BRIEF ENCOUNTER 2

Después de la primera experiencia caliente vivida en el BRIEF ENCOUNTER, volví de nuevo a visitarlo la semana pasada, encontrándome de nuevo con XX. Nos dimos un besito de saludo y me causó mucha alegría volverlo a ver, - creo no equivocarme al pensar, que a él le sucedió lo mismo -. Al que imagino que no le dio demasiada satisfacción, fue al cerdo cornudo - lo digo por la estúpida expresión de su cara-.

Después de esa mínima actitud de afecto, entramos en el club y nos quedamos en la barra tomando un par de consumiciones, XX se puso a mi lado e ignorando al cornudo, comenzó a acariciarme levemente, la espalda y el culito, mientras hablábamos distendidamente riéndonos con alguna broma.

Las caricias eran suaves, pero a pesar de eso me transmitían un cierto morbo, pensando en la triste posición del cabestro, totalmente ninguneado a un paso de donde nosotros nos encontrábamos. Por mi parte, extendí mi brazo y correspondiendo a sus suaves tocamientos, también lo acaricié a él.

No habían pasado muchos minutos, cuando XX me propuso darme un masaje relajante, invitándome a acompañarle hacia uno de los departamentos que tiene acondicionado el BRIEF ENCOUNTER, destinado a esos menesteres. Se trataba de un cuartito pequeño y en cierto modo íntimo, provisto de una camilla, además de un montón de cremas y aceites abocados para proporcionar relax o placer.

Ya imaginaréis que no podía ni me apetecía rechazar esa propuesta, así que le dije al cerdo - Síguenos y prepara la cámara de fotos. -

Marchamos XX y yo delante, mientras la mascota en su lugar habitual, nos siguió dos pasos por detrás.

Al llegar a la pequeña salita, pasamos al interior, mientras el perro se quedaba en la puerta, que estaba abierta. En ese instante XX con voz autoritaria le dijo - Entra cornudo y quédate en ese rincón - le señaló una esquina donde el manso quedaba muy limitado de movimientos debido a la estrechez - Es por ese motivo que las fotos no son lo buenas que me hubiera gustado, pero a veces todo no se puede conseguir, y por otra parte, ver al capullo apretujadito haciendo malabares para sacar las mejores imágenes, también tenía su gracia.

Una vez que el manso quedó ubicado en su rinconcito, mi querido macho, me indicó que me acomodara en la camilla mientras él se desnudaba completamente, dándole la espalda a mi puto perro. Nos besamos y con gran habilidad me despojó del sujetador, dejando mis pechos expuestos a sus caricias y lamidas de pezón que ya comenzaban a estar duritos y receptivos a la boca de mi amante. Correspondí chupándole las tetillas y acariciando su pene que ya empezaba a endurecerse.

Léntamente me recostó sobre la camilla, mi torso estaba desnudo y dispuesto para ser masajeado, llevaba puesta todavía, la falda y braga, además de las medias y zapatos de tacón, comenzó a tocarme pausadamente por encima de mi prenda interior, haciendo con sus dedos, que la tela rozara los pliegues de mi coñito, provocándome los primeros suspiros y el consiguiente humedecimiento.

No tardó mucho en retirar de mi cuerpo, tanto la falda como la braguita, dejándome totalmente expuesta para sus calientes manos y boca. Por mi parte fue inevitable que instintivamente mis dedos se desplazaran hasta aferrar su polla, que ya segregaba ese líquido viscoso y transparente que tanto me gusta sentir.

Cogió uno de los recipientes de crema y procedió a extenderla sobre mi cuerpo delicadamente, entreteniéndose en las zonas más erógenas y consiguiendo el abultamiento de las aureolas de mis pezones así como de los labios del chochito, empecé a tener una serie de temblores casi imperceptibles que denotaban mi calentura y deseo. Busqué su miembro con mis labios y mi lengua, jugué con ese adorado cetro, saboreando el líquido preseminal que ardientemente destilaba. Sus dedos seguían recorriendo mis lugares más íntimos provocándome oleadas de placer e incentivándome a seguir mamando polla, como una puta.

Volvió a ponerse lubricante en los dedos y comenzó a deslizarlos despacito, acariciando los labios de mi vulva que poco a poco se abrían como una flor, para ser poseída por el macho.

El cabrón cornudo quedaba fuera de mi visión, pero me lo imaginaba sufriendo de celos al ver como un macho de verdad se apoderaba de lo que alguna vez fuera suyo, el pensamiento del ciervo sufriendo, multiplicaba mis sensaciones sádicas, proporcionándome doble placer.

XX continuaba con la estimulación, paseaba sus dedos cubiertos de lubricante, arriba y abajo sin descanso; de vez en cuando hacía un amago de introducirlos dentro de la húmeda cuevecita, pero luego los retiraba, provocando en mi interior, un deseo impetuoso de ser penetrada, mi amante comenzó a tocarme rotativamente la parte alta del coño, masturbándome y logrando que mi pequeño clítoris saliera de su escondite, buscando el roce y el contacto con esos fuertes dedos, que lo envolvían una y otra vez, girando en torno del pequeño botoncito, que cada vez estaba más duro y excitado, toda esa manipulación alteraba mis sentidos y me hacía jadear como una ramera, estaba casi llegando al clímax, cuando de pronto se encendió la luz y me cortó la inspiración que sentía ese momento tan libidinoso a punto del orgasmo.

La puerta de esa pequeña habitación, se trata simplemente de un enrejado de malla, que permite ver desde fuera todo lo que ocurre en el interior, la llave de la luz queda también en el exterior a un lado de la entrada, ese fue el motivo por el que se rompió el ambiente tenue de la estancia, ya que un cliente del local, había estado calentándose y casi seguro pajeándose, viendo la escena que ofrecíamos: Amante, Zorra y cornudo, el tío llevado de su afán por ver más, se había desplazado hacia el lado de la llave de luz y con el hombro le había dado si querer, ya que inmediatamente la apagó. A mi no me importó que mirara, al revés, me gusta la exhibición y que me vean comportarme como una puta, pero también me gusta controlar lo que sucede, aunque bien es cierto que en algunas ocasiones, debido a la excitación, mi cuerpo y mente se abandonan olvidándome de todo lo que me rodea.

Después de esa interrupción XX me pidió que me pusiera boca abajo, mostrando el culo y continuó pajeándome desde esa posición hasta conseguir volverme a calentar y ponerme en disposición de ser follada, como veis me manejó y me hizo abrirme de piernas, dejando mi chocho a merced de su polla, que ávidamente me atravesó sin compasión con fuertes movimientos de cadera, en las fotos se puede apreciar las estocadas profundas que me regaló mi hombre, mientras el mierda cornudo solamente podía ver sus cojones golpeando la entrada de mi vagina y el rítmico vaivén de la pija entrando y saliendo hasta correrse, entre gruñidos de satisfacción.

 

Me gustó de nuevo todo lo que viví ese día y espero repetir más situaciones morbosas en el BRIEF ENCOUNTER. Ya he hablado con XX y me ha asegurado que la próxima vez que nos veamos le va a meter mucha más caña al hijo puta de Porky, estoy deseosa de comprobarlo y disfrutar del sometimiento y degradación del cerdito, me excito solo de imaginarlo. Por otra parte cuando estoy con ese hombre me siento muy, pero que muy zorra, así que podéis estar seguros de que no tardaré mucho en volverlo a ver.