lunes, 24 de julio de 2017

Proceso del cambio 11.ª parte (El Amo)



Llegó el viernes y tal y como me había adelantado Dana, acudimos a la cita con el Amo del anuncio. Mi esposa había quedado con él en una cafetería que estaba muy cerca de donde tenía su vivienda, ella ya le había dicho como íbamos a ir vestidos y antes de entrar en el establecimiento me dijo,

- Cógeme de la cintura y entra muy pegadito a mí, que todo el mundo aprecie que eres mi pareja.

Me alegré de que estuviera así de cariñosa conmigo y más cuando al entrar me dio un besito en los labios delante de la camarera y de los pocos clientes que había, me sentí muy bien, pensando que quizás hubiera recapacitado y cambiado en la manera de tratarme, -luego supe que todo aquello había sido hecho siguiendo las instrucciones de la persona que íbamos a conocer-, así que aquella sensación de alivio se desvaneció rápidamente, sobre todo cuando escuchamos una voz recia que nos hablaba desde detrás de donde nosotros estábamos.



- Hola, ¿Eres Dana verdad?

- Siii, soy yo... ¿Joshua? preguntó mi señora volviéndose.

- El mismo y este es tu maridín, claro...., dame un beso ricura -le dijo con un aplomo inesperado para acabar de conocerse y sin respetar el que yo estuviera delante y aún fue más mi sorpresa al comprobar que mi señora no hiciera ningún amago de negarse.

Se fundieron en un intenso beso con lengua delante de todos, dejando bien patente nuestra condición: Corneador, zorra y cornudo, (como ya he contado luego supe que todo había sido preparado de antemano por ellos, para hacerme sentir humillado desde el principio).


Nos sentamos en una mesa del fondo, ellos dos enfrente de mi, entonces el Amo, me dio un billete de 20 euros y me dijo con voz que no daba pie a discusión,

- Tráenos un par de cervezas a nosotros y para ti pídele un vaso de agua, pero que sea del grifo.

Rojo de vergüenza e impotencia, obedecí como no podía ser de otra forma.


Al volver con las consumiciones, ellos dos estaban hablando cogidos de la mano y muy juntos, les dejé los vasos delante y me senté enfrente, me sentía ignorado y tristón delante de mi vaso de agua, para ellos parecía como si no existiera, Dana se encontraba relajada y a gusto con él, mientras el Amo le hablaba de temas de dominación y bdsm, se notaba que a mi Señora todo aquello le atraía (a mi me parecía que casi en exceso), se mostraba sorprendida y muy interesada por los detalles y datos que Joshua le iba explicando. Llevaríamos como unos 30 minutos, cuando él le dijo.

- Abajo están los baños, ven conmigo y este que se quede en la mesa hasta que volvamos.

Mi esposa ni lo dudó se levantó de inmediato y marchó con él, sin mirarme siquiera

- Vale...., vamos, voy contigo.

Se marcharon, los seguí con mi mirada viendo como me daban la espalda y se alejaban cogidos de la mano hacia unas escalerillas que había un poco más atrás, me sentí como se debe sentir un perro cuando lo abandonan. En mi cabeza se mezclaba todo, la humillación de saber que los presentes se estarían dando cuenta de lo que pasaba, lo que podría estar ocurriendo en los baños, ¿Qué sucedería si bajaba algún cliente?, etc.etc.

Estuvieron como unos 20 minutos, que a mi se me hicieron eternos y dolorosos, cuando los vi volver respiré aliviado, aunque él traía a mi esposa cogida de la cintura y ella venía con la cara muy sonrojada, al llegar a la mesa, Joshua alargó el puño cerrado hacia mi y me dio lo que llevaba en él.

- Toma guárdale la braguita a tu mujer que ella prefiere ir más fresquita, huélela para que sientas su excitación, tienes una buena hembra, cabroncete.

Tomé la braguita roja y la olfateé como me había dicho, efectivamente tenía un olor especial que me hizo distinguir sin lugar a dudas el de mi mujer en celo, luego la guardé en el bolsillo.




Se sentaron ambos bastante acaramelados y el Amo le pidió a mi señora que se levantara de nuevo con el fin de apartar su falda y que se volviera sentar, pero esta vez apoyando el culo desnudo sobre la silla, luego sin tener en cuenta mi presencia ni la de otros posibles clientes, no paró de acariciarla por debajo de la ropa, le metía la mano por dentro del jersey, unas veces por la espalda y otras por delante, cualquiera que se fijara un poco se podía adivinar que le estaba acariciando las tetas, también pude ver que sus manos se perdían por debajo de la mesa con muy poco disimulo. En mi esposa se podía percibir que disfrutaba con aquella situación, sin embargo para mi resultaba un espectáculo humillante pero hipnótico al mismo tiempo, a veces para mi sorpresa notaba que se me ponía dura la cola y otras se me quedaba encogida, era todo una mezcla de sensaciones desconocidas, al rato Joshua, se dirigió a mi,

- Vámonos ya tenemos todo claro, recoge el bolso de tu Ama y también esas bolsas mías, luego nos sigues cinco pasos detrás nuestro.

- Si Señor -contesté sumisamente




Salimos a la calle, no sin que los clientes se dieran cuenta de la situación, yo iba como me había ordenado detrás, si se paraban yo tenía que detenerme, igual a como lo haría un perro bien enseñado, iba muerto de vergüenza porque me parecía que la gente se daba cuenta de lo que sucedía, él la llevaba cogida de la cintura y yo sabía que mi esposa iba con el coñito al aire, a unos 200 metros se paró en un portal y abrió la puerta, subimos una escaleras y llegamos a su piso, entraron y cuando yo iba a seguirles me dijo.

- Tu espera fuera hasta que te digamos.




Cerró la puerta, quedándome en el rellano de la escalera, pasando otra vez por todas las inseguridades. Cuando por fin abrió y me dejaron pasar, Dana estaba con la faldita y un sujetador rojo, el le pasaba un brazo por los hombros acariciándole el pecho por encima de la tela de la cual sobresalía la forma de los pezones erizados, mi Señora me dijo.

- Como sabes vamos a grabar lo que hagamos para tener un recuerdo, pero he hablado con Joshua y hemos decidido que no queremos que se nos vean las caras, así que te vas a buscar por ahí algún tipo de máscara y compras una para cada uno.

- ¿Para mí también Ama?

- Claro, -se adelantó contestando él - ¿Cómo vamos a dejar que la mejor parte no salga en la película?, tu eres la estrella principal, como el león de la Metro, pero en cerdo, ja,ja,ja,ja.

Dana observaba divertida y yo diría que excitada.




- Me ha dicho tu Ama, que eres un glotón avaricioso y te gustan los helados, ¿No es así?

- Si que me gustan bastante, señor

- ¿Pero cuanto te gustan y de que sabores?

- Mucho y los de chocolate son los que prefiero Amo

- Muy bien pues mira, para que te lleves buen recuerdo de mí, te voy a obsequiar con un regalito, cuando hayas encontrado las caretas te acercas a un Súper que hay a 100 metros más o menos de aquí y compras una tarrina de helado de chocolate, después me haces una llamada cuando tengas la compra hecha.

- Lo que usted diga, así lo haré.

Salí del piso con pesar y dudas no sabiendo que podía suceder durante mi ausencia, viendo como se quedaba el Amo detrás muy pegado al culo de Dana y besándole la nuca mientras ella estaba con los ojos cerrados dejándose hacer, mientras estaban en esa posición sus manos recorrían los pechos de mi amada por encima del sujetador.




Como era ya la tarde bastante avanzada, me encontraba casi todas las tiendas cerradas, además iba muy deprisa porque quería volver cuanto antes, me mortificaba la idea de no saber que estaba pasando entre ellos, me hallaba lleno de inseguridades y celos.

Después de varias vueltas y al final en un comercio chino encontré una especie de antifaces brillantes que pensé podían gustarles a los Amos, los compré y a toda prisa me encaminé a por el helado, ya estaban recogiendo para cerrar, pero aún llegué a tiempo, al salir por la puerta hice la llamada que me había ordenado el Amo

- Hola Señor, ya tengo las máscaras y el helado, ¿Puedo ir para allí?

- Qué inoportuno eres, Jodeeer, -me contestó como enfadado- mira, toma nota de esta dirección, xxxxxxxxx, acudes a ese lugar, allí encontrarás un bar, entras y preguntas si me he dejado una bolsa y luego vienes deprisa, como verás está algo lejos, quiero que vayas corriendo y no trates de engañarme, lo notaré por el estado en que venga el helado.

Empecé a ir hacia la dirección a paso rápido, cuando llevaba un trecho andado me sonó un mensaje en el móvil, (por aquel entonces no existía el watssaph), el contenido era una foto de Dana con las tetas al aire y la boca entreabierta, en el texto me ponía,

- Cornudo, ¿Adivinas lo que van a comer estos morritos?.




Apresuré más el paso, nervioso y sudando, llevaba toda la tarde corriendo de un sitio para otro, al poco sonó de nuevo el móvil y salió otra foto en la que veía a mi esposa con la polla de Joshua en la boca y con el texto,

- Que bien la chupa tu golfa, cabrón, tómate el tiempo que quieras, no tenemos prisa alguna por ver tu cara.

Sentí una terrible punzada de celos en el estómago que me dejó atenazado.

Ya iba corriendo, incluso jadeando, el corazón me latía muy fuerte, llegué al bar, entré y después de tomar aire le pregunté al camarero, me contestó, que no conocía a nadie con el nombre de Joshua y que no había nada guardado, salí y miré por si había algún otro bar cerca y me hubiera podido confundir, pero no vi ninguno, así que volví a la casa del Amo, cuando llegué llamé en el portero automático,

- Señor, soy Porky

- Jodeerrrr..., que torpe eres, otra vez igual de inoportuno, que inútil eres, me cortas siempre en lo mejor, pues ahora te esperas a la escucha que ya te diré cuando puedes subir.

- Si señor, lo siento, ¿Pero el helado?

- Me importa una mierda el helado, tu escucha cornudo - Sigue mamando Dana..., ummmmm...., así, que bien, chúpame los cojones, así...., como me gusta, mueve la lengüita, ummmmm...., eso es gatita, mójala bien, babeala, que ricooooo....., me gustan tus tetas y los pezones tan duritos cabrona, ufffffff.

Pasó un largo rato en el que yo como un pasmarote, permanecí escuchando desde el contestador, susurros, gemidos y palabras fuertes y entrecortadas, fueron instantes duros, porque se trataba de una calle bastante transitada y los que pasaban cerca podían escuchar lo que ocurría arriba, yo me volví de espaldas para evitar ser reconocido y pasar menos vergüenza que era mucha, al final por fin, escuché como se hablaban

- ¿Dejamos subir al cornudo?

- Vale, está bien que suba el pobre, será lo mejor, porque así lo pondremos a grabar todo lo que hagamos, no sabes cuanto me apetece y la ilusión que tengo de tener un buen recuerdo de este día.



Subí todo sofocado de tanto correr y de todo lo que había tenido que escuchar en el portal, cuando abrieron la puerta, mi esposa estaba con una braguita negra que yo no conocía y con el sujetador puesto, me alegré de que no estuviera desnuda, pensé que a lo mejor todo había terminado y nos íbamos a marchar ya, pero enseguida vi que su intención era grabarse como en una especie de streptease, quitándose las prendas, delante de él con un descaro insospechado, Joshua entonces se me quedó mirando y me preguntó,

- ¿Donde está el helado? A ver en que condiciones lo has traído......, pero si va medio chorreando, joder que lento eres, yo te enseñaré a moverte deprisa, anda ve a lavarte al baño que das asco, todo sudoroso, luego te pones el uniforme que tienes en la banqueta que hay junto al bidet.

Totalmente obediente, dejé la bolsa encima de la mesa y me metí al servicio, miré en la banqueta y solo había un delantal blanco, cofia, manguitos, guantes de sirvienta, mi dignidad me hacía resistirme a ponerme aquello, pero sabía que no tenía otra salida, los oía reirse en el salón, mientras yo sufría en silencio sintiendo como iba bajando escalones en mi proceso de degradación como persona.


- Ja,ja,ja, menudas máscaras ha comprado, ¡que brillantes! ¿De donde las habrá sacado el cornudín? - Anda que no se van a ver en la grabación.

- Cornudo, cuando salgas te pones el antifaz que te queremos sacar en diferentes posturitas.

Salí con la ropita que me habían dejado puesta y muerto de vergüenza, me quería tapar, pero ellos me lo impedían.

- No te tapes guapa que estas muy SEXY, ja,ja,ja,ja, ahora queremos que te muevas para nosotros como si fueras una modelo para hacer un reportaje y queremos que lo hagas bien, seduce a la cámara, pon morritos, siéntete puta, así.... eso eeesss...., a ver culito, tetitas, mete la pollita debajo las piernas que no salga, essssoooo, bieeeeennnn, tócate la panza porcina, acaríciate y no lloriquees, ja,ja,ja,, sigueeeee........... bien lo haces bieeeen...., se nota lo que te gusta zorrilla, uummmmm, ja,ja,ja, QUE MARICONAZO.....

La vergüenza y humillación que pasé delante de ellos fue inmensa, empecé a pensar que la degradación a la que estaba siendo avocado, no había hecho más que empezar, por eso mientras bailaba y hacía posturas absurdas para su diversión, gruesos lagrimones corrían por mi cara llegando a mi boca.



Llegado a este punto, mi Ama Dana me retira la palabra ante ustedes y es ella quien quiere pasar a contar sus emociones y vivencias.

6 comentarios:

  1. Me encanta ese relato ¡¡ Eres divina

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  2. Ama Dana. El relato gana mucho en este blog con las ampliaciones y mejoras así como las fotos suyas y del cerdo cornudo. Es muy excitante verla y pensar que el cornudo va a tener lo que se merece con ese Amo que parece tener una gran polla y que saber tratar al maricon y cornudo...
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    1. Hola "Perro" En estos relatos se han incluido algunos detalles que se pasaron por alto la primera vez que los escribí.
      Este Amo no tenía una gran polla, pero si tenía una gran imaginación y morbo que es lo que yo más valoro.

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  3. ufff que morbo y que excitación....no puedo evitar leer los posts empalmado imaginando las situaciones ..imaginándote a ti Dana sometiendo al cornudo y disfrutando de tu nueva condición.

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    1. Hola masteralb, que gusto me da saber que tu pene se pone erecto disfrutando de mis antiguas vivencias, imagina todo lo que disfruté, que estoy segura de que no te vas a quedar corto, ha pasado mucho tiempo y todavía recuerdo el encuentro con excitación.

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