Ya estoy aquí otra vez, para
seguir contándoos el desenlace de mi primera experiencia en el cancaneo.
Tal y como me había pedido el
desconocido macho, me bajé del coche y ambos como podéis ver, comenzamos
nuestro ritual amoroso y excitante, a mi me encantaba el tamaño de su polla y
la dureza que casi todo el rato mantuvo, sobre todo mientras la sentía latir en
mi mano. A él por contra, le volvían loco mis tetas y disfrutaba mamando de
ellas una y otra vez, sorbía de mis pezones, erizando mi cabello y mojando mi
chochito y por consiguiente las braguitas que llevaba puestas.
El mierda del cornudo, con rostro
compungido no perdía detalle y trataba de grabar con el máximo interés, supongo
que para no ser merecedor de castigos posteriores, como él bien sabe, si no
consigue darme gusto.
La tarde era bastante ventosa
además de muy calurosa, por ese motivo, el sonido es bastante deficiente, las
condiciones para estas grabaciones no suelen ser las más idóneas, pero aún así
espero que os resulten morbosas y despierten vuestra calenturienta imaginación.
Cuando me decidí a tener esta
experiencia, solamente quería comprobar lo que me podía encontrar y no tenía
ninguna intención de terminar follando, pero es obvio y las imágenes hacen muy
palpable, que la excitación de ambos iba en aumento conforme los tocamientos y
lamidas se hacían más insistentes, además para mí, el estar con un completo
desconocido (pero de magnífica apariencia) y en un lugar tan abierto a posibles
miradas, me causaban una perturbación erótica tremenda.
Por otra parte el estar tan
expuestos a cualquier desaprensivo con malas intenciones, también frenaba mis
impulsos de querer ser montada por el macho. Por ese motivo, cuando él me dijo
que mandara a vigilar al perro, me pareció la mejor opción para no quedarme sin
una buena jodienda, la lástima es que al marchar el puto animal a su sitio de
vigilancia, no se pudo grabar la escena tan caliente y sexual que siguió
después.
Os puedo contar un poquito de lo
que pasó, para que con vuestra imaginación os hagáis una idea de esa última
parte.
Al irse el perro a cumplir su
cometido, como chucho cornudo, todo cabizbajo y humillado, mi amante, me apoyó
en el coche quedando frente a él, comenzando enseguida a besarnos
apasionadamente, mientras él no paraba de pajearme el delicado botoncito,
consiguiendo ponerme cachonda perdida, de pronto, apartándome la braguita a un
lado, comenzó a pasar la dura pija por toda mi húmeda rajita, lo hacía despacio
de arriba a abajo una y otra vez, frotando y deteniéndose algo más en mi enhiesto
clítoris, dejando que en algún momento, el morado glande penetrara un poquito
en mi interior, abriéndome los labios erógenos, para después retirarse sin
compasión, provocando mi frustración y deseo, tenía que morderme el brazo, para
que mis gemidos o casi gritos de placer, no se escucharan a lo lejos
denunciando lo que estaba pasando.
Los fluidos escurrían por mis
piernas y le suplicaba que me jodiera de una vez, se puso un condón y me hizo
darme la vuelta, al mismo tiempo que me ordenaba quitarme la braga, me apoyé en
el coche, entonces, teniéndome en esa postura me cogió de las caderas y tirando
hacia atrás, me obligó a sacar el culo, al mismo tiempo que con su pierna me
hacía abrir las mías, quedando como una v invertida, en esa posición tan ofrecida
a mi macho, comenzó de nuevo a jugar con su pene en la entrada de mi coño
haciéndome sufrir de nuevo y anhelando lo inevitable, esta vez no se hizo
esperar demasiado y su gorda ciruela morada, penetró mi vagina, que totalmente
húmeda, la acogió con avidez, inmediatamente le siguió el grueso tronco que se
incrustó sin piedad, martilleando una y otra vez toda la profundidad de mi
excitado chocho, me daba fuertes golpes de cadera, haciendo que sus cojones
chocarán contra la entrada de mi gruta del placer, mientras sus manazas
aferraban mis tetas impidiéndome moverme de la posición en que estaba, de vez
en cuando sus dientes mordían mi cuello levemente, causándome oleadas de
placer, mientras era montada tan salvajemente, de vez en cuando y como a unos
60 metros, veía al puto perro cornudo, ejerciendo su labor de vigilancia, su
actitud sumisa, me causaba también una enorme y sádica satisfacción, que
inevitablemente desembocó en la explosión de un fuerte orgasmo, haciéndome
chorrear mucha más cantidad de viscoso líquido. Mi semental siguió usándome sin
soltarme y continuó dando pollazos en mi coñito, hasta que con un gruñido sordo
y fuertes palpitaciones de la pija en mi interior, soltó su lechada, quedándose
un rato enganchado a mi cuerpo, como si fuera un perro, al final y después de
unos jadeantes momentos, aquel grueso miembro comenzó a perder su dureza y
lentamente salió de mi interior, comprobé entonces, la enorme corrida que había
depositado en el condón, realmente era un auténtico semental.
Como habéis escuchado en el
vídeo, me pidió que si volvía a ir otra vez a hacer cancaneo, le avisara. Me lo estoy pensando, ya que a pesar de que
es un macho deseable, si quedara con él con anterioridad, yo creo que ya no
sería Dogging y lo que es peor, se perdería el morbo de la sorpresa que en esta
ocasión me resultó tan especial.