miércoles, 29 de noviembre de 2023

CONOCIENDO a JEAN PAUL - 2



    Con la inmensa satisfacción de celebrar y agradeceros a todos vosotros que el blog acaba de llegar a la respetable cifra de 1.500.000 visitas, me he dado prisa en preparar la segunda parte de mi excitante cita con Jean Paul con el fin de hacerla coincidir con esta agradable celebración.




 

     Como ya sabéis, en el anterior reportaje terminé con mi flamante nuevo amante reconvertido en mi marido, revolcándonos en la cama redonda del club swinger PK2, mientras que el imbécil de Porky, también reconvertido en siervo de este nuevo matrimonio, se encargaba de acercarnos las copas cuando se las pedíamos y de grabar lo mejor posible su inevitable puesta de cuernos.

 




    Estuvimos como 40 minutos dándonos mucho cariño y sexo, metiéndonos ambos en el papel de marido y mujer, pero no como un matrimonio convencional de años, sino como si fuésemos una pareja de recién casados en su luna de miel, disfrutando sin trabas y con todo el deseo posible de nuestros respectivos cuerpos.

 




     Desde la puerta, algo lejana, nos observaba un mirón que con la polla tiesa se estaba pajeando y que cuando yo se la estaba mamando a J.P. llegó hasta nosotros un gruñido sordo, prueba evidente de que el muy cerdo se había corrido mirándonos. Tanto a Jean Paul como a mí nos habría gustado que se hubiera acercado y de alguna manera se hubiera agregado a la fiesta viciosa. Ya comenté que a mi nuevo marido le gusta que sea muy zorra y que me deje sobar por otros tíos delante de él.

 




     La intención que ambos llevábamos de que J.P. me exhibiera y que yo me dejara calentar por otros hombres, ese día no salió bien, debido sobre todo a la indecisión de los pocos chicos que había.



 

     Cuando ya llevábamos un buen rato de magreos, caricias y tocamientos, decidí, ante la anodina mirada del idiota de Porky, darle una sorpresa a Jean Paul y para ello me puse esa prenda de cadenas que podéis ver en las fotos, con la que yo me encuentro supersexy y que a mi macho le encantó, tanto le gustó verme así “vestida”, que después de volver a retozar otro rato más en la cama, decidimos salir a la barra con el claro propósito de exhibirme y provocar a quien allí hubiera.



 

    Después de terminar nuestras copas, decidimos que en el club ya no había nada más que rascar, por lo que le ordenamos al cabestro que recogiera todo y nos dirigimos a los coches que estaban aparcados en la misma puerta. Esa es una ventaja grande que tiene el PK2, además de sus magníficas instalaciones, siempre que he ido he encontrado aparcamiento sin problema alguno. Porky me acercó una blusa para que me la pusiera encima de las cadenas y tapar así mi impúdica desnudez, pero no solo la rechacé, sino que además me monté en el coche de mi nuevo marido, dejando al idiota con cara de pasmado mientras le decíamos que guiara a Jean Paul hacia su hotel en el centro de Zaragoza. Durante todo el recorrido fui con mis pechos al aire, a la vista de cualquiera que pasara a nuestro lado y esa sensación morbosa de exhibicionismo espontáneo nos puso muy cachondos a los dos. Mientras duró el trayecto nos regalamos alguna caricia más y yo pensaba y deseaba que a Jean Paul se le ocurriera parar en algún sitio discreto para darnos otro buen sobeteo antes de despedirnos, pero no lo hizo y solamente hubo un beso de despedida antes de que yo me bajara de su coche y me pasara al de Porky que, pacientemente y como tiene ordenado, esperaba a su Ama.

 


    Al día siguiente quedamos Jean Paul y yo para volvernos a ver, desayunar juntos y hacer alguna visita turística antes de que tuviera que ponerse en camino hacia Madrid, ya que tenía que volver antes del mediodía. A primera hora de la mañana el cornudo, en su condición de chófer, me llevó al hotel donde se alojaba mi amante y después nos llevó por la ciudad a donde le fuimos diciendo mientras él esperaba resignadamente en el coche, hasta que J.P. se tuvo que marchar, dando fin a esta maravillosa cita y despidiéndonos con un caliente y largo beso. Le ordené a mi manso chófer que me llevara de vuelta a casa, mientras iba recordando por el camino las situaciones tan bonitas y excitantes que había vivido con Jean Paul, dándome cuenta de que ya le estaba echando de menos.

 


    Jean Paul volvió a Madrid con la fantasía insatisfecha de verme acariciada y bien sobada por otros tíos, fantasía morbosa que nos quedó en el aire para llevarla a cabo en cuanto pueda él volver otra vez a Zaragoza. Además, tanto el club PK2 como sus dueñas le causaron una impresión inmejorable y ambos estamos de acuerdo en que es el sitio perfecto para realizar y grabar (con el consentimiento de todos los participantes) esa morbosa fantasía que tan calientes nos pone, porque a J.P. al igual que a mí, también le encanta que el manso de Porky filme vídeos de todo lo que viciosamente hacemos, asumiendo su función cornuda y servil.

 


    Yo adquirí una videocámara como hace un par de años que me permitía grabar en condiciones de oscuridad, pero como podéis apreciar en los vídeos que he colgado con Jean Paul, la calidad deja bastante que desear, y eso que al editarlos conseguí darles algo más de luz mediante un programa que me proporcionó un amigo. No obstante, le mostré a J.P. la deficiencia de lo grabado en nuestro caliente encuentro y le decepcionó mucho la mala calidad del vídeo, pero casi de inmediato y con esa generosidad que le caracteriza y las ganas que tiene de que se filme todo perfectamente el día en que podamos llevar a cabo nuestra morbosa fantasía, le faltó tiempo para hacerme un nuevo regalo sorpresa que consistía en una cámara superpotente con rayos infrarrojos que graba de maravilla incluso en condiciones de oscuridad total.

 


    Para que apreciéis mejor la diferencia contrastando unos vídeos con otros, os pongo un par de grabaciones de la primera prueba que hice, y aunque podéis ver que la cámara no está bien situada, sí que apreciaréis la buenísima calidad de la imagen, siempre teniendo en cuenta que como os he dicho antes, en ese sitio reinaba una oscuridad casi total. Yo estoy encantadísima con ese apreciado regalo de mi querido y generoso amante/marido, convencida del enorme juego vicioso que me va a proporcionar y que, vosotros, mis queridos y fieles seguidores, podréis también disfrutar.

 
















viernes, 17 de noviembre de 2023

CONOCIENDO a JEAN PAUL - 1



     Saludos a mis queridos amigos del blog. Por exigencias personales dejo aparcado el último capítulo de dominación sobre mi esclavo “Pug”, pero con la promesa de terminarlo en cuanto mi tiempo lo tenga más controlado.

 

     Como no quiero dejar abandonado el blog durante demasiado tiempo os voy a relatar la forma en que conocí a Jean Paul y lo que sucedió en la muy interesante cita que tuve con él.




 

     El contacto con J.P. viene de varios años atrás. En un principio solamente fueron mensajes amistosos por correo, no carentes de una cierta dosis de picante en algunos de ellos, pero sin la posibilidad de conocernos personalmente debido sobre todo a que nos separan una buena cantidad de kms., que por una causa u otra siempre supusieron un buen obstáculo, para poder conocernos en una primera cita.

 



     Esa relación de amistad morbosa se fue afianzando cada vez más, al mismo tiempo que la confianza entre nosotros, iba aumentando considerablemente, hasta el punto de abrirnos en detalles personales e incluso darnos nuestras respectivas direcciones con pelos y señales. Jean Paul me dijo que vivía en Madrid, muy cerquita de la Castellana y me invitó a qué si yo me decidía a hacer el viaje que tengo pendiente a la capital, no tuviera el mínimo inconveniente en alojarme en su casa y que por supuesto tampoco debería sentir preocupación alguna por el cornudo, en el caso de que decidiese llevarlo como mascota, puesto que en el garaje de su vivienda tiene un cuartito trastero donde meterlo y en él que se le pondría una colchoneta para que pudiera dormir sin molestarnos. Como ya imaginaréis, J.P. vive solo y es soltero, lleva viviendo en Madrid seis años desde que su empresa lo envió desde Francia como delegado en funciones y con la encomiable tarea de reactivar la actividad comercial en España.



 

    El caso es que mi generoso amigo, desde el mismo momento en que le pasé mi dirección, me quiso hacer un regalo que me encantó (a qué mujer no le agradan ese tipo de sorpresas) y, por supuesto, yo se lo agradecí muchísimo. Se trataba de un vestido con un cierto toque sexy, pero al mismo tiempo elegante y no demasiado exagerado. Ese regalo desinteresado no hizo más que avivar mis ganas de conocerle personalmente, y todavía fueron aumentando de intensidad al mismo tiempo que Jean Paul seguía halagándome con diferentes detalles, siempre sin pedirme absolutamente nada a cambio, salvo mi amistad.

 



     Nuestro intercambio de correos continuaba con bastante asiduidad al mismo tiempo que las confidencias entre nosotros se iban haciendo bastante más íntimas y en algunas ocasiones calientes, hasta que, en el mes de agosto pasado, me notificó que tenía que venir a resolver unos asuntos a Zaragoza y podría estar al menos un día en mi ciudad. Me causó una gran alegría la noticia ya que por fin se abría la tan esperada posibilidad de conocernos en persona. Me puse contentísima e incluso excitada al saber que después de tantos meses de confidencias personales y sexuales al fin íbamos a vernos.

 



    Mientras el día tan esperado se iba acercando, el tema de nuestros correos se centró en ir haciendo planes para cuándo estuviéramos juntos y como ya supondréis, fantaseando con la creación de algunas situaciones morbosas. Fue en uno de esos correos cuando Jean Paul me contó una de las fantasías que rondaba por su cabeza desde hacía tiempo y, después de exponérmela, me preguntó si me apetecería ser cómplice de algo cómo lo que a él tanta excitación le producía.

 




    La fantasía que J.P. me contó, consistía en que él y yo fuéramos al PK2 simulando ser matrimonio y una vez allí poder exhibirme delante de los clientes masculinos que hubiera en el pub e incitar a alguno de ellos para que bailara conmigo de manera sensual y me dejara magrear delante de él. A mí me pareció una idea muy morbosa y ni lo dudé, acepté rápidamente, pero le dije que para que fuera más efectivo e incluso ambos sintiéramos de manera más real el peso de los cuernos que yo hipotéticamente le pensaba poner, en todas las horas o incluso días que él estuviera a mi lado debería tomar el puesto de mi esposo a todos los niveles en nuestro hogar, incluyendo derechos maritales y por supuestísimo sexuales, mientras que Porky quedaría relegado a ser el siervo obediente y cornudo de mi marido francés y de su puti-esposa. Ni que decir tiene que mi ofrecimiento le encantó y aceptó de inmediato para llevarlo a la práctica.


 

    Y por fin llegó el día tan esperado y deseado. Jean Paul, al llegar a Zaragoza, y a pesar de que yo le ofrecí mi casa como alojamiento, quizás por la inseguridad lógica del desconocimiento personal que todavía existía entre nosotros, optó por instalarse en un hotel del centro de la ciudad y muy cerca de la Basílica del Pilar, cosa que, por otra parte, pensé que era una decisión muy acertada y que era yo quien me había precipitado con la invitación. Una vez que llegó a la habitación y colocó su escaso equipaje, me envió un mensaje avisándome de su llegada y para concretar donde poder vernos. Quedamos en que sobre las 7 de la tarde se acercaría con su coche a una calle cercana a mi casa y que yo, usando de chófer al cornudo, saldría a buscarlo.

ESTE ES EL VESTIDO QUE JEAN PAUL ELIGIÓ PARA EXHIBIRME




    Debo reconocer que estaba muy nerviosa, porque una cosa es relacionarse por correo y otra muy diferente estar cara a cara, y además también me causaba algo de inquietud el hecho de citarlo en mi casa sin tener ni idea de cómo podría resultar ese primer encuentro y si nos gustaríamos o echaríamos a correr nada más vernos. Esa enorme incertidumbre que me invadía en aquellos momentos, más tarde comprobaría que era compartida, ya que posteriormente Jean Paul me confesó que él había acudido a la cita igual de nervioso o incluso más que yo.

    ESTE ES EL VESTIDO QUE ELEGÍ PARA EL PRIMER MOMENTO

                                                    POR DELANTE


    Para salir a su encuentro me puse un vestido vaporoso bastante escotado, similar al que llevaba Marilyn Monroe en la escena famosa de “La tentación vive arriba”, en la que el aire del suelo le eleva la faldita, con la diferencia de que el mío era de color negro. Me miré en el espejo y me encontré atractiva además de algo sexy, así que sin más dilación le ordené al chófer cornudo que me llevara al encuentro de J.P., y allí estaba él, impecablemente vestido y, como he dicho, muy nervioso. Abrí la puerta trasera, nos dimos dos castos besos y se sentó a mi lado, nada más entrar en el coche noté la fragancia del perfume que usaba Jean Paul, su cuerpo desprendía un olor masculino y embriagador que hizo que, tanto por su parte como por la mía, la confianza fuera dejando atrás el nerviosismo. Nos gustamos mucho mutuamente, todo prometía que el encuentro iba a ser muy morboso y especial.

    ESTE ES EL VESTIDO QUE ELEGÍ PARA EL PRIMER MOMENTO

                                                    POR DETRÁS


 

     Llegamos a casa y pasamos al salón, nos sentamos en el sofá y de una bolsa que llevaba sacó tres regalos, uno de ellos para Porky que me hizo mucha gracia, se trataba de una colonia cuyo envase era una estatuilla de una cabeza de ciervo con unos cuernos majestuosos, muy pero que muy apropiado, y para mí una caja de dulces muy bonita y un perfume de una marca selecta que me encantó. Aunque Por encima de aquellos regalos, todavía me gustaron mucho más y comenzaron a excitarme sus primeros besos en cara y labios, algo tímidos al principio, quizás debido a la presencia del manso que rompía con su patética mirada la magia del momento.

                           EL VESTIDO QUE MÁS LE GUSTÓ A J.P.





 

    Le ordenamos al cabestro que nos trajera algo de beber y picar mientras hablábamos y poco a poco se iba rompiendo el casi imperceptible hielo inicial, con el paso de los minutos la conversación se fue tornando más calentita comenzando a contarnos algunas de nuestras fantasías y también conocernos más íntimamente.

               EL PUTO CRIADO CORNUDO SIRVIÉNDONOS




 

     Como lo que llevábamos idea de hacer esa noche era ir al PK2 como pareja y que él pudiera hacer exhibición de su recién estrenada y flamante esposa, le propuse que debería elegir el vestido que más le gustase para que yo me lo pusiera y atrajera las miradas viciosas de otros hombres. Le gustó y excitó la idea de hacerme vestir a su gusto, no había más que ver el bulto de su bragueta para saber que era así. Me dirigí a mi habitación y fui probándome, uno a uno, los modelos que consideré que podían ir mejor para la ocasión. No recuerdo ahora si fueron 6 ó 7, al final le gustó uno largo y muy transparente, sobre todo por la espalda, que dejaba ver la totalidad de mi culo cubierto únicamente por un minitanga. En el pase de modelos que le hice a mi nuevo marido, le ordenamos al ciervo que nos fuera sacando las correspondientes fotos de recuerdo con cada una de las atrevidas prendas y también que grabara en vídeo nuestras respectivas reacciones. Y como en ese punto Jean Paul ya había perdido muchísima de la timidez inicial, con cada uno de los vestidos se levantaba del sofá y me tocaba, besaba o abrazaba sin cortarse un ápice por la presencia del inútil que tengo por marido, e incluso pienso que se recreaba en la humillación que todo aquello le pudiera producir al manso.

   EL CORNUDO SACANDO FOTOS DE SU MUJERCITA Y AMANTE




     Cuando ya quedó claro el vestido que debería ponerme para complacer a mi recién estrenado marido, mandamos al cabestro que nos preparara la cena y nos la sirviera diligentemente, estando únicamente pendiente de que nuestras copas y platos estuvieran siempre servidos. Me encantó la complicidad marital que tuve con Jean Paul y aunque apenas lo conocía desde hacía un par de horas, conectamos tan bien y hubo tanta química que casi lo sentía como mi auténtico esposo. Qué bonito fue aquello y cómo se prestaba la situación para vivir de forma real esa fantasía que él tenía y sigue teniendo, de sentirse como un marido cornudo. Aunque en principio todavía no tengo muy claro si J.P. desea que esos cuernos se culminen viéndome bien follada por otro hombre o solamente su deseo es excitarse viéndome zorrear, para después de calentarse con la situación, terminar copulando con su recién estrenada puti-esposa (es decir, conmigo)..

 




     Serían como las 21,30 cuando nos pusimos en marcha hacia el club swinger PK2, el puto esclavo por delante, marcando el camino, y mi nuevo marido y yo siguiéndole. Al llegar nos recibieron las dueñas tan amablemente como siempre y ahora con el cornudo dos pasos por detrás. Les presenté a mi esposo Jean Paul que les cayó muy bien y privadamente me dijeron que había acertado con la elección y que desde luego mi nuevo marido valía cien veces más que el idiota que habitualmente me acompaña, me lo dijeron delante de Porky, riéndonos humillantemente en la puta cara del cerdo seboso.




 

    Desafortunadamente y para frustración nuestra ese día había poca gente y además bastante pasota, aunque sí que es cierto que posteriormente alguno de los presentes estuvo de mirón a distancia, mientras J.P. y yo nos lo pasábamos bien y el cabestro Porky nos grababa. No obstante, y mientras Porky se quedaba en la barra como un pasmarote, yo me metí con mi marido francés por la zona privada para enseñársela y de esa forma me pudo pasear y en cierta forma exhibir por delante de los pocos clientes que había, haciendo que mostrara morbosamente mi culazo, claramente visible a través de las transparencias del insinuante vestido.

 




     Estuvimos en la barra como una media hora, y en ese tiempo Jean Paul me estuvo morreando y tocando delante de las camareras que de reojo nos miraban y reían entre ellas ante la patética presencia del estúpido de Porky en su irrelevante papel como auténtico marido corneado y sufriente.

 




    Con todo el calentamiento que nos estaba produciendo la situación y los sobeteos, decidimos entrar a la zona privada acompañados del bobo fotógrafo, para que nos grabara o nos acercara las bebidas cuando se las pidiéramos. Una vez en el habitáculo, nos desnudamos y por fin llegó el momento, tanto tiempo deseado, de juntar nuestros cuerpos desnudos y poder sentir el intenso olor del perfume mezclado con el deseo, además de ese cálido y sensual tacto íntimo de la piel contra la piel, aderezado con los inevitables gemidos de excitación e intercambio de fluidos.

 



     Por el momento termino este primer reportaje aquí y os dejo algunas de las fotos que nos sacó Porky, así como también algunos de los momentos grabados. En la segunda parte os pondré el resto de los vídeos que el ciervo tiene siempre la obligación de grabar inmortalizando una nueva puesta de cuernos.