viernes, 5 de marzo de 2021

FRUSTRACION - 2


 

    Saludos a mis queridos seguidores, de nuevo estoy por aquí, para continuar con el relato de lo que pasó aquella noche en el PK2 antiguo. Retomo la narración desde donde la dejé en el reportaje anterior y espero que, al recordar todo el morbo vivido en aquella noche, no me pase como la vez anterior en la que tuve que terminar metiéndome los dedos en el chocho para calmar mi calentura. Quizás os preguntéis por qué no utilizo al inútil de mi marido para darme placer. Pues bien, el grado de desprecio y los sentimientos que me inspira son tan de repulsa, que hace ya un tiempo, tomé la decisión de tenerlo en completa reclusión sexual, prohibiéndole tener el mínimo contacto conmigo, tanto de forma física como visual. Únicamente tendrá la posibilidad de verme desnuda, cuando desee que me haga algún reportaje fotográfico o esté disfrutando con algún amante. En cuanto a tocarme o lamerme solamente le será permitido sobre aquellas zonas de mi cuerpo en que algún macho haya descargado su semen o me hayan lengüeteado antes que él. Creo que la mayoría de vosotros entenderéis que una hembra caliente necesita un buen macho a su lado para sentirse plena y no un mariquita de pollita enana. Ese es el motivo por el que el muy cornudo cabrón que ya no tiene nada de hombre, no merece ser tratado como tal.     

 


     Continuando con el relato y como ya os conté en la primera parte del mismo, después de la tremenda masturbación a la que fui sometida por aquellos tres cabronazos, terminé chorreando, desfallecida y respirando agitadamente. Incapaz de dar un paso, seguí apoyada en la barra con la cabeza inclinada, que pesadamente reposaba sobre mis brazos. Permanecí en esa posición durante unos minutos más, mientras que les oía cuchichear y reírse. Mis ojos seguían cerrados, concentrándome únicamente en las contracciones de placer que mi vagina enviaba a mi cerebro a través de la columna vertebral. Cuando finalmente terminé de reponerme y conseguí volver a tomar conciencia de mi estado, abrí los ojos contemplando la desagradable vista del oscuro suelo del pub, poco a poco mi visión se hizo más nítida. En ese momento desplacé la mirada hacia mis piernas, pudiendo darme cuenta en aquel instante, de que mis zapatos se encontraban bastante pringosos a consecuencia de los fluidos que mi coñito había expulsado sobre ellos, además de haberse formado un pequeño charquito que yo inconscientemente estaba pisando.

 



     Antes de tomar la decisión de erguirme y dándome cuenta de mi vergonzosa postura, les susurré con cierta discreción, que me bajaran la faldita para taparme el culo (ya sabéis que el volumen de mi trasero no me gusta demasiado) y también que me subieran el top para ocultar mis sobados pechos. Me encontraba desmadejada e incluso temblorosa, me costaba moverme... así que permanecí algún tiempo más en aquella nada edificante posición. El tiempo jugaba a mi favor y lentamente fui recobrando una cierta compostura. En el instante en que me sentí mejor, hice acopio de voluntad y levanté la cabeza, encontrándome deslumbrada por lo destellos de luz que iluminaban el pub, me di cuenta entonces de que habían entrado más clientes al club, observé que un par de parejas y un chico habían llegado sin yo enterarme. Inmediatamente y algo avergonzada pensé, que casi que con toda seguridad habrían podido contemplar gran parte de lo sucedido. Pasé a ser consciente del morboso y en cierto modo obsceno espectáculo que les habíamos ofrecido. Todas las miradas estaban puestas sobre mí, eso me molestó bastante al comprobar que de forma expectante los ojos de muchos de los presentes me miraban de forma sonriente pero también libidinosa y aunque me invadió una cierta vergüenza por haberme mostrado tan vulnerable y tan puta - porqué no decirlo -, consideré que el fuerte y húmedo orgasmo que me habían proporcionado había merecido la pena.

 



     Mi boca se hallaba muy reseca, debido a los intensos gemidos de placer que incontroladamente había proferido durante la masturbación, así que le pedí a uno de los tres mozos, que me acercara el vaso con mi bebida, en cuanto me lo dieron, ansiosamente lo acerqué a mis labios y di un pequeño sorbo, comprobé con desagrado que al haberse derretido el hielo, el contenido estaba totalmente aguachinado, con desagrado dejé de beber y se lo di a la camarera; de inmediato mis tres acompañantes muy amablemente se empeñaron en invitarme a otra consumición. No me lo pensé demasiado y con un gesto de agradecimiento acepté la invitación. En cuanto la chica lo puso sobre el mostrador, tomé el refresco y me lo llevé a la boca casi con ansia, pero mientras trataba de calmar la pastosa sequedad bucal, uno de los tres viciosos (creo que con la intención de seguir con la "fiesta") se me pegó al culo por detrás abarcando con su manaza una de mis tetas que yo tenía algo dolorida, debido al intenso magreo al que ambas habían sido sometidas. Fue en ese momento, cuando me apercibí de que llevaba mis dos pechos al aire para complacencia de todos los presentes masculinos, los muy cerdos pajeadores no me las habían cubierto cuando se lo pedí y con la calentura que yo llevaba encima ni me había percatado de ello. Inmediatamente me subí el top ocultándolas y al mismo tiempo me di perfecta cuenta de las intenciones viciosas que al menos dos de los machos llevaban, me giré apartándome del sobón mientras que educadamente, pero al mismo tiempo de manera firme los paré diciéndoles que por el momento yo había tenido bastante desgaste y tenía que recuperarme del fuerte orgasmo recibido. No les mentía porque en aquel momento, la verdad es que me encontraba desfallecida e incluso medio adormilada por la relajación post-corrida. Me dirigí entonces a la camarera y le pedí perdón por el charquito que involuntariamente le había dejado en el suelo y ella muy sonriente me contestó,

   - No te preocupes Dana, que ahora salgo y lo limpio. Lo más importante es lo bien que te lo has pasado y el espectáculo tan morboso que nos has regalado, ja,ja,ja,

   - Gracias cariño - le respondí - y no te preocupes tú, espera que ahora llamo a mi marido y puedes mandarle que lo limpie él; por lo menos que sirva para algo, ja,ja,ja.

A pesar de que la camarera nos conoce y sabe bastante de la forma en que llevamos nuestra relación, abrió unos ojos como platos y dijo,

   - Pero eso me parece algo fuerte ¿No?, igual no le sienta bien, aunque el Porky parece buena persona a lo mejor se nos enfada.

   - ¡Qué va!, no te preocupes, de verdad te lo digo, ya verás que lo tengo bien enseñado y es muy obediente, confía en mí, te juro que si hay algún problema me comprometo a invitaros a una ronda a todos los presentes por cuenta de él, claro está.

Rápidamente me volví hacia uno de los chicos y le pedí que por favor llamara a Porky, lo hizo, y casi al instante el cornudo salió de su retiro y se acercó a mí cabizbajo. Mostraba en su rostro ese lamentable y triste talante aborregado de siempre. El muy torpe, aunque tenía la cabeza baja, le faltó muy poco para meter sus pezuñas encima del charquito.

   - ¿Eres tonto o qué? parece que no tienes ojos en la cara ¿No ves lo que hay en el suelo? mira a ver lo que te dice esta amiga mía - le dije mientras le daba un empujón para evitar que pisara mi corrida -

La camarera se mostró un poco dubitativa mientras de soslayo observaba al cabrón, pero ante la mirada expectante del cornudo, le dijo

   - Ve al baño y coge una fregona que hay detrás de la puerta, luego vienes con ella y limpias eso que tienes delante de tus pies.

El desgraciado anormal agachó la cabeza con su mansedumbre habitual y se encaminó hacia la escalerita que accede a los aseos, acompañado por las risotadas y exclamaciones jocosas de casi todos los presentes y digo casi todos, porque también pude escuchar algún comentario de pena y estupor dedicados al animal de dos patas. Al verlo obedecer de esa manera tan patética, no pude evitar sentir rabia y repulsión por estar atada a un ser tan despreciable y de tan poca hombría.

 


     Aunque lo he dicho por activa y por pasiva en más de una ocasión, ese asco y desprecio que le tengo al puerco maricón, me viene en gran medida, por todos los recuerdos de aquellos días en que con su miserable pichinita se montaba encima mío con su grasiento y sudoroso cuerpo, hasta que, con cuatro movimientos rápidos de culo, se corría de una forma similar a como lo hace un conejo, depositando su repugnante y escasa semillita dentro de mi rajita. Lo único bueno que saqué de aquello fue, que en uno de esos miserables coitos, un espermatozoide del idiota, que debió salir algo más espabilado que el resto, acertó a llegar a mi óvulo, quedando embarazada de mi hija. Afortunadamente y con el paso del tiempo, he ido comprobando su evolución como hembra y tengo la enorme satisfacción de poder deciros, que para bien de ella, no ha heredado prácticamente casi ningún gen del puerco cornudo de su padre. El embarazo me vino muy bien para dejar de tener sexo con el picha corta durante una buena temporada y aunque en ese periodo yo estaba más caliente de lo normal, me calmaba masturbándome mientras mi mente se alimentaba de fantasías morbosas, que nunca pensé que llegaran a hacerse realidad (las vueltas que da la vida, ja,ja,ja,).

 


     Cuando di a luz a mi niña, alargué la cuarentena todo lo que pude mientras que el baboso anormal se mataba a pajitas. Los mejores recuerdos de aquellos días me vienen de los momentos en que daba de mamar a mi bebé, me ponía cachonda perdida la forma en que succionaba mis pezones, de hecho, retrasé todo lo que pude el quitarle el pecho, tratando de seguir disfrutando de aquella situación que tanto placer me proporcionaba, por ese motivo, a los dos meses y medio de empezar a darle la teta, me inventé ante el cabrón y su puta madre, la excusa de que la nena no mamaba bien con gente delante, les pareció raro, pero como los dos son imbéciles se lo tragaron y a partir de entonces cada vez que la tenía que alimentar, me encerraba en la habitación para poder darle de mamar; de esa forma me resultaba mucho más sencillo, que mientras Yolandita se prendía de mis pezones como una pequeña lobita yo gozaba como una perra y no hacía falta que reprimiera los gemidos que pugnaban por salir de mi garganta. En algunas ocasiones incluso alcanzaba a tener algún orgasmo que debía tratar de controlar para no perturbar la alimentación de mi niña, aquellos momentos fueron inolvidables e incluso pienso que crearon uno lazo muy especial y fuerte entre mi querida y guapa hija y yo. En algunas ocasiones recientes en que nos hemos bañado juntas y nos enjabonamos mutuamente, en el momento en que sus manos estrujan mis tetas, me asalta una cachondez parecida a la que tuve en aquella etapa lactante y más de alguna paja ha caído fantaseando con que estando en la ducha se abalanza sobre mis tetas y se prende de mis pezones como cuando era un bebé. Por cierto, llegué a pensar en que era una depravada y me sentía fatal por tener aquellas sensaciones, pero luego investigué y me informé, descubriendo que hay bastantes mujeres a las que les ocurre algo similar.

 



      Volviendo al momento en que el cornudo se dirigía obedientemente a buscar la fregona. Me quedé contemplando como con su andar lento y porcino se alejaba mientras las risas resonaban en el pub. No pude impedir que el odio hacia ese puerco se apoderara de mí. Algo en mi interior me hizo pararlo en seco con voz enérgica. Estaba muy cabreada con él y en aquel momento me apeteció humillarlo delante de todos por lo inútil y basura humana que es, al no haber podido ser capaz en toda su miserable vida de proporcionarme un orgasmo tan intenso como el que aquellos tres machos me habían regalado.

   - Espera cornudo, - le dije en voz bien alta - nada de usar la fregona que eso es mucho lujo para ti, mejor coge bastante papel del baño y limpia el suelo con él, hasta que quede reluciente y seco.

Se me quedó mirando con esos inexpresivos y aborregados ojos que tiene y ante las miradas expectantes y divertidas de los clientes, agachó las orejas mansamente, marchó al baño y al poco volvió llevando un rollo de papel higiénico entre sus manos, se puso de rodillas y comenzó a recoger todo el líquido que había salido de mi caliente coño, pasando a ser el blanco de las miradas entre sorprendidas e incluso yo diría que incrédulas de todos los tíos que en ese momento se encontraban en la barra.

 



      La noche aún no había acabado para mí y aunque poco a poco me iba encontrando bastante más relajada, todavía seguía caliente a causa de todos los tocamientos recibidos por parte de aquellos tres viciosos amigos. En aquellos instantes de recuperación, deseaba pasar desapercibida y ese era el motivo por el que me sentía algo incómoda en la zona de barra, al sentirme observada por las miradas de casi todos los clientes, así que, con la clara intención de dejar de ser el blanco de las morbosas miradas, le ordené a Porky que cogiera mi bebida y viniera detrás mío hacia la zona interior mucho más discreta. El enano mental me siguió y a pesar de su acostumbrada estupidez, se dio cuenta y me advirtió de que llevaba muy manchados tanto el top como la falda, pero como el gilipollas es un ser tan bobo, muchas veces me cuesta dar crédito a cualquier cosa que dice, aún así y para asegurarme giré la prenda inferior, dándome cuenta, de que por una vez el puerco tenía razón, apercatándome en ese instante de que los cabronazos masturbadores se habían estado limpiando las manos en mi ropa dejándola pringosa de fluidos. No obstante, soy mujer previsora y casi siempre que voy a sitios de intercambio, suelo llevar alguna ropita de repuesto por si acaso, así que ordené al manso que saliera al coche a buscar mi bolsa de viaje y en uno de los cuartos destinados a los encuentros sexuales, me cambié de ropa, que dicho sea de paso, desprendía un fuerte aroma a sexo.

 



    Me puse un nuevo vestuario sexi con la morbosa intención de continuar con la velada tal y como podéis ver en las fotos, seguidamente pasé a uno de los baños interiores y retoqué mi maquillaje que también había quedado arruinado. Cuando me contemplé en el espejo y me vi recompuesta estéticamente, salí al cuarto en el que Porky me estaba esperando y nos sentamos en uno de los sofás, ordenándole al cornudo que masajeara mis todavía debilitadas piernas, ya que aún seguían algo débiles y temblorosas después del brutal orgasmo.

 



     Al tener las piernas abiertas y dobladas sobre el sofá, tanto mi bonito y sexi tanguita negro, como la parte baja del liguero, quedaban totalmente expuestos a la vista de todo aquel macho que quisiera recrearse mirándome, estoy convencida, de que la imagen que yo ofrecía resultaba muy estimulante para los ocasionales mirones que por allí pululaban. Me hace creer que eso era así, al percibir como bastantes hombres, con la excusa de ir a mirar en el pasillo francés, no hacían más que pasar y traspasar continuamente, aprovechando su breve paseo para alegrar sus ojos lascivos observando mi cuerpo, mientras que el cabestro de mi esposo, de rodillas en el suelo no se enteraba de nada y seguía masajeando mis pies y piernas, que debido a sus manipulaciones y sobre todo a mi gusto por mostrarme, todavía dejaba entrever bastantes más partes de mi anatomía, con el consiguiente aumento de deseo y morbo por parte de algunos de los clientes hacia mi persona, ya que cada vez que pasaban hacia la pared de agujeros situada detrás de una cortina oscura, lo hacían de forma más lenta, recreando la vista con las poses sugerentes que yo "inocentemente" adoptaba, mientras que el "ciervo" continuaba con su labor de relajación, sin percatarse de lo que sucedía a su espalda, cosa que por otra parte es innata de los buenos y auténticos cornudos.

 



     Ya sabéis que soy una exhibicionista recalcitrante, me gusta mostrarme de forma sensual y que los que me vean se calienten conmigo, ese es uno de mis variados vicios y por eso todas aquellas miradas cargadas de morbo me estaban volviendo a poner cachonda, así que dirigiéndome al borrego cornudo, le ordené que se metiera dentro de las cortinas y esperara oculto en la penumbra como un puto y pervertido mirón, hasta el momento en que yo le hiciera una señal para que pudiera regresar a mi presencia.


 

     Al quedarme solita en el sofá, lo primero que hice, fue bajarme la cremallera hasta dejar abierto un escote más que sugerente que dejaba a la vista una buena parte de mis pechos, adopté también una pose bastante provocativa y me dispuse a esperar pacientemente, resultaba obvio, que esa insinuante actitud por mi parte, fuera una invitación, para que alguno de los machos presentes venciera sus dudas, timidez o reticencia y se acercara a tontear conmigo. Me causaba mucho morbo a la vez que excitación, el saber que los ojos del hijo puta cuernilargo de mi marido, estaban observando como su querida mujercita y madre de su hija, lanzaba el señuelo para cazar algún semental caliente.

 



     No tuve que esperar demasiado tiempo ya que a los pocos minutos la presa (en plural) picó, y como aquel que no quiere la cosa se me acercó sonriente el hombre del masaje y se sentó a mi lado, al mismo tiempo que me presentaba a un amigo suyo que le acompañaba y que yo no había visto antes, me imaginé que aquel segundo varón habría llegado al pub hacía poco rato, de lo que no me cupo duda alguna, es de que debía de haber sido informado previamente, de todo lo que había sucedido en la barra, ya que casi nada más llegar y después de intercambiar saludos y alguna bromita tonta y picante, los dos amigos comenzaron a acariciarme, las piernas, espalda, brazos, etc., etc., al principio lo hacían de forma suave y discreta como tanteando el terreno cautelosamente, mientras que observaban cualquier posible reacción adversa por mi parte, al darse cuenta de que no había oposición alguna, sino todo lo contrario, arreciaron en sus tocamientos de una manera mucho más viciosa y directa. Mientras uno de ellos me besaba la boca, el otro me bajó la cremallera casi hasta la cintura y ambos metieron las manos por la abertura del enorme escote, palpando mis tetas ansiosamente, mientras que por abajo sobaban mis muslos subiendo hacia arriba descaradamente hasta encontrarse con la braguita y acariciando mi rajita a través de ella. Al ponerse la situación tan sumamente cachonda, no pude evitar acordarme de la patética y humillante realidad que tenía que estar viviendo el baboso y desgraciado mirón oculto tras la cortina, estaba segura de que no perdía detalle de la morbosa escena y sufría en silencio todas las cornadas que la noche le estaba deparando. Nunca ha sabido ser un hombre con dos cojones bien puestos y al final ha quedado convertido en una basura sin polla, que no merece ser tratado más que como un animal castrado y con el único aliciente, de ver como su hembra es montada y ojalá pudiera incluso ser preñada (cosa ya imposible) por sementales de verdad. En la situación que el desgraciado puerco tenía la obligación de estar espiando atentamente, cumpliendo mis órdenes, solamente le quedaba la opción de aguantarse y joderse esperando mi señal para poder salir de su oscuro escondrijo.

 


     Aquellos dos hombres estuvieron sobándome lascivamente durante un buen rato, incluso se sacaron las duras pollas sin importarles que los tíos que pasaban los pudieran ver, esa decisión morbosa me gustó, cogí cada una con una mano y se las estuve pajeando, hasta que llegado a un punto y con la voz ronca de deseo, uno de ellos me dijo,

   - Para pedazo cabrona, que si sigues meneándomela me voy a correr y quiero estar con la verga tiesa mucho más tiempo para darte lo que te mereces ¿Por qué no nos metemos adentro y seguimos más tranquilamente?

El masajista que parecía menos decidido, al escucharlo también se sumó a la propuesta. No me costó demasiado decidirme ya que tenía el coño chorreando de nuevo, de hecho, sobre el sofá rojo ya había dejado una buena mancha, que me causaba algo de vergüenza. No obstante, quise hacerme de rogar para conseguir que se dejaran fotografiar, al proponérselo pusieron algún leve reparo que yo vencí, asegurándoles que sus identidades siempre estarían a salvo, así que con lo calientes que ambos se encontraban, tampoco les costó demasiado darme su aprobación.

 



     En cuanto escuché el Ok, le hice una señal con la mano al cornudo y el muy baboso no tardó nada en estar enfrente de nosotros con la cabeza baja y rostro estúpido. Me dirigí a mis cachondos amigos sin cambiar de posición, ósea con las piernas abiertas y un muslo encima del regazo de cada uno de los machos que ellos acariciaban suavemente con manos y polla, mientras que mi coñito quedaba semioculto por la estrechez de mi tanguita negro,

   - Os presento a mi marido - les dije riéndome - ambos se quedaron desconcertados y sorprendidos de la mansedumbre del astado, pero casi al unísono respondieron absurdamente queriendo tenderle la mano al cuckold a modo de saludo, las cogí al vuelo rápidamente y las llevé de nuevo hacia mis muslos para que siguieran tocándome y de esa forma el cerdo se sintiera más humillado, aún así no pude evitar que ambos lo saludaran diciéndole,

   - Mucho gusto ...

   - Gracias igualmente - respondió el bobo en un susurro titubeante

   - El gusto o más bien el gustazo es mío, ja,ja,ja, - contesté yo burlonamente -

   - Ahora me voy a meter con estos dos hombres en una de las habitaciones y espero que borres de tu cara esa expresión de amargura que tienes imbécil, hoy vas a tener la suerte de que vas a poder estar presente porque no les importa que hagas fotos de lo que pase allí dentro y a estos dos amigos míos no les importa que tu estés mientras que no importunes, así que ya les puedes dar las gracias ¿Has entendido?

   - Si Ama..., muchas gracias señores... ya voy a por la cámara Señora

   - Venga deprisita que no tenemos toda la noche..., nosotros vamos para adentro, y tú, antes de buscar la habitación donde estamos le pides tres toallas a la camarera y nos las traes, quiero que le digas en voz muy alta que son para tu esposa y sus dos amigos, cuidado si no lo haces así porque luego le voy a preguntar y pobre de ti como no se hayan enterado todos los clientes presentes. Cuando vengas nos entras también nuestras bebidas "cariño", ya ves que nosotros tenemos las manos muy ocupadas, ja,ja,ja, - le dije mientras agarraba una pija con cada una de las mías -.

   - Perdón Ama, pero al ir cargado con todas las cosas igual se me caen Ama - protestó con la mirada baja -

   - Si naces más idiota, no naces imbécil, si no puedes en un viaje, haces dos o tres me da igual inútil, que poco cerebro te ha dado Dios o la puta de tu madre, tienes la cabeza de adorno, solamente te sirve para llevar los cuernos retorcidos que te pongo pedazo de cabrón.

Mis dos próximos amantes se quedaron bastante atónitos ante esta corta conversación, pero uno de ellos enseguida se hizo cargo de la situación y dirigiéndose a Porky le dijo,

   - Nos vamos con tu mujer a la cama redonda, cuando entres con lo que te ha mandado ella, procura no molestar demasiado con las fotos de los cojones, porque como no te portes bien o nos molestes, igual te llevas alguna ostia... ¿has entendido capullo?

   - Si señor - contestó titubeante, el muy cobarde -

   - Pues tira y lárgate..., mueve el culo que ya sobras, ja,ja,ja.

El cabestro se fue a cumplir con el encargo que yo le había hecho, mientras que nosotros tres nos metíamos en la penumbrosa habitación para dar rienda suelta a nuestros deseos más viciosos.

 



      He estado muy pocas veces follando con dos machos a la vez y muchas menos en un club swinger, pero aquella noche la enorme calentura que me invadía, hizo que tomara la decisión de dejarme montar por aquellos dos sementales y debo decir que la experiencia mereció la pena. Estoy convencida de que los tres disfrutamos muchísimo con el sexo que tuvimos, mientras que el patético cornudo sacaba fotos desde una esquina con mucha prudencia por el miedo a molestar y poderse llevar algún ostión de mis ocasionales amantes. No me hubiera importado contemplar al "medio hombre" acojonado y recibiendo alguna bofetada, solamente por el placer que me produce el verlo más humillado y acobardado tal y como corresponde a un ser tan baboso y maricón, si ese hecho hubiera sucedido, habría supuesto para mí la guinda del pastel vicioso.

 


     ¿Qué os voy a contar de todo lo que disfruté con aquellos dos viciosos? de la forma en que me follaron, chuparon, besaron, mamamos, etc. etc., os invito a que lo imaginéis ya que el relato ha quedado excesivamente largo y las imágenes que os muestro retratan de manera fidedigna lo bien que lo pasamos y cuanto disfrutamos.

 



     A pesar de la penumbra de la habitación y mientras era sobada por aquellos dos machos, tuve un momento de lucidez en el que pude observar los ojos brillantes del cornudo, síntoma innegable de haber estado derramando lágrimas de impotencia. Tengo muy claro todos esos sentimientos dolorosos que se despiertan en el interior del puerco, al saberse tan inservible y tener que estar obligatoriamente contemplando como disfruto con otros tíos hasta límites, que él en toda su puta vida ha sido capaz de ofrecerme. Al comprobar su innegable sufrimiento, todavía me puse más caliente y no pude evitar el sentirme como una puta zorra cachonda y pervertida. Me encantó verme de esa forma, mientras era follada por el coño y por la boca, tuve varios orgasmos y terminé reventada de placer y llena de leche de hombre... En fin... una noche inesperadamente viciosa, morbosa y satisfactoria. Y ya no continúo con mi historia, porque otra vez acabo mojando el cojín sobre el que estoy sentada.

 



     Para terminar y por decir algo que haga mención al título de este reportaje, me invade una enorme FRUSTRACION, cuando vienen a mi memoria recuerdos tan calientes y morbosos como los que os acabo de narrar y lamentablemente a causa del covid, llevo tantos meses sin poder repetir. No obstante, os puedo asegurar que en el momento que nos administren la vacuna, mis ganas de vicio y pollas van a superar todo lo que he vivido hasta ahora, por supuesto que sin olvidarme de la sumisa Sissy que estoy creando para que sirva de complemento en todas las sesiones sexuales en las que la pueda integrar. Avisados estáis los valientes que queráis disfrutar conmigo y todavía seréis mucho mejor recibidos, aquellos que os animéis a disfrutar de dos zorras al mismo tiempo.