viernes, 26 de julio de 2019

PROBANDO EL CANCANEO - 2


Ya estoy aquí otra vez, para seguir contándoos el desenlace de mi primera experiencia en el cancaneo.


Tal y como me había pedido el desconocido macho, me bajé del coche y ambos como podéis ver, comenzamos nuestro ritual amoroso y excitante, a mi me encantaba el tamaño de su polla y la dureza que casi todo el rato mantuvo, sobre todo mientras la sentía latir en mi mano. A él por contra, le volvían loco mis tetas y disfrutaba mamando de ellas una y otra vez, sorbía de mis pezones, erizando mi cabello y mojando mi chochito y por consiguiente las braguitas que llevaba puestas.

El mierda del cornudo, con rostro compungido no perdía detalle y trataba de grabar con el máximo interés, supongo que para no ser merecedor de castigos posteriores, como él bien sabe, si no consigue darme gusto.

La tarde era bastante ventosa además de muy calurosa, por ese motivo, el sonido es bastante deficiente, las condiciones para estas grabaciones no suelen ser las más idóneas, pero aún así espero que os resulten morbosas y despierten vuestra calenturienta imaginación.



Cuando me decidí a tener esta experiencia, solamente quería comprobar lo que me podía encontrar y no tenía ninguna intención de terminar follando, pero es obvio y las imágenes hacen muy palpable, que la excitación de ambos iba en aumento conforme los tocamientos y lamidas se hacían más insistentes, además para mí, el estar con un completo desconocido (pero de magnífica apariencia) y en un lugar tan abierto a posibles miradas, me causaban una perturbación erótica tremenda.

Por otra parte el estar tan expuestos a cualquier desaprensivo con malas intenciones, también frenaba mis impulsos de querer ser montada por el macho. Por ese motivo, cuando él me dijo que mandara a vigilar al perro, me pareció la mejor opción para no quedarme sin una buena jodienda, la lástima es que al marchar el puto animal a su sitio de vigilancia, no se pudo grabar la escena tan caliente y sexual que siguió después.



Os puedo contar un poquito de lo que pasó, para que con vuestra imaginación os hagáis una idea de esa última parte.

Al irse el perro a cumplir su cometido, como chucho cornudo, todo cabizbajo y humillado, mi amante, me apoyó en el coche quedando frente a él, comenzando enseguida a besarnos apasionadamente, mientras él no paraba de pajearme el delicado botoncito, consiguiendo ponerme cachonda perdida, de pronto, apartándome la braguita a un lado, comenzó a pasar la dura pija por toda mi húmeda rajita, lo hacía despacio de arriba a abajo una y otra vez, frotando y deteniéndose algo más en mi enhiesto clítoris, dejando que en algún momento, el morado glande penetrara un poquito en mi interior, abriéndome los labios erógenos, para después retirarse sin compasión, provocando mi frustración y deseo, tenía que morderme el brazo, para que mis gemidos o casi gritos de placer, no se escucharan a lo lejos denunciando lo que estaba pasando.

Los fluidos escurrían por mis piernas y le suplicaba que me jodiera de una vez, se puso un condón y me hizo darme la vuelta, al mismo tiempo que me ordenaba quitarme la braga, me apoyé en el coche, entonces, teniéndome en esa postura me cogió de las caderas y tirando hacia atrás, me obligó a sacar el culo, al mismo tiempo que con su pierna me hacía abrir las mías, quedando como una v invertida, en esa posición tan ofrecida a mi macho, comenzó de nuevo a jugar con su pene en la entrada de mi coño haciéndome sufrir de nuevo y anhelando lo inevitable, esta vez no se hizo esperar demasiado y su gorda ciruela morada, penetró mi vagina, que totalmente húmeda, la acogió con avidez, inmediatamente le siguió el grueso tronco que se incrustó sin piedad, martilleando una y otra vez toda la profundidad de mi excitado chocho, me daba fuertes golpes de cadera, haciendo que sus cojones chocarán contra la entrada de mi gruta del placer, mientras sus manazas aferraban mis tetas impidiéndome moverme de la posición en que estaba, de vez en cuando sus dientes mordían mi cuello levemente, causándome oleadas de placer, mientras era montada tan salvajemente, de vez en cuando y como a unos 60 metros, veía al puto perro cornudo, ejerciendo su labor de vigilancia, su actitud sumisa, me causaba también una enorme y sádica satisfacción, que inevitablemente desembocó en la explosión de un fuerte orgasmo, haciéndome chorrear mucha más cantidad de viscoso líquido. Mi semental siguió usándome sin soltarme y continuó dando pollazos en mi coñito, hasta que con un gruñido sordo y fuertes palpitaciones de la pija en mi interior, soltó su lechada, quedándose un rato enganchado a mi cuerpo, como si fuera un perro, al final y después de unos jadeantes momentos, aquel grueso miembro comenzó a perder su dureza y lentamente salió de mi interior, comprobé entonces, la enorme corrida que había depositado en el condón, realmente era un auténtico semental.

Como habéis escuchado en el vídeo, me pidió que si volvía a ir otra vez a hacer cancaneo, le avisara.  Me lo estoy pensando, ya que a pesar de que es un macho deseable, si quedara con él con anterioridad, yo creo que ya no sería Dogging y lo que es peor, se perdería el morbo de la sorpresa que en esta ocasión me resultó tan especial.