sábado, 26 de diciembre de 2020

PREÁMBULO PARA CARLOS - 1

 


     Hola queridos....Estos días de Fiestas Navideñas están siendo muy complicados para mí como consecuencia de muy diversas y variadas razones, sobre todo las de índole familiar, trayendo como consecuencia el que tenga poquísimo tiempo para poder escribir largo y tendido como a mí me gusta. Así que antes de seguir con la serie de relatos titulada RETORNO AL PASADO y para que la espera no se os haga demasiado larga, voy a colgar este nuevo reportaje que le grabé a mi generoso amigo Carlos, como PREÁMBULO de la sesión, cuyo morboso guión él me envió y que no tardaré demasiado en llevarlo a cabo, ya que me encanta.

 


      Este PREÁMBULO constará de tres partes, que iré publicando de manera consecutiva sin demorarme demasiado entre una y otra, ya que las tengo terminadas para que mi amigo Carlos las pudiera recibir y disfrutar de ellas como adelanto a esa sesión que tenemos pactada entre ambos y que Porky ineludiblemente, deberá sufrir en cuanto saque el tiempo que necesito para putearlo y someterlo como se merece.

 


      A mi querido amigo ya le envíe los tres vídeos hace unos pocos días y me contestó que le habían gustado mucho pero que estaba deseando de ver la sádica sesión que él me escribió, aunque por supuesto era consciente y se hacía cargo de mis limitaciones de tiempo, esperando pacientemente lo que hiciera falta. No me puso ninguna objeción a que dichos vídeos se publiquen en el blog, así que debéis darle las gracias a él, siempre que os gusten y disfrutéis con ellos, claro está. 

 


      Por si alguno de vosotros no lo recuerda, en un reportaje anterior os comenté lo siguiente: Carlos hace ya bastantes días se ofreció a regalarme un arnés de cintura, con el fin de que le rompiera el culo al puto cornudo. No me pedía nada más que eso, incluso ni me solicitó ver como lo taladraba. Pero me pareció que se quedaba muy corto en su requerimiento, así que yo, siempre fiel a mis principios de equidad, le ofrecí que me contara alguna fantasía o escribiera un pequeño guion morboso con el fin de grabarle un vídeo que le gratificara en su desprendida generosidad.

 


     No se hizo esperar demasiado. En pocas horas y a vuelta de correo me envío un texto bastante estimulante y vicioso con lo que le gustaría contemplar. Lo leí con detenimiento y me encantaron las ideas lascivas y sádicas que me proponía, tanto para el cerdo como para mí; coincidían plenamente con mis gustos sexuales y de dominación, así qué sin dudarlo, le comenté que estaba totalmente de acuerdo en llevarlas a cabo. Le envíe entonces la foto del arnés con el precio y él seguidamente me mandó el importe por bizum, pero al hacerlo se equivocó y me envió dos veces el coste de dicho arnés.


 

      Rápidamente me comunicó la equivocación, pero cuando lo hizo me dijo que no pasaba nada, que ese dinero que me había enviado de más, lo podía utilizar para comprarme algún otro juguete sexual. Obviamente y siempre siguiendo mis criterios de corresponsabilidad, no podía quedarme el importe de ese error sin ofrecerle una compensación a cambio, así que le comenté qué si le parecía bien, después del primer vídeo, le haría otras dos grabaciones más con otras fantasías distintas que le apeteciera realizar o escuchar, usando para cada sesión diferentes vestuarios sexis.

 


     En estos momentos tan difíciles y restrictivos que nos toca vivir, pienso, que un tipo de juego morboso como el que he iniciado con Carlos, puede ser una muy buena manera de ir capeando de forma caliente toda esta época que tanto está limitando nuestros deseos sexuales.

 


     Aparte del morbo que esta serie de preparativos e ideas pervertidas que a espaldas del cornudo nos llevamos Carlos y yo para someterlo y humillarlo, hemos logrado establecer entre ambos, una comunicación mucho más íntima, caliente y fluida, que inexorablemente nos aumenta el deseo de encontrarnos cara a cara y ver entonces que es lo que sucede en esa primera cita, que yo espero sea el principio de una nueva puesta de cuernos para el corzo, en una sesión de fortísimo y desenfrenado componente sexual, tal y como a mí me gusta tener.


 

      En este primer vídeo podéis ver algunos de los nuevos juguetes que acabo de recibir en este mes de diciembre, incluido el arnés que me regaló Carlos, todos ellos están encaminados al sometimiento y feminización de la puta que tengo por marido, bien sea como complemento o como elemento de tortura para doblegar su porcino intelecto y convertirlo en una perfecta hembra sumisa y complaciente para el macho que desee usarla y satisfacerse o deslecharse con ella, tratándola como una ramera barata.



 

     Espero que os guste el cartel de fondo que he mandado imprimir, todo el diseño es creación mía y os confieso que he quedado muy contenta con el resultado, aunque la iluminación que había en esta ocasión no le favorece demasiado.

 


     La ropa que lleva la mariquita en este primer vídeo, es la que habitualmente debe vestir en casa, incluso cuando está Yolandita presente, teniendo que aguantar las burlas que la niña le dedica (muchas de las veces con una malicia y desprecio que no sé de quién ha sacado), aunque sí que es cierto, que cada vez lo ve como lo más normal el que vaya vestida así y que sus gestos sean cada día más amanerados tal y como le voy enseñando.

 



      Estoy convencida de que sabe perfectamente la clase de padre amariconado que tiene. Soy también consciente de que no debo demorar demasiado el sentarme con ella y aclarar muchas cosas, al fin y a la postre seguro que va a terminar por atar cabos (si no los ha atado ya).

 


      Hace un par de meses, no estoy segura en absoluto, pero creo que Yolanda me pilló en el sofá morreándome con un primo mío, no lo sé seguro porque al escuchar un leve ruido, me cerré la blusa aceleradamente y empujé a Sergio apartándolo de mí, pero eso no evitó que pudiéramos escuchar como sus pasos tenuemente se alejaban por el pasillo. Me di cuenta entonces de que la puerta del salón no estaba cerrada del todo y me puse muy, pero que muy nerviosa y sin saber muy bien que hacer, al final opté por callar y observar su actitud. Ya digo que no puedo estar segura del todo de que nos pillara, pero desde luego lo que sí sé, es que si me vio con un pecho fuera y besándome lascivamente con su tío le tuvo que resultar extremadamente chocante el que su papá estuviera fregando los platos en la cocina y yo me encontrara con mi primo en tan obscena actitud. Lo que sí es cierto, es que durante casi una semana encontré a Yoli tremendamente rara y desviando la mirada cada vez que le hablaba, sin embargo, no percibí que estuviera enfadada, así que quizás mi imaginación me gastó una mala pasada y ella no me viera en aquella infiel situación, pero sea una cosa u otra, lo cierto es que el susto me lo dio y de qué manera. 

 


     Cuando peor lo pasa la sissy, es al llevar obligatoriamente las determinadas vestimentas que yo le ordeno ponerse, siempre que algún amigo o familiar pasa a visitarnos o cuando la que viene es su puta madre, que por cierto, también se le pitorrea. Aunque sí que es verdad, que de momento y debido a la pandemia las visitas no son demasiadas, también será verdad que en el momento que vuelva la normalidad y con todo lo que voy avanzando en su feminización, la presentación en sociedad de la "princesita" será más que sonada.

 


     De momento lo dejo aquí. Espero que os haya gustado la grabación y las fotos, aunque se perfectamente que quedan un poco light para lo que estáis acostumbrados, pero os puedo adelantar que los dos siguientes vídeos serán algo más estimulantes.

 

FELIZ NAVIDAD y 2021

 

sábado, 5 de diciembre de 2020

¡¡800.000 VISITAS!! y RETORNO AL PASADO

 


     Acabamos de superar las 800.000 visitas en el blog, una cifra que en mis más optimistas previsiones nunca pensé que alcanzaría tan rápidamente. Para celebrarlo, me parece un momento ideal para retornar al pasado, haciendo una retrospectiva que permita valorar todo lo vivido en estos placenteros años de morbo, vicio y perversión, además de contemplar una pequeña parte de la evolución sexual que yo he ido experimentando y al mismo tiempo poder observar también, la evidente involución como persona del desgraciado cerdo cornudo que tengo por marido.

 


     Comenzaré mi relato remontándome a las VACACIONES del 2011. En el momento en que empieza esta historia, mi aprendiz de esclavo sumiso y yo llevábamos unos 10 días veraneando en una bonita urbanización de apartamentos en la costa Almeriense, lugar casi idílico al que siempre que puedo me gusta acudir, me encanta recrearme y disfrutar del magnífico clima y sobre todo aprovecharme del morbo liberal que al caer la noche ofrece esa zona, sin dejar de lado y haciendo mención especial a poder dar rienda suelta a la práctica del naturismo sin cortapisa alguna.

 


     Fue por aquel entonces cuando llegaron al apartamento colindante tres nuevos inquilinos, se trataba de dos chavales jóvenes y un varón adulto que casi inmediatamente averigüé que era su padre y que además se acababa de separar, estando por aquel entonces en plenos trámites de divorcio. Por lo que luego supe, el motivo de ese veraneo con sus hijos no era otro que el de relajarse e ir tratando de adaptarse a la nueva situación familiar además de conseguir una relación más estrecha con sus dos revoltosos chiquillos.

 


           

      Los chicos abordaron la vivienda con bastante estrépito y algarabía, (no parecía que estuvieran viviendo ningún tipo de trauma por la separación de sus padres) El adulto sin embargo mostraba una actitud bastante más reservada, aunque su agradable sonrisa dejaba entrever que hacía lo imposible (según supuse), por no dejar translucir su verdadero estado anímico.

 



      A la llegada de estos nuevos residentes, tanto Porky como yo nos encontrábamos sentados en el pequeño jardín al que solo un seto más bien bajo separaba del otro apartamento. Aquel apuesto hombre, al darse cuenta de nuestra presencia nos saludó amablemente.

 



  - Hola vecinos, mucho gusto en conocerles, mi nombre es Braulio y mis hijos son Abel, el mayor y Luca el pequeño revoltoso, se llevan solo un año y como ya os iréis dando cuenta son algo gamberrillos, ya sabéis lo que son las edades adolescentes, pero por favor, si hacen algo que os incomode hacédmelo saber.

 



     ­­­Me gustó su forma de hablar y también su porte varonil e interesante, aunque algo tristón, inmediatamente correspondí a su saludo levantándome de mi asiento, al mismo tiempo que la toalla que cubría mis pechos se quedaba aposentada en la silla de madera (me encanta exhibir mis pechos haciendo topless y más aún, en esa zona almeriense tan sumamente liberal) me presenté y Porky a una señal discreta mía, también lo hizo, (con su nombre de pila, claro está), dejé que mi mano se elevara por encima del seto y el alargó la suya estrechándome los dedos y transmitiéndome fortaleza en aquel apretón. Porky con su natural apocamiento y endeblez, tendió también su gordezuela mano de dedos cortos y lasos, (me imagino que queriendo hacer patente su presencia), pero Braulio parecía no darse cuenta de su existencia y seguía reteniendo la mía, mientras sus ojos se quedaban fijos en los míos y únicamente los apartaba para posarlos sobre mis desnudos senos, que sin yo que yo pudiera evitarlo consiguió que mis pezones se endurecieran de forma abrupta. Ese saludo tan especial duró escasos segundos, pero no sé muy bien a causa de qué, por mi cabeza pasaron a ritmo muy lento. Porky al sentirse ignorado retiró su lacia mano (Recordándome por un momento, a esos relojes gelatinosos que pintaba el gran Dalí) y solamente balbuceó un tímido:

 

  - Encantado de tenerle como vecino.

 



     Después de esos primeros saludos, ellos siguieron con la "mudanza" y nosotros (Perro y Ama), terminamos de tomarnos el aperitivo, mientras escuchábamos su continuo ir y venir descargando equipaje. A mí, la llegada de aquel nuevo vecino me generó expectación e incluso me despertó un cierto hormigueo en la entrepierna, pero tampoco le di mayor importancia, eso me sucede en otras ocasiones y al final solamente se queda en alguna fantasía morbosa que me sirve para masturbarme pensando en el tío que consigue excitarme y hacerme olvidar a la piltrafa sebosa que me ha caído en suerte y que tan difícil se me hace soportar en infinidad de ocasiones.

 



      Bien entrado el mediodía, pasamos al interior y nos dispusimos a comer. Yo comí una ensalada variada y alegrada con frutos secos, mientras que a Porky le tenía preparado un cubo con patata cocida, mezclada con plátano maduro y salvado de trigo, aderezado con melaza (Esta dieta de engorde porcino me la había enviado un ganadero amigo mío, con el que mantenía correos periódicamente. Lástima haber perdido el contacto con él porque ahora mismo, no me hubiera importado llevar a mi puerco cornudo a su granja para hacer algún experimento de cruce zoofílico, con diferentes animales, buuuuffff... me excito de pensar en ese sublime y perverso espectáculo).

 



      Después de comer, me puse en el ordenador a seguir con mi aprendizaje de métodos expeditivos en la dominación, mientras que el abotargado tocino, sudoroso y con la panza bien llena se quedaba dormido en un sillón. Su porcino descanso, no le duró demasiado, debido a que los dos adolescentes conectaron música a todo volumen, despertándolo sobresaltado. El cerdo abrió sus aborregados ojos con gesto contrariado y molesto al escuchar el fuerte sonido y algarabía provenientes del apartamento colindante. El muy idiota se atrevió a insinuarme, que como yo había mantenido más conversación amistosa con Braulio, me pasara a pedirle que bajaran el volumen, yo le contesté, que a mí no me molestaban y que fuera él si tenía cojones, empezó a remolonear y a decir que ya total ¿para qué? si ya se le había pasado el sueño. No pude por menos que sonreír burlonamente al ver los pocos arrestos que tiene como hombre, y obviamente pasé de él y continué viendo las páginas bdsm.

 



      A media tarde, cuando ya el sol tenía menos fuerza, decidí que debíamos ir a la piscina a darnos un baño y relajarme. Yo no sé nadar y tengo bastante miedo al agua, así que me metí por la parte del 1,20 e hice algunos ejercicios relajantes sujeta a la escalera. Porky por su parte y a pocos metros de mí, daba manotazos en el agua salpicando como un crío, es un nadador pésimo y aguanta poquísimo flotando, así que con lo miedoso que es, tampoco se atreve a meterse donde le cubre. A veces me quedó mirándole divertida, aunque me produce grima ver su patética forma de moverse en el agua. Salí de la piscina en cuanto estuve fresquita y me acosté boca arriba en la tumbona para secarme y broncearme, me resulta muy placentero el sentir el sol acariciando mis tetas desnudas y húmedas, me gusta muchísimo cuando siento como mis pezones al secarse se contraen con la tirantez de la piel, dan la impresión de tener vida propia. No tardé mucho en abrir el libro que estaba leyendo, me puse una pamela y me concentré en la muy interesante lectura. Habrían pasado unos 15 minutos cuando escuché la voz grave de Braulio:

 

  - Buenas tardes vecina, ¿te importa si me siento aquí? estoy todavía algo desubicado, además de aburrido y estresado, estos dos diablillos que tengo por hijos me vuelven del revés.

 

Me hizo gracia ese comentario y amablemente le conminé a que se sentara en la tumbona de Porky, que infantilmente seguía dentro de la piscina. Enseguida se estableció entre nosotros un muy entretenido e informal diálogo, estuvimos charlando sobre lo bien que se estaba en esa zona almeriense y del microclima reinante, tan sumamente agradable. Me preguntó también por que tipo de alicientes de diversión podría haber por allí, ya que para él era la primera vez que visitaba el lugar (tengo que decir qué durante casi toda la conversación, su mirada de una forma bastante descarada e intermitente, se posaba en mis pechos una y otra vez, haciéndome sentir agradablemente halagada) un poco acalorada por la situación, contesté a su pregunta,

 

  - Si lo que buscas son sitios para llevar a tus hijos, puedes ir al poblado del oeste, en donde se grabaron infinidad de películas de ese tipo, yo no he estado, pero algún día me quiero acercar (debo decir que a día de hoy todavía no lo he visitado). También tienes un AcuaPark aquí al lado y por supuesto me imagino que ya estarás al tanto de todas las visitas que podéis realizar por el Cabo de Gata, sin olvidaros de la magnífica playa que tenemos aquí mismo.

 

Sin darme cuenta, en el momento que Braulio había llegado e interrumpido mi lectura, el libro que yo estaba leyendo quedó apoyado sobre mi pierna, abierto y con la portada hacia arriba, así que el título se podía visualizar perfectamente. Vi que se quedó mirándolo con mirada inquisitiva y entonces me dijo sonrientemente,

 

  - Interesante lectura ¿Te gustan esos temas?.

 



     Ahora mismo y después de tantos años, se me hace difícil recordar exactamente que libro estaba leyendo por aquellos días, pero de lo que sí estoy convencida es de que si no era: El AMA. Memorias de una Dómina, de Annick Foucault, sería seguramente, el de Pierre Bourdieu, titulado: LA DOMINACION MASCULINA. En cualquier caso, ambos títulos decían demasiado de mis gustos. Sin ningún tipo de pudor le contesté descaradamente,

 

  - Me encanta todo este tipo de lectura, me resulta altamente instructiva, e inevitablemente aprendo muchas cosas nuevas e interesantes.

 

Haciendo uso de esa provocadora maldad que algunas mujeres dominamos, cambié de tema rápidamente, dejándolo pensativo y expectante; al mismo tiempo que miré hacia la piscina, buscando la cabeza de Porky no fuera que el muy capullo se me hubiera ahogado. Vi que seguía "nadando" y que a pocos metros de él estaban los niños de Braulio haciendo piruetas en el agua.

 

  - Mira tus hijos que bien se lo están pasando, menudo par de gamberrillos tienes, son muy guapos.

 

Se levantó de la tumbona mirando hacia donde los chicos estaban divirtiéndose y yo aproveché el momento para admirar su bien formado cuerpo, algo peludo para mi gusto, pero muy fibroso y bien formado, aunque lo que más llamó mi atención fue el ver que su bañador estaba sospechosamente abultado, no pudiendo por menos que preguntarme si quizás sería yo la causa de aquella hinchazón.



 

     Después de ver a sus hijos, se sentó de nuevo con gesto complacido al comprobar que los adolescentes se lo estaban pasando en grande e inmediatamente volvió a lo del libro, me di perfecta cuenta de que estaba muy morbosamente interesado en saber más de mis gustos.

 

  - A mí también me gustan bastante las lectura picantes, incluso veo porno alguna vez, ja,ja,ja, - (se río nerviosamente) - El problema, me imagino, es que aunque aprendas muchas cosas si no tienes con quien practicarlas de poco te pueden servir.

 

  - ¿Y quién te ha dicho que no tengo con quien practicarlas? - contesté desafiante -

 

Se quedó descolocado y con gesto interrogativo, me reí divertida al ver su expresión incrédula y le dije,

 

  - En estos días que vamos a compartir vecindad, te darás cuenta de que estás muy equivocado.

 

  - Te burlas de mí, me estás tomando el pelo.

 

 -  Nada más lejos de la realidad, tú obsérvanos a mi maridín y a mí y verás que no te estoy tomando el pelo..., es más, aunque no tenía previsto nada al respecto, te quiero empezar a dar las primeras pistas.

 

Me volví hacia la piscina donde el botarate de Porky seguía chapoteando como un perro que lo han tirado de sorpresa al agua. Di una palmada y un silbido, en cuanto el inútil lo escuchó giró rápidamente su cabeza mirándome, le hice un gesto seco con la mano indicándole que viniera. Salió del agua rápidamente y se acercó,

 

  - ¿Qué deseas cariño? - preguntó -

 

  - Vete rápidamente al apartamento y tráeme las sandalias transparentes - le ordené con gesto serio, sin mirarle siquiera -

 

  - ¿Me puedo secar antes? - Preguntó casi susurrando y seguramente descolocado por la presencia de Braulio, que asistía con incipiente curiosidad a todo lo que yo hacía y decía -

 

  - Solamente los pies para que no manches la casa y date prisa que es para hoy.

 

Se frotó la toalla por las plantas apresuradamente y salió raudo hacia la vivienda. Braulio estaba con expresión de no dar crédito a lo que estaba viendo.

 

  - ¿Vas pillando? le dije con mirada enigmática.

 

  - Me cuesta pensar que sea real lo que estoy imaginando.

 

  - Bueno, es normal que estés confundido, ya me hago cargo, pero tú relájate un poco que quiero que tus dudas se disipen totalmente, túmbate largo y no digas nada, aunque todo lo que va a suceder te suene extraño o te desconcierte.

 

Volvió Porky trotando cual cerdito cochinero trayéndome las sandalias, le reprendí con gesto serio,

 

  - Ya me estaba cansando de esperar, cada día eres más lento, te me estás haciendo viejo, a este paso va a haber que buscarte pronto repuesto.

 

  - Perdona cariño, es que no sabía que estaban en el armario pequeño - me contestó azorado

 

  - ¡Déjate de monsergas, que me aburre tu estúpida verborrea y pónmelas!. Cuando termines dale un masaje en los pies a Braulio que los lleva muy cansados por el largo viaje y le duelen.

 

  - Pero cariño... - comenzó a decirme todo colorado y bajando la mirada -.

 

Le corté la frase de forma abrupta,

 

  - Házle el masaje de la misma forma en que me lo haces a mí siempre que te lo ordeno y no me vengas con historias que no estoy para cuentos y ya sabes que si te cansas te jodes. Hasta que Braulio o yo no te digamos de parar tú continúa.

 

Agachó la cabeza y pesadamente por todo el pienso que había ingerido en la comida, se puso de rodillas a los pies del vecino que totalmente asombrado y sin saber que actitud tomar (pero al mismo tiempo expectante e inmóvil tal y como yo le había dicho), se dejó masajear sin oponerse a los manejos del gorrino. Yo le sonreí y le guiñé un ojo. El bulto en su bañador era ahora bastante más ostensible, acerqué mi tumbona a la de él poniéndome a pocos centímetros y le dije susurrándole al oído,

 

  - Por las noches, cuando acuestes a tus niños, tienes si te apetece, otro tipo de diversión más de adultos y muy cerquita de aquí, solamente tienes que pasarte por lo que aquí llaman "La Zona Roja". A mí me gusta ir casi todos los días y me lo suelo pasar genial, hay varios clubs y bares de copas, casi todos ellos de ambiente muy liberal.

 

  - Braulio desbordado por la situación, pero al mismo tiempo complacido (Se le notaba en el bañador), me dijo muy despacito,

 

  - Perdona por mi pregunta si te parece indiscreta..., - calló un momento como dudando si hacérmela, pero ante mi mirada inquisitiva al fin se atrevió - ¿Hacéis intercambios de pareja?

 

  - ¡Noooo! - le respondí bajito - Lo nuestro es bastante distinto, en nuestro matrimonio lo que realmente prevalece son mis gustos exclusivamente y a "este" le tengo prohibido el mirar a cualquier otra mujer, por lo tanto, en esas salidas "divertidas" la que debo quedar a gusto y satisfecha, soy yo. Para mi marido la única opción que le queda es la de ser feliz a través de mi felicidad, sea con quien sea ¿No sé si me entiendes?

 

  - Buffff..., estoy perplejo..., había oído algunas historias al respecto, pero no terminaba de creer que alguien tuviera ese tipo de vida y mucho menos que yo pudiera conocer a una pareja así. Me cuesta asimilar todo lo que estoy viendo y que tú me estás demostrando, pero creo que me voy haciendo una idea de tu maravillosa y excitante forma de vida, me da un morbo enorme el poder hablar contigo de estas cosas y más cuando me acuerdo de lo sosa que era mi exmujer con todo lo relacionado con el sexo.

 

Lo veía moverse nerviosamente mientras Porky continuaba masajeando los dedos de sus pies, uno por uno, el abultamiento del bañador daba a entender que tenía una dotación bastante aceptable. De pronto vi como miraba hacia Porky (que seguía a su trabajo con la vista baja) y entonces, en un arranque de decisión alargó su brazo atrevidamente y acarició disimuladamente el pecho que quedaba más cercano a él, al mismo tiempo que me susurraba

 

  - Me estoy poniendo muy caliente, ¿Se enfadará tu marido si se da cuenta de lo que estoy haciendo?

 

 

Por respuesta sujeté su mano sobre mi pecho y silbé, Porky levantó la cabeza y le dije burlonamente,

 

  - Mira lo que le gusta a Braulio ¿Tienes algo que objetar?

 

  - Nada cariño - dijo con rostro apesadumbrado, mientras bajaba la mirada y continuaba con el masaje en los pies del hombre que estaba sobando las tetas de su querida esposa.

 



      Al ver que no había oposición por ninguna parte, continuó acariciándome el pecho y dedeándome el pezón, poniéndomelo extremadamente duro e inhiesto. Poco a poco, se fue girando acercándose más hacia mi cuerpo, hasta que su boca se encontró a muy pocos centímetros de mi tieso botoncito, sentí su aliento casi pegado a mi areola, que en ese momento se encontraba invadida de pequeños bultitos deseosos de ser lamidos o absorbidos por los labios de mi agradable vecino, mi piel estaba erizada y la entrepierna tremendamente húmeda manchaba sin remedio la braguita del bikini. Cuando parecía que aquella boca iba a mamar de mi ubre, toda la magia del caliente momento se rompió al escuchar aproximándose las voces de los hijos de Braulio que reclamaban su presencia, provocando obligatoriamente el que toda aquella caliente escena se terminara de manera tan abrupta. Me recompuse lo mejor que pude, con el rostro arrebolado de deseo, aunque al mismo tiempo no pude evitar la risa al contemplar el fuerte empujón que le dio a Porky apartándolo con el pie, provocando que el bobo se quedara ridículamente sentado en el césped y con cara de haber hecho algo mal. La escena era un poco grotesca, resultaba muy jocoso contemplar los apuros de mi vecino por ocultar a la mirada de sus niños aquel enorme bulto que en aquel momento dibujaba su bañador. En mi caso me resultaba mucho más fácil el ocultar la humedad que mojaba la caliente y deseosa abertura sexual.

 



      Hasta aquí fue todo lo que aconteció el primer día de esta historia. Como podéis ver, parece que muy poco tengan que ver las fotos que acompañan el reportaje de esta primera entrega, con lo que os he relatado hasta ahora, pero nada más lejos de la realidad, como podréis comprobar si no os perdéis las vivencias de los días que precedieron a este primer contacto y que seguiré narrando en sucesivos reportajes.

 

     Aprovecho también para hacer alguna referencia y comparativa de las fotos de aquellas vacaciones con las que os voy poniendo más actuales en otros reportajes. Como podéis comprobar yo todavía fumaba y estaba bastante más delgada que ahora. Fue una pena que al dejar el tabaco pillara algunos kilos de más, cosa que me fastidió bastante ya que algunos de los muchos vestidos sexy que tenía se me quedaron pequeños, pero por otra parte, también se me quedaron pequeños los sujetadores ya que mi talla de pecho aumentó su volumen, cosa que no me pareció nada mal ¿No creéis?.

 




     Igualmente es bastante notorio el cambio corporal que ha experimentado Porky en el transcurso de estos años. Cuando me paro a contemplar de nuevo las fotos que hace años no veía, me doy perfecta cuenta de que he estado enrollada con tíos de cuerpo mucho menos atractivo al que por aquel entonces lucía el cabrón. La verdad es que fue una lástima, que resultará ser un auténtico hijo de puta, así que por muy atractivo que pudiera resultar ya no había vuelta atrás.

 



     El tiempo a veces te hace darte cuenta de cosas que en su momento no sabemos apreciar o pasamos por alto, y ese indudablemente es mi caso, era tanto el desprecio que sentía por el puto desgraciado y por sus comportamientos de machito de mierda, que en aquella época solamente me generaba inquina y ganas de joderle la vida.

 

     En aquellos primeros años de mi liberación como hot wife, estaba tan sumamente enfadada por todo lo que había vivido con aquel puto cabrón, que en mi mente solo existía el odio y los deseos de venganza acumulados por todos los desprecios que había tenido que soportar a manos de aquel bastardo asqueroso. Toda la frustración que había ido amontonando durante tantos años al haberme sentido menospreciada y humillada por semejante bazofia humana, eran la causa de la cerrazón u obcecación que sentía para infringir el mayor dolor y humillación a la escoria mal parida e inevitablemente todos esos penosos años de calvario a su lado, me impedía sentir el más mínimo sentimiento de piedad hacia el mal nacido de Porky.

 

     Aunque ya habían pasado un par de años desde el comienzo de mi vida como hembra caliente y dominante, mis objetivos para el futuro los tenía clarísimos: aparte de poder divertirme y gozar sexualmente, catando y disfrutando de buenos machos que supieran apreciar mis cualidades como mujer, quedaba como principal objetivo el destruir lo más cruelmente posible tanto cuerpo como mente del mezquino hijo de puta que tanto había socavado mi autoestima. Quería obligarle a derramar lágrimas de sangre e implorar piedad ante todo lo que iba planificando para su inevitable y dura destrucción (sobre todo psicológicamente). Si no hubiera sido por el hecho de la hija que tenemos en común, habría conducido al anormal hasta el borde del abismo (cerebralmente hablando) y lo habría mandado a tomar por el culo de una patada, dejándolo en la calle con lo puesto. De cualquier manera, reconozco que estoy contenta de haber vencido aquel impulso visceral y ahora mismo me alegro mucho de no haberme desecho de él, ya qué de haberle dado puerta, me hubiera perdido un gran perro esclavo de por vida y por supuesto todas las enormes satisfacciones que su degradación y sufrimientos me han ido proporcionando hasta el día de hoy, sin contar con toda la perra y arrastrada vida que le queda hasta el día que se muera.

 

     Por aquella época, (asesorada en parte por un buen amigo) me encontraba inmersa en la experimentación de los efectos y la evolución del cuerpo de Porky, a consecuencia de la administración de algunos tipos de hormonas femeninas que yo me encargaba de mezclar en la pastura diaria que el cerdo ingería. De igual manera y de forma complementaria estaba poniendo en marcha todo el proceso de cebamiento animal con el que pretendía conducirlo al estado semiporcino y seboso que hoy ostenta. El volumen que iban adquiriendo sus pezones, me hacía constatar que el tratamiento implantado, llevaba el camino adecuado para lograr el cambio genético que yo pretendía llevar a cabo para ir satisfaciendo mi tan esperada venganza.

 





     En este reportaje incluyo también algunas fotos de aquel mismo verano en la playa de Torimbia (Asturias), en las que Porky fue paseado humillántemente con los huevos anillados y el collar de perro, demostrando ante los bañistas presentes (no demasiados) su canina condición.

 




     Para facilitar el que os hagáis una mejor idea de donde se desarrolló la historia, os pongo también esta serie de fotografías, donde podéis ver el pequeño seto que separaba los dos apartamentos, además de la bonita piscina y algunas de las calles más próximas a la urbanización naturista. Por si no os habéis fijado, hago hincapié en el detalle de la pulsera de tobillo que me gusta lucir por la playa, como muestra para todos aquellos varones que entienden del tema, de que soy una mujer caliente y abierta a determinadas propuestas viciosas. Las sandalias que llevo puestas son las que le pedí al cerdo que me trajera para demostrarle a Braulio, su condición servil.

 


      Como ha pasado tanto tiempo, es muy posible que se me escape algún hecho de los que ocurrieron esos días, así como que algunos detalles de lo que cuento puedan ser imprecisos, pero os aseguro que pongo todo mi esfuerzo e interés por tratar de ser lo más fidedigna posible al narrar toda la caliente historia de aquellas estimulantes vacaciones.

 

     Como ejemplo de mi inseguridad en el recuerdo, quiero comentaros, que ahora mismo tengo una imagen muy difusa de las caras de aquellos tres divertidos vecinos y que probablemente si me los encontrará ahora mismo por la calle, dudo mucho de que los reconociera. Desafortunadamente, Braulio no estuvo por la labor de hacernos ninguna fotografía juntos, se lo pedí uno de los días, pero me contestó, que debido a todos los problemas del divorcio que tenía encima, no quería correr el riesgo de que le pudiera sobrevenir otro más y posiblemente más gordo. Por supuesto que yo lo entendí y por esa causa no puedo mostrar ninguna imagen con ellos y bien que me fastidia, sobre todo, porque esas fotos me ayudarían a recordar mejor aquellos morbosos días y también a aquel querido "amigo".