium de la zona, en un intento insuficiente de querer apagar ese sentimiento de deuda que había contraído con Ella. A continuación, me dejé llevar por su voluntad. A fin de cuentas, estaba resuelto a ser su juguete, a dejar que hiciera conmigo lo que quisiera, por lo que ya sabía que seguramente no tendría que hacer uso de la palabra de seguridad que me proporcionó en los primeros momentos. Esa preocupación por hacer del encuentro algo consensuado, algo que no se saliera de mi voluntad, aunque esta fuera la de someterme en todo, me llenó de tranquilidad, lo que no hizo nada más que confirmar mi deseo de someterme. 

 

Y eso hice con gusto y con placer, cuando me ordenó lamer del suelo un trozo de plátano masticado por Ella que escupió al suelo. Y me sentí feliz cuando a continuación me dejó besar sus bonitos pies. Los descalcé como un niño cuando desempaqueta su regalo y me hubiera pasado horas besándolos y lamiéndolos. No me dejó lamer sus plantas por las cosquillas que ello le podía producir, estuve a punto de pedirle permiso para intentarlo, creo que hubiera sido capaz de hacerlo sin provocar esas cosquillas, pero me pareció una buena alternativa lamer sus dedos y a ello me entregué con los cinco sentidos. Fui feliz escuchando sus comentarios de aprobación, completamente feliz. Me sentí importante cuando le calcé unos bonitos y sensuales botines, diciéndome que los estrenaba para mí, aunque encerraban sus bonitos pies y ya no los tenía a la vista. 

Me sentía feliz y seguro en sus manos. Sabía que nada malo me podía pasar. Y me sentía completamente suyo cuando se puso a jugar con mis pezones, pellizcándolos a su antojo, excitándome muchísimo.

 

Sentí envidia de Porky cuando Ama Dana decidió castigarle por algunos fallos que había cometido y le castigó delante de mí, poniéndole el culo colorado con unos pocos, pero bien dados azotes. Me excitaba ver el castigo y me hubiera gustado ocupar su lugar, para sentirme completamente propiedad de Ama Dana, pero eso no estaba reservado para mí. Mi excitación se truncó bastante cuando vi que también le iba a castigar atravesándole los pezones con agujas. Sentí miedo de que yo pudiera ser el siguiente. Recordé una vez que me torturaron de esa manera, el insoportable dolor que suponía la aguja atravesando tan dura y sensible piel. Y como me puse blanco como la pared y estuve a punto de perder el conocimiento. Por todo ello, viendo el sufrimiento de Porky me sentí confuso, por una parte, deseaba también ocupar su lugar, pero por otra parte me sentí muy aliviado cuando comprobé que él escapaba de semejante suplicio y yo también. Yo me conformaba con ver todo aquello con dos pinzas, una en cada pezón. No fue doloroso el acto de ponérmelas, pero la presión que ejercían se dejaba notar, sobre todo a medida que pasaba el tiempo. 

 

Tampoco pasé miedo cuando tuve que ofrecerle mi culo para que lo penetrara, ya que se mezclaba mi deseo de ser suyo con la tranquilidad y confianza que me inspiraba estar en sus manos. Lo lubricó generosamente y primeramente lo exploró con un dedo, cuando lo penetró, no sé con qué porque no podía verlo, tampoco fue traumático. Me estaba follando, casi con cariño, nada parecido con una violación que podía haberme lastimado. Todo lo que estaba haciendo conmigo me llevaba a las mismas sensaciones: aumentar mi confianza hacia Ella y querer someterme a todo lo que Ella quisiera. 

 

Cuando se cambió de traje, me puso contra la pared sujetando su braga usada con la boca. Recuerdo los minutos que pasé completamente inmóvil, concentrado en sujetar su íntima prenda contra la pared y que no se cayera al suelo, embriagado por su olor. Cuando me pude dar la vuelta, su nuevo traje no dejaba nada a la imaginación, más que un traje era un adorno de su bonito cuerpo, con sus deseados pechos al aire. 

 

No fue una humillación abrir la boca para recoger en ella sus salivazos, era un regalo. Y un regalo sublime e inesperado fue lamer su sexo cuando se acuclilló sobre mi cara, teniéndome tumbado en el suelo boca arriba, y posteriormente su precioso y deseado culo, esmerándome en ambos casos en hacerlo lo mejor posible, espoleado por sus comentarios de aprobación. También fue un regalo comer el resto del plátano, después de pasar este por su sexo. Lo comí con gusto. Aunque el mejor regalo y el más inesperado vino después cuando, arrodillado ante Ella, me puso sus preciosos pechos en la cara. Excitado por la prohibición inicial de poder lamerlos, cuando me lo permitió mi lengua se entregó a ello con absoluta pasión y deseo.

 

Cuando me quitó las pinzas de los pezones, el dolor fue insoportable. Llevaban un buen rato aprisionados y al liberarlos de esa presión el dolor es muy intenso, tanto que no pude evitar un sonoro quejido, cosa que tenía previsto evitar a toda costa, ya que no quería pasar por un quejica. Pero no tengo palabras de agradecimiento por el cariño con el que me proporcionó un masaje para que tan intenso dolor se pasara lo antes posible. Una vez más, me sentía completamente seguro y feliz en sus manos.

 

Me sentí muy halagado cuando quiso jugar conmigo con las cuerdas, inmovilizándome con nudos que iban desde el cuello hasta los tobillos. Era algo especial sentirse el juguete de Ama Dana. 

 

Y el postre final vino cuando me hizo tumbar boca arriba y con los ojos vendados empezó a jugar con mi polla, con un objeto que yo no podía ver y que de haber sido otra Ama me hubiera causado preocupación, pero que en sus manos me abandoné a los sentidos, acabando en un placentero orgasmo provocado con su ordeñadora, curioso instrumento que no conocía y que después tuve ocasión de conocer. 

 

La sesión había terminado, para mí habían pasado solo cinco minutos, aunque habían sido varias horas. Cuando salí a la calle iba envuelto en una nube agridulce, ya que no podía dejar de pensar la distancia que nos separaba y si podría volverse a repetir el encuentro en el futuro. 

 

Y ahora mismo recuerdo todo como algo muy lejano, donde no tengo claro si en algún momento y en algún lugar estaba arrodillado, lamiendo los pechos de Ama Dana, o si todo ha sido el sueño de una noche de verano… 

 




     Obviamente, mi intención es publicar en sucesivos reportajes, la totalidad de la sesión de sometimiento realizada a mi esclavo Pug. Espero que no me surjan inconvenientes con la edición de vídeos, como me ha sucedido en alguna ocasión anterior.

 




17 comentarios:

  1. Ama Dana, como siempre espectacular sus relatos, fotos y vídeos. Es un placer para mis sentidos, verla y apreciar sus dotes de mando y como tratar a un sumiso.
    No puedo ocultar cierta envidia por no poder ponerme a sus pies y ser tratada como una putita maricona junto a Porky, pero ya sabe que me es imposible.
    Además reconozco que mi esposa y Ama sabe también humillarme y tratarme con dureza cuando así lo requiere la situación y estoy encantada de servir a mi Ama.
    Espero ya la continuación y quedo a sus pies.

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    1. Saludos cornuda sumisa, antes de publicar este reportaje, sabía que estarías encantada de verlo y te sentirías identificada con mi nuevo perro Pug.

      Eres una buena seguidora y estoy contigo en que sí que es una pena que no puedas ponerte a mis pies como una perrita obediente.

      De todas maneras, si tu esposa sabe tratarte y darte lo que te mereces por ser tan puta, no te será demasiado difícil el saber que nunca vas a poder ponerte de rodillas delante de mí para ser reeducada.

      Saludos zorra cochina

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  2. Que excitante imaginar la sesión desde el punto de vista del sumiso. Que pena que las fotos no acompañen al relato y no podamos ver tus perfectos pechos una vez más, para poder disfrutar con ellos.
    Espero que pronto puedas seguir con el relato ya que me dejas con los dientes largos por saber cómo fue desde tu punto de vista y por qué no, verlo.
    Un beso húmedo de los que me quedé con ganas.

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    1. Hola Jorge, encantada de que me hayas escrito por aquí y también de haberte conocido, lo del beso húmedo sin concretar ya sabes porque fue y desde luego no fue por falta de ganas.

      La cita que tuvimos para conocernos, como ya sabes me gustó y tu comportamiento con el cerdo cornudo me pareció de lo mejor que he tenido hasta ahora (En primera cita me refiero).

      Por lo demás espero no tardar demasiado en continuar con este reportaje y todo lo que describe mi esclavo Pug en sus sensaciones, se irá viendo en sucesivas entregas.

      Beso virtual

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    2. Una pena la barba que nos impidió dar más rienda suelta a la pasión.

      Como ya te había dicho, tenía ganas de ti pero también de usar a la gorda sebosa con la que te casaste, y quería que desde el primer día lo sufriera. Sin duda tiene que mejorar para ser una putita plenamente satisfactoria.
      Espero saber pronto del resto de tus aventuras morbosas que sin duda despiertan algo en mi.

      Un beso vicioso

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    3. Así fue Jorge, la barba impidió el habernos podido dar un buen morreo delante del cornudo, debido a la alergia que me produce en la piel, ese tipo de vello, pero por otra parte a mis tetas les diste un buen e intenso repaso tanto bucalmente como manualmente, así que en ese aspecto no creo que puedas quejarte.

      Yo quedé muy satisfecha de esa primera cita y ya sabes que si no ha habido nada más no ha sido por negativa mía sino por la tuya y tus razones, que comprendí perfectamente.

      Pero eso no quita que esté muy contenta de que me sigas con el mismo interés que antes.
      Besos

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  3. Hay que ver que calidad en el relato y en los detalles. Estas espectacular con ese modelito desde los pies a la cabeza. Menuda erección me has sacado querida Dana, y eso que el rollo sumiso no va conmigo, pero me da morbo igualmente. Pena que no te lo follases con un arnés, hubiese sido lo máximo. Valoro mucho y te agradezco el esfuerzo de mostrarnos todo este material con la ayuda del mariquita. Regaré como se merece un documento como el que aquí publicas, vengo bien cargado para disfrutarte aunque sea en la distancia. Besos.

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    1. Hola Danko, cuidado como riegas el citado documento que la cremita se puede meter entre las teclas y después si se atascan vas a tener que cambiar el teclado y ya no te digo si lo tienes en un móvil, ja,ja,ja,

      Fuera de bromas me encanta que te haya gustado el vestuario que elegí para domar al sumiso, para mí era muy apropiado a pesar del calor que hacía esos días, pero como tampoco lo llevé puesto demasiado tiempo, (como ya se verá), lo vestí con gusto.

      A ver si saco tiempo y preparo pronto la continuación, besos

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    2. Desde luego que ese culo y ese cuerpo tuyo están para disfrutarlo y saborearlo al natural pero con tacones y enfundada en esos legings yo te dejaría pasando calor un rato para contemplarlo y pasar mis manos (y lo que no son mis manos) para sentir las curvas de tu cuerpo a través de unas prendas tan bien elegidas. Un lujo tenerte por aquí.

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    3. Hola Danko. agradezco profundamente todo ese deseo tuyo hacia mi persona, y lo único que puedo decirte es que si en algún momento coincidimos en la misma ciudad, estaré encantada de conocerte y quien sabe si podrás hacer realidad toda esa serie de fantasías que tienes conmigo.

      Gracias

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  4. Hola Dana,
    tu vestuario es E X P E C T A C U L A R, las imagenes cada vez con mas mimo muchas gracias (soy consciente del esfuezo en material y el cariño en la edicion). Menudo afortunado Pug. Tal vez para proximas sesiones, tendria que ser porky el que limpie el culo de los sumisos que vayas a someter, huelga decir que con la lengua claro.
    Muchas gracias de nuevo.

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    1. Hola Aitor, gracias por saber apreciar todo el esfuerzo que me supone el retoque de los vídeos para evitar que nadie de los que intervienen en los encuentros (sean machos o sumisos) salgan dañados respecto a su identidad social.

      En cuanto al vestuario que me gusta usar, siempre procuro que sea el más adecuado al tipo de sesión que voy a tener, pero teniendo en cuenta que me haga sentir lo más sexual posible, porque de esa forma, disfruto muchísimo más del encuentro.

      Porky, cada día que pasa en más inútil y cada vez lo uso más como un mueble u objeto, que como persona.

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  5. Aquí estoy de nuevo, disfrutando de tu relato y, virtualmente, de tu cuerpo; ya te lo he dicho alguna vez, como los buenos vinos, ganas con el tiempo, vino que me gustaría beberlo en tu compañía, en la habitación de un hotel, sólos, el cabestro no cuenta, deleitándome con su bouquet
    Aún que esto es un sueño, y los sueños, sueños son, que diría Calderón de la Barca.
    .

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    1. Hola mi vicioso, pervertido y sádico amigo, encantada de recibir tus mensajes, siempre cargados de comentarios morbosos y no olvidándote de esa miseria con patas que tengo por marido y al que tantas ganas le tienes.
      Que puedo decirte de esos sueños pecaminosos que alimentan las fantasías de esa mente privilegiada que tú tienes y que quiero pensar terminan expulsados por tu verga y convertidos en caliente leche. Lo único que se me ocurre es decirte que estoy encantada de ser tu musa sexual y de que me sigas durante tantos años.

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  6. V. G. Algún día te escribiré por E-mail, ¿Puedo?

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    1. Por supuesto que puedes y además estaré encantada de que lo hagas, de hecho creía que ya me habías escrito en alguna otra ocasión

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