lunes, 24 de febrero de 2020

A REY MUERTO, REY PUESTO




     Mi primera intención para este reportaje que hoy os hago llegar, era contaros un episodio que viví las vacaciones pasadas y en el que conocí a un chico que merecía la pena volverlo a ver y disfrutar mucho más a fondo. Como digo, esa historia era la que tenía en mente, pero los hechos que sucedieron el jueves de la semana pasada me han movido a relatar estos últimos, por ser más recientes y también para que a más de alguno le sirva de lección.

     El 7 de enero de este año, recibí un mensaje de un seguidor cuyo nick era Richard, me dio también su nombre, que no sé si es real o no, pero por si acaso no lo voy a revelar, en dicho mensaje se declaraba admirador mío, pero sin embargo, aún desconocía la existencia de mi blog, se la facilité para que me conociera más a fondo y también para que estuviera al tanto de las condiciones que pongo para conocer posibles amantes.




     Al día siguiente me volvió a escribir diciéndome que todo lo que había visto le había encantado y que le apetecía mucho conocerme, el mensaje era tremendamente escueto y falto de erotismo o sensualidad, cosa que le hice saber diciéndole que si pensaba comportarse con ese tipo de morbo, difícil lo íbamos a tener para llegar a nada. Me contestó enseguida, asegurando que él era muy morboso y que sabría estar a la altura del momento.




    A ese correo siguieron varios más y aunque en ellos, ponía alguna cosita más atrevida, seguían siendo escuetos y adoleciendo de lo mismo, así que me dio la impresión de que no íbamos a ninguna parte y tuve la convicción de estar perdiendo el tiempo hasta que sucedió una cosa que me hizo cambiar de opinión y continúar adelante, fue el hecho de que me demostrara su confianza, enviándome dos fotos vestido y mostrando su rostro y cuerpo, que además no me disgustaron, ya que lo vi muy limpio, bien arreglado y con un cierto atractivo que entraba dentro de los parámetros que yo busco a la hora de poder mantener un encuentro sexual, aún así y como ya sabéis, faltaba esa cita previa que siempre tengo, para comprobar decisión y feeling mutuo.




     Los correos continuaron demasiado seguidos para mi gusto, sobre todo por lo aburridos que me resultaban. Además, los calentamientos virtuales ya sabéis que no me gustan. Fueron pasando los días y a primeros de febrero me envío un nuevo mensaje, en el que me pedía que le diera una fecha para poder tener una primera cita, debido a que en ese mismo mes tenía que desplazarse a Zaragoza por asuntos de trabajo y en función de mi disponibilidad, quería programar su agenda para poder verme.




     Aunque con la chispa de la desconfianza rondando por mi cabeza, sobre el morbo que podría aportarme, me pareció perfecta su petición y le di unas fechas en las que yo podría verle, casi con la total seguridad. Estaba dispuesta a comprobar in situ, si en persona se podría mostrar más decidido y sabría tratar al cornudo con la vejación o humillación que a mí me gusta que se ejerza sobre él. En uno de sus correos me había propuesto emplear lenguaje obsceno y fuerte en la cita, cosa que me excita y al ciervo lo humilla mucho más. 



     Me confirmó que las fechas le cuadraban, y a partir de ese momento sus correos empezaron a girar en que le gustaría que para la cita llevara medias de color carne y a ser posible de rejilla o con costura, un determinado tipo de zapato que a él le ponía caliente, me preguntó de que color llevaba el pelo e incluso me insinuó, si no me apetecía teñírmelo pelirrojo, también me pidió que llevara el colgante del As de picas cuando nos citáramos, en fin un cúmulo de fetiches a los que normalmente no hago ni puto caso.



     Mientras llegaban las fechas acordadas, los correos minimalistas no dejaban de llegarme, algunos los respondía y otros eran tan escuetos y sin sentido que ni me molestaba. Los días fueron pasando con esa interminable retahíla de misivas, hasta qué faltando una semana para la cita, le di mi teléfono con el fin de tener una primera conversación e ir planificando el encuentro más directamente y de viva voz.



     Contactamos telefónicamente y me dijo el hotel en el que se iba a hospedar y su pretensión de vernos en el mismo; yo le respondí que esa no era esa mi manera de llevar la primera cita, tal y como expongo en mis condiciones. Le propuse entonces otro lugar, que estaba bastante cercano de su alojamiento con el fin de facilitarle el desplazamiento, además y por si fuera poco, incluso le ofrecí la posibilidad de recogerlo en la puerta del hotel e ir en mi coche al Eskandol, que era el pub donde me pareció un lugar muy adecuado para conocernos y en donde si se daba la buena sintonía entre ambos, podríamos morbosear sin problema alguno. Rechazó mi ofrecimiento y dijo que mejor iría en taxi (eso ya me sonó bastante extraño).



     Durante esa llamada, comprobé que Richard tenía una bonita voz y que era educado, pero seguía siendo carente de cualquier morbo. A partir de ese instante, los mensajes que prácticamente eran diarios, se cortaron de repente durante tres ó cuatro días, eso me hizo pensar que algo no le había gustado y sin darle mayor importancia por mi parte, decidí pasar página, pero pasado ese tiempo, volvió a ponerse en contacto conmigo, pareciendo firme en su propósito de conocernos. Le aseguré que a las 10 de la noche estaría en el club y él por su parte me confirmó su presencia. Le dije que un par de horas antes, me llamara de nuevo, confirmándome la cita de viva voz, ya que, si no lo hacía así, yo no me molestaría en acudir.



     El jueves de la quedada, tuve un día duro y complicado en el trabajo, pero soy muy maniática de la formalidad y aunque apuré los asuntos que tenía sobre la mesa, me dejé algunos inacabados, cosa que lógicamente me trastocarían el siguiente día, pero bueno, el morbo y el vicio también merecen algún esfuerzo. Llegué a casa sobre las 8 de la tarde, le dije al cornudo que me preparara un baño y la ropa sexi que yo le indiqué; la elegí pensando que a Richard le gustaría, además decidí ser complaciente con alguno de sus fetiches y ponerme el colgante del As de picas, además de los zapatos de tacón alto.



     Al salir del baño y para mi enorme sorpresa (aunque ya debiera estar acostumbrada) recibí la llamada de Richard, comunicándome que tenía mucho trabajo y que no le iba bien acudir, me preguntó también por el precio de la entrada y le contesté que a los chicos les cobraban ese día 20 euros con dos consumiciones. Su respuesta fue surrealista y la consideré casi despreciativa, me dijo, que pagar eso para un poco tiempo, no merecía la pena. Me volvió a preguntar, si me podía pasar por el hotel, le volví a repetir que yo no hacía las cosas así, diciéndole además, que mi forma de vestir sexi, no es la adecuada para estar en un lugar tan público, sobre todo pensando que estoy en mi ciudad, en donde conozco a mucha gente que no sabe de mi forma de vida libertina. Al final y en vista de que me dio la impresión de que dudaba, le aseguré que en mi caso y ya que me había hecho a la idea de morbosear, acudiría al Eskandol y en el caso de que cambiara de opinión, a partir de las 10,30 allí me podría encontrar.

     Tenía la esperanza de que al final recapacitara y tuviera decisión para acudir a la cita, desde luego lo del trabajo me pareció una excusa totalmente absurda, no tenía tiempo para vernos en el pub, pero si para quedar en el hotel, ¡Anda Yaaaa!.



     El vestuario que me puse para la ocasión y que podéis ver en las fotos, es el que había elegido para resultarle atractiva a Richard, ¿Qué os parece?..., ¿Desaprovechó la ocasión?... yo creo que SI. En vista de lo acaecido, decidí que si se presentaba la oportunidad no desperdiciaría la ocasión de divertirme, como así sucedió. De ahí el título de este post, que creo, le va como anillo al dedo por todo lo que sucedió esa noche: "A REY MUERTO, REY PUESTO"

     Cuando llegamos al Eskandol, me encontré al entrar, con que había dos clientes en la barra bastante distanciados entre sí, le señalé a mi perro donde debía sentarse y yo quedé a su lado, aunque no muy distanciada de uno de los hombres. Como los taburetes son de tipo alto y a mí me resultan bastante incómodos, sobre todo, cuando llevo ropas ceñidas, le ordené al cornudo que lo bajara, pero con su torpeza y poca fuerza habitual, no sabía como hacerlo, entonces el hombre más cercano, diligentemente se ofreció y muy amablemente lo hizo descender hasta dejarlo en la altura que yo me encontraba cómoda, le di las gracias, pero por el momento no sucedió nada más.



    Con el rabillo del ojo veía como ese chico me lanzaba miradas continuamente, recorriendo mi cuerpo de arriba a abajo, así que pasado un tiempo, le dije a Porky de meternos a la parte de dentro, donde se encuentra el cuarto oscuro y una pequeña salita para bdsm. Ese breve paseo lo hice con la intención disimulada de al volver a la barra, ponerme más cerca del hombre que me pareció podía ser la mejor opción para algo de morboseo.

     Al otro lado de la barra, sirviendo copas, estaban un chico y una chica, ella ataviada con una prenda muy sugerente que dejaba escapar sus abundantes pechos; ambos muy simpáticos y agradables, comenzamos a charlar y no tardó nada en unirse el cliente a la conversación, rompiendo el hielo poquito a poco y ganando en confianza.




     El hombre se mostró dialogante y divertido, me cayó bien y estuvimos riéndonos y hablando, durante unos diez minutos, transcurridos los cuales, le dije al ciervo, (qué en silencio como buena mascota, asistía a la escena), que fuéramos de nuevo al cuarto oscuro, lo hice elevando la voz bastante, para que mi intención de morbosear fuera muy clara. Estuvimos dentro unos minutos, pero no acudió ninguno de los chicos, así que otra vez, seguida de mi mascota, salimos de nuevo y todavía me puse más cerca del mozo, esperando algún tipo de reacción por su parte. Reanudamos la conversación con los camareros y por fin, no habrían pasado ni cinco minutos, cuando sentí como una mano acariciaba mi culo suavemente, recorriendo el glúteo izquierdo en toda su extensión, me encantó la situación: El cabestro a mi derecha, el macho decidido a mi izquierda magreándome el trasero y también mi casi desnuda espalda, mientras ignoraba al cornudo descaradamente y para más morbo, los camareros enfrente, hablando, pero al mismo tiempo, dándose cuenta de todo lo que estaba pasando y de lo patético que es mi cornudo maridín.



     Para aportar un punto más de erotismo al momento, le pregunté al chico por la opinión que le merecía el sujetador que llevaba puesto esa noche, ya qué, según el bobo astado, lo veía demasiado provocativo. Me bajé la parte de arriba del vestido y le enseñé la prenda y como es obvio, mis tetas con los pezones bastante erectos, quedaron expuestas a los ojos de todos los presentes, me gustan mis pechos y me encanta exhibirlos.



    Ese sujetador lo había pagado el cabestro y lo estrené ese día para que lo hubiera disfrutado Richard, pero al ser la primera vez que lo llevaba puesto, comprobé que en el centro tenía una pieza dura, que con el paso de la noche, se me clavaba en el canalillo haciéndome una pequeña rozadura, se lo dije a Jesús (Nombre ficticio) y amablemente trató de doblar la pieza hacia afuera, mientras rozaba mis tetas provocándome unos agradables escalofríos, no pudo conseguirlo ya que se trata de un plástico duro recubierto con la tela y existía el riesgo de estropear la prenda.



     Me volví hacia cuernitos, (al que tenía totalmente ignorado) y le ordené de nuevo volver a entrar en el cuarto oscuro, pensando que esta vez sí que acudiría Jesús, yo iba ya bastante guarrona. Nada más penetrar en la oscuridad me quité la braguita y se la di al cerdo para que la guardara, le dije que mientras esperábamos a ver que sucedía, me hiciera algunas fotos, como podéis ver en ellas, estaba bastante puta y en contra de mis principios posé de forma bastante cochina mostrando mi chocho con todo descaro, os confieso que ahora y en frío tengo un cierto reparo en publicarlas, pero bueno, quizás a alguno de vosotros le guste verme así de provocadora y zorrona.




    El tiempo pasó y Jesús esta vez y para mi decepción, tampoco tomó la decisión de entrar, volví a salir seguida por el cerdito y me coloqué de nuevo al lado del macho indeciso, que enseguida retomó los tocamientos, lo hizo sin reparo alguno por la presencia del cabrón cornudo, incluso llegado un punto, se puso detrás mío y comenzó a masajearme la espalda, nuca y brazos, mientras se arrimaba a mi cuerpo, todo ello hacía que inevitablemente se me pusieran los pelos de punta, me gustaba lo que me hacía y sobre todo como pasaba del cornúpeta que estúpidamente contemplaba como su mujercita era magreada por un perfecto desconocido.



     Me apeteció hacerme más fotos delante de los presentes, así que le pregunté al camarero si lo podía hacer en el escenario y no me puso ninguna pega, entonces y dirigiéndome principalmente a Jesús dije, - Me voy a hacer fotos, si a alguno le apetece salir en ellas, estaré encantada. Me gustó la decisión del macho que como un resorte se apuntó de inmediato, como podéis ver, se colocó sobre el escenario, posando conmigo, bien arrimado y en las putas narices del cabestro nos estuvimos sobando y morboseando mientras el muy perro hacía su patética labor cornuda, como tiene por obligación.

     Prácticamente, de esa forma y con un buen calentón, terminó la noche, me lo pasé muy bien con Jesús. Me confesó que era la segunda vez que había acudido a un pub swinger y que en la primera, unos pocos días antes, no había hecho nada, así que casi lo desvirgué yo. Por todo lo que me contó y por su forma inexperta de comportarse me creí totalmente todo lo que me dijo y en honor suyo debo decir, que aunque inexperto, tuvo más decisión que muchos de los que frecuentan estos locales habitualmente.



     Si casualmente, coincido con Jesús en alguna otra ocasión, me encantará volver a hablar y quizás morbosear, aunque también os digo que para tener sexo completo con él, no lo veo, se trata de una persona que no entra dentro del patrón físico que como todos sabéis me gusta. Pero también tengo muy claro que para tener un buen rato y disfrutar no siempre es necesario follar.

     En cuanto al capítulo: Richard..., pasó que al día siguiente recibí un nuevo mensaje, diciéndome las enormes ganas que tiene de conocerme, preguntándome si lo había pasado bien la noche anterior, y asegurando que en otro viaje que haga por Zaragoza ya volveremos a quedar, o en su defecto, en el caso de que yo me desplace a Madrid.

     Estoy convencida de que su intención, no es otra que volver a reanudar esa cadena abrumadora de correos sin sentido, que a mi tanto me aburren, pero que a él parece que le causan otro efecto muy distinto. Mi respuesta la podéis imaginar. Me gustaría saber que pensáis vosotros de su comportamiento y que debería haberle contestado, a ver si coincidimos.          

lunes, 3 de febrero de 2020

DESPEDIDA DE PK2 ANTIGUO 2




     Continúo mi reportaje, en el mismo intervalo donde lo dejé. Como ya comenté en la primera parte, esta aventurilla viciosa acaeció en la despedida por mi parte del club PK2 antiguo, resultando a la postre un colofón genial para quedarme con muy buen sabor de boca y excelentes recuerdos morbosos, allí vividos. Aunque debo reconocer, que esta última experiencia, no fuera la mejor de cuantos juegos sexuales había llevado a cabo en ese local.





     Sigo contando. Después de ser bien sobada y excitada a través de los agujeros de la celosía, y habiendo provocado en mi coñito una gran humedad de fluidos, decidí parar por el momento, saliendo a la zona de la barra, con el claro objetivo de poder contemplar el rostro del dueño de las varoniles manos, acompañadas de aquel magnífico nabo y poder de esa forma, estar segura de si realmente me apetecía intimar algo más con él.




     En cuanto llegué a la barra, no me costó mucho identificar al macho que tanto me había calentado, me resultó fácil saber quien era, primero, por el color de la camisa, después, por la forma libidinosa de mirarme, pero sobre todo y más significativo, por el gordo bulto que todavía ostentaba en el pantalón.




     Pero como suele pasarme casi siempre, el chico no se atrevió a acercarse donde estábamos mi ciervo y yo. Creo que ese contacto más directo y personal, les cuesta mucho vencerlo, a casi todos los tíos y eso que yo estoy deseando que tengan esa decisión que tanto valoro, por supuesto que siempre que se de ese acercamiento y para mayor satisfacción mía, debería ser obviando la presencia del cuernilargo, haciéndole sentirse como un objeto inservible, en todo momento. Si en alguna ocasión me he topado con algún hombre más decidido, la situación que se genera, produce en mi mente una dosis de adrenalina extra, que me hace ser mucho más receptiva con el Macho audaz y morboso.





     En las ocasiones que se han producido situaciones de ese tipo, en las que he sido magreada con descaro en presencia de otros clientes o de las camareras, haciendo bien patente mi condición de hembra caliente, acompañada por la ridiculez del cornudo sumiso siendo humillado, mi calentura y deseos hacia el valiente y decidido macho, se disparan en mi interior.




     Como podréis deducir por las fotos que incluyo, el chico me gustó y por supuesto me apetecía continuar con lo que habíamos empezado, llevaba el "chichi" demasiado caliente para no tratar de proporcionarle más placer. Esperé un poco de tiempo hasta ver si se atrevía a dar el paso que yo deseaba, pero aunque no dejaba de lanzarme miradas, le faltaba esa decisión que a mí tanto me gusta en los hombres.





     Dándome cuenta de que la situación no progresaba como a mí me apetecía, decidí mover ficha y me dirigí hacia el pasillo francés, pero en esta ocasión lo hice por el lado exterior, lugar oscuro en el que se ponen los tíos a mirar, tocar, lamer o incluso follar, siempre con la mampara como obstáculo. Mi sumiso maridín como tiene enseñado se dispuso a seguirme, pero con gesto severo, me volví hacia él y con un rostro autoritario le conminé a quedarse sentado en la barra como si de un perro se tratase. Agachó las orejas y con mirada lastimera me vio desaparecer detrás de la cortina negra. No tardando mucho, también pudo contemplar, como el joven macho siguió los mismos pasos que yo, penetrando en la zona semioscura donde me encontraba.





     Tratando de mostrarme sensual y esperando la decisión del macho, procedí a facilitarla con mi actitud, me había colocado sacando grupa provocativamente y apoyada en la mampara de agujeros, ofreciendo sibilinamente, la parte posterior de mi cuerpo a quien pudiera entrar. El chico en aquel momento y al amparo de la semioscuridad, finalmente se decidió y no tardó nada en acariciar mi espalda, originándome esos escalofríos que siento cuando me lo saben hacer bien, esa zona dorsal y la nuca, son unas partes terriblemente erógenas para mí, cuando percibo las uñas o la lengua de un hombre, recorriendo esas superficies de mi piel, el estímulo sexual que siento me recorre de arriba a abajo, erizándome el cabello y haciéndome perder el sentido.





     Con toda aquella mezcla de sensaciones calientes, mi mano, en un acto reflejo, no pudo evitar dirigirse hacia atrás buscando el contacto con la dura polla que ya se encontraba fuera del pantalón y presentaba una enorme erección. Comencé a recorrerla febrilmente, acariciando también sus testículos y notando el codiciado fluido preseminal que inevitablemente dejaba marcada mi ropa y mi piel, aunque eso no fue por mucho tiempo, ya que enseguida me bajó los leggings hasta medio muslo, dejándome desnuda de cintura para abajo, debido sobre todo, a mi costumbre de no ponerme tanga ni braga con ese tipo de prenda de vestir, prefiero que se me marquen los labios del chocho a la costura de las bragas.




     Comenzó entonces a pasar todo su ardiente cipote por mi culo, extendiendo sus fluidos a lo largo y ancho de todo el trasero, mientras me sujetaba fuerte de las tetas y pezones que inconteniblemente, también habían saltado fuera del sujetador, debido fundamentalmente a la inercia provocada por los empellones ardientes que el macho me propinaba.





     Sentí como acometía contra mi culo, punteándome con la gorda cabeza de su pija, empleaba movimientos pélvicos como si me estuviera follando desde atrás, mientras con su mano izquierda me sobaba el duro pezón y con la otra me pajeaba el clítoris, provocando mis gemidos e inevitablemente dejándome llevar, estuvimos un buen rato con esos juegos sexuales, hasta que le dije:
      - para un momento, vamos a salir fuera que necesito beber algo y luego seguimos.




     Nos dirijimos hacia la barra mientras recomponíamos nuestras ropas, en ella y tal como yo le había ordenado, se encontraba el perro cornudo con su patética mirada de penuria suplicante, percibió perfectamente como nos íbamos vistiendo, así que sus cuernos le tuvieron que resultar más que patentes. Nos acercamos a donde se encontraba el desgraciado y se lo presenté al chico como mi esclavo cornudo. Le sorprendió la total mansedumbre del cabestro, como les suele suceder a la mayoría de los hombres que conozco y que no saben de mi forma de vida dominante.





     Una vez calmada la sed y con ganas de seguir con la actividad sexual interrumpida, además de hacer uso de la humillación del manso, le propuse a mi caliente amigo, el pasar a la salita anterior al pasillo francés, (esa que había en el pub, con los sofás rojos y que ya conocéis de algún reportaje anterior) y fue allí donde le planteé el hacerme alguna foto degradando al borrego astado, cosa que hizo con gusto. También le pregunté si tenía inconveniente en que mi sumiso, me hiciera fotos con él, me dijo que sí, pero condicionado a que no se le viera la cara.





     Estas pocas imágenes de los dos juntitos que cuelgo en el reportaje, son el resultado de los momentos de vicio posteriores, pero la reticencia a la hora de mostrarse abiertamente, me resta mucho morbo y apetencia, aunque por supuesto puedo entenderlo, en todos los casos en que mi amante de turno no se ha leído mis condiciones.





     De todas formas, como el chico y su rabo me cayeron muy bien, decidí meterme con él al cuarto oscuro, donde poder seguir disfrutando de más tocamientos lujuriosos. Una vez en el interior, decidí abrirme de piernas y dejarme pajear, mientras lamía mis tetas y mamaba de mis pezones. En compensación a todo el placer que supo proporcionarme yo también le ordeñé el rabo hasta dejarlo con los huevos secos, totalmente deslechado y creo que muy satisfecho.





      Como sigo llevando el tiempo complicadísimo, no me voy a extender más en este reportaje, espero que las imágenes que adjunto, complementen vuestras fantasías, comprobando mis comportamientos de puta caliente y hasta qué punto de zorrona puedo llegar a ser.




     Para terminar os dejo un pequeño adelanto o más bien "enorme", del chico que conocí la semana pasada en mi visita al "nuevo PK2", me quedé gratamente sorprendida y cachonda al contemplar y ser incapaz de abarcar con mi mano el miembro viril de tamaño XL, que él ostentaba en su total dureza y que sin lugar a dudas, fue propiciada por el magreo que ejerció sobre mis pechos y coño, además y por supuesto, de todo el meneo y tocamientos con los que yo le obsequié reverenciando a semejante pollón. 





     Me reservo el relato e imágenes de esa excitante y gratificante experiencia para otro reportaje, merecerá la pena y difrutaréis viendo todo lo golfa cachonda que puedo llegar a ser.