Quizás
sea muy presuntuosa al definir este reportaje como sesión de modelaje pero
realmente fue algo muy parecido a eso, ordené al imbécil de mi marido a fotografiarme en diferentes posturas
eróticas que pudieran resultar atractivas para algún posible macho corneador.
El
minipicha por supuesto estaba informado en el uso que yo pensaba darle a estas
imágenes, pero como ya sabéis su patética falta de voluntad, no puso ninguna
oposición y con su lamentable gesto de cerdo capón, cumplió su cometido.
Como ya sabéis
mi desprecio hacia este enano mental es enorme, y cuando ocurren cosas así
todavía aumenta más, porque me doy cuenta de lo poco hombre cornudo que es al
comportarse de manera tan servil, haciendo fotos que van a ser vistas por otros
machos y que sin duda contribuirán a seguir embelleciendo su asquerosa testuz
con enormes astas de ciervo.
Es tan
estúpido que en esos momentos en los que me muestro con estas poses ante el
foco de la máquina, no puede evitar que su despreciable colgajillo se le ponga
tieso como un pirulí, apresado en su jaulita de metal, resultando más patético
si cabe.
Este
reportaje fotográfico está hecho hace unos 3 años, en el lugar de vacaciones al
que suelo acudir, espero que os guste.