domingo, 31 de mayo de 2020

TEST DE VIRILIDAD - 2





                                          LA MASTURBACIÓN

      En esta parte del reportaje, vais a poder comprobar el enorme esfuerzo que tuve que emplear para tratar de sacar lo mejor de Porky, intentando por todos los medios de que su mini pollita se endureciera en toda su reducida plenitud, tenía un enorme interés en que así fuera, debido sobre todo, a que tengo una enorme curiosidad por comprobar el tamaño que puede alcanzar erecta una cosita tan mínima. Además, si hubiera conseguido levantar ese trocito de carne fofa y todavía hubiera sentido su excitación, me habría seguido dando pie, al hecho de poder continuar disfrutando del progresivo castramiento físico y psíquico del animal.



      La piel sebosa del puerco me produce una irreprimible aversión y ya no digamos el rozamiento con el minúsculo colgajillo que tiene para hacer pipí, así que tratando de tener el mínimo contacto me dejé los guantes puestos antes de proceder al pajeamiento del gordito cebón.




      El subyugado animal, estaba desconcertado ante la posibilidad de volver a tener una vida en libertad y en que yo me volviera a convertir en la servicial esposa que en otro tiempo fui. El muy inútil estaba excesivamente nervioso ante esa expectativa del nuevo horizonte que inesperadamente se abría ante él. Claro que lo que el muy estúpido no sabía, era que mis promesas de cambio no eran más que un señuelo para intentar lograr mi objetivo. Bastante que me importa a mí, jurar cualquier cosa por la zorra vieja de su madre, que le den por el culo a la asquerosa tetuda, sobre todo por haber parido un esperpento tan inmundo como Porky.




      Sin pensarlo más y venciendo mi repulsión, me puse a la complicada labor de pajear esa mierdecilla en que ha quedado convertido el penecito de Porky, solamente descapullar el diminuto glande ya resultaba una odisea, además en cuanto me descuidaba se volvía a esconder entre el pellejo que lo envuelve, (como si de una pequeña guarida se tratase). Me resultaba muy difícil menear la colita del puerco, y mientras lo hacía, no podía evitar acordarme de las hermosas pijas que a lo largo de mis años de vicio morboso, habían pasado por mis manos, boca y coño.




     De todas formas, mientras le meneaba el exiguo rabito y trataba infructuosamente de endurecerlo, animaba a Porky con frases cariñosas de aliento que hacía ya muchos años, sus orejas porcinas no habían escuchado de mi boca. El pequeño balano que coronaba la colita del lechón, seguramente y debido al temor que me tiene el muy desgraciado, pugnaba por escapar del meneo que mis dos deditos le estaban dando y volvía a ocultarse dentro del pellejudo prepucio, aunque era bastante obvio que el inútil porcino estaba disfrutando con mis manipulaciones.




      Como podéis contemplar en la grabación hice lo indecible para sacar un poco de hombría de mi esperpéntico animal, pero lamentablemente para él y después de muchos esfuerzos, decidí que no merecía la pena continuar con el test, que claramente había suspendido.




      Como es tan bobo e inútil y resulta tan fácil engañarlo, le hice creer que quería seguir excitándolo de otras maneras, pero mi contenido enfado con su manifiesta impotencia, solo podía tener una consecuencia, que no era otra que la aplicación de un severo correctivo, al no haber sabido apreciar toda la dedicación y oportunidades que le brindé.




      Para algunas partes de la grabación del vídeo hice uso de dos cámaras, intentando averiguar que tal quedaba haciéndolo de esa forma, pero como habréis comprobado, con una de ellas las imágenes salen más oscuras y menos nítidas, aunque al final he decidido montar la película uniendo escenas de ambas ya que me pareció que podía quedar un resultado más morboso.



      En el siguiente capítulo, os mostraré el castigo al que muy justamente se hizo merecedor el impotente gusano. Espero que os esté gustando toda esta serie de capítulos y os aclare mucho más sobre la especie de nenaza que tengo por marido y también si tengo motivos suficientes para zorrear por ahí, buscando tíos de verdad que me den lo que toda mujer merece sexualmente.







martes, 26 de mayo de 2020

TEST DE VIRILIDAD - 1


                                             PRÓLOGO



      En todos estos días de confinamiento que llevo en casa sin haber podido catar polla de macho, el tiempo se me ha hecho eterno además de sumamente aburrido, y claro, con tantas horas para pensar, se me ocurrió la idea de comprobar, si todo el largo proceso que ha tenido que soportar Porky, hasta llegar al lamentable estado en que han quedado convertidos sus atributos masculinos, es irreversible o todavía queda alguna esperanza de que vuelva a recuperar algo de hombría.




      Como ya sabéis los más asiduos a leer mis reportajes. Desde casi el primer momento en que comencé con el estilo de vida dominante, empecé también a experimentar en mi esclavo, una serie de prácticas destinadas a dejarlo convertido en un pelele de mínima colita y totalmente inservible como macho. Con todos los ensayos de transformación que realicé en el cuerpo y mente del animal, creo que conseguí en buena medida mis objetivos, pero actualmente y debido al confinamiento por el covid-19, me encuentro, con que ese hecho ha jugado en contra mía, ya que de haber mantenido su pene en las dimensiones que tenía al principio, me podría haber servido de él, para darme un cierto placer sexual del que tan necesitada estoy en estos penosos momentos. El mínimo tamaño al que ha quedado reducido el penecito de Porky, es la causa de que hoy por hoy, le resulte prácticamente imposible mantener una erección de cierta relevancia, salvo que al término de este test me demuestre lo contrario.





      Los largos periodos llevando el rabito enjaulado dentro del cinturón de castidad, unido a los duros tratamientos que ha tenido que soportar, tanto de tipo farmacológico como psicológico, han hecho de mi sumiso, un animal "casi" castrado y ese "casi" es el que quiero comprobar para aclarar mis dudas, mediante la realización de este test que le quiero hacer pasar.





      Para la realización de esta prueba de virilidad, con las mejores expectativas de fiabilidad, voy a tratar de comportarme con mi "maridín" de la forma más cariñosa y amable que pueda. Sé que me va a costar un esfuerzo excesivo, el conseguir vencer todo esa mezcla de desprecio y asco que siento hacia el puerco, pero en lucha con mis sentimientos voy a poner todo de mi parte para engañarlo y tratar de excitarlo, tengo muchísimo interés en comprobar, si la fuerte transformación que ha sufrido a lo largo de estos años, tanto mental como física es reversible o irreversible.





      Al término del examen y dependiendo del resultado, Porky se habrá hecho acreedor a un premio o a un castigo. Es obvio que en su mano estará una cosa u otra y por lo tanto, él será el único responsable de lo que pueda suceder a posteriori. Si consigo que su pollita se ponga dura como antaño y que se muestre capaz de proporcionarme algo de placer sexual con ella, se habrá ganado un buen premio, (que desde luego no va a ser el de dejar de ponerle los cuernos); pero si por el contrario, no es capaz de apreciar mi esfuerzo y estímulos en todo su valor, dará como resultado una gran frustración y enfado en mi interior y ese hecho inevitablemente será la causa de que el cerdo sea sometido a un fuerte castigo que le haga recapacitar y esforzarse mucho más en el caso de que decida volver a darle otra oportunidad. 



      Como la grabación del test de virilidad, ha sido bastante larga, la iré colgando en sucesivos reportajes, espero que os interese y los vayáis siguiendo hasta la conclusión del mismo. Me imagino que muchos de vosotros estaréis expectantes por saber que sucedió, os pido un poco de paciencia y os prometo que no me demoraré demasiado en volver a colgar el siguiente vídeo.