jueves, 11 de julio de 2019

MI PRIMER RELATO EROTICO





Hace como un mes y medio, os escribía dándoos a conocer, que un sex shop y mazmorra de mi ciudad, había convocado un concurso de relatos eróticos, en los que la temática, no fuera escabrosa ni con expresiones obscenas, los textos deberían de contener un máximo de 1.500 palabras y creo recordar que un mínimo de 300.

Como ya sabéis y os expliqué, me picó el gusanillo de crear algo distinto y que no tuviera nada que ver con mi forma de vida, así que después de pensar un poco sobre el tema, me puse manos a la obra y comencé con la labor de escribir ¿TORMENTA INOPORTUNA?, un relato suave, pero que espero os guste, me enfrasqué en mi fantasía, contando la historia que bullía en mi cabeza y al terminar de hacerlo, comprobé que me había excedido considerablemente en el número de palabras. Sin más, me puse a la labor de empezar a recortar e incluso cambiar algún personaje, para amoldarme a las reglas del concurso.

Aún haciendo todos aquellos retoques, me quedó un texto que sobrepasaba en 30 palabras, las bases establecidas. Lo podía haber reducido algo más, pero no le di mayor importancia y lo envíe tal y como me había quedado, cosa que no debí haber hecho, ya que tuvo consecuencias negativas.

Al concurso llegaron 22 relatos y entre todos ellos quedaron 5 finalistas. Para mi sorpresa y satisfacción, uno de ellos era el que yo había escrito. Unos pocos días después, en la mazmorra de DENTRO DE TI, se procedió a la lectura de los seleccionados y a la decisión por parte de la escritora, Carolina Millán, del relato ganador, así como de la entrega del premio.

Yo tenía mi favorito entre los otros cuatro - el mío me veía incapaz de juzgarlo, por la imposibilidad de ser objetiva -. Se inició la reunión con unas palabras de los miembros del jurado y con la lectura de los textos finalistas, - tengo que reconocer, que al escuchar lo que yo había escrito, en los labios de Carolina, me resultó muy sensual y me gustó como había quedado; por otra parte los aplausos y comentarios de los presentes fueron muy elocuentes y satisfactorios hacia mi pequeño cuento.

Al término de la exposición de los textos, se dio paso al veredicto con unas palabras de Carolina, comentando que se le habían generado muchas dudas para decidir entre los dos últimos elegidos, cual había sido el relato ganador, uno de ellos era el titulado: SUYA PARA SIEMPRE y el otro ¿TORMENTA INOPORTUNA?, dijo que la decisión de nombrar ganador al primero, fue por el hecho de las 30 palabras de más que había en el mío y también por alguna coma o punto, mal colocado.

Por una parte me decepcionó, que por una cosa así, tan fácil de haberla solucionado antes de enviarlo, me hubiera quedado en segundo lugar, pero por otra parte me sentí muy satisfecha, de haber alcanzado ese puesto, siendo mi primer relato erótico y además de haber sido el más aplaudido.

De los que llegaron a la final, el que ganó era mi favorito y la escritora del mismo también me confesó que para ella el mejor era el mío. ¡Otra vez será!

Para ver si a vosotros os gusta también, cuelgo primero el relato reducido, que envíe al concurso:



¿TORMENTA INOPORTUNA?

Mi nombre es Laura, cuando sucedieron estos hechos, tenía 36 años y dos hijos, mi vida transcurría totalmente anodina. Mi marido, Ramón, con los años y su forma de vida sedentaria, se había engordado y yo diría que atocinado, si alguna vez había tenido algún atractivo, ya se le había esfumado.

El placer sexual en mi matrimonio, había desaparecido, todo era rutina y aburrimiento. Me consideraba una mujer resignada e incapaz de tener ni saber lo que era un orgasmo.
- Qué lejos estaba de imaginar lo que el destino me tenía reservado -.

La tarde en que comenzó todo, fue a comienzos de la primavera, llevé a los niños al barrio donde tenían las actividades extraescolares, los dejé en la clase y como siempre me fui caminando hacia un parquecito cercano. Me apetecía pasear y leer un rato sentada en un banco, era una manera de hacer tiempo hasta volver a recogerlos. No había andado algunos metros cuando repentinamente se desató una fuerte tormenta, me cogió desprevenida y no pude evitar mojarme con las gruesas gotas de lluvia, la blusa amarilla quedó empapada, siendo inevitable la transparencia que ello provocó, dejando a la vista todo el contorno de mis pechos cubiertos por un sujetador negro de blonda.

La tormenta pasó enseguida y el sol volvió a brillar, me sentí avergonzada por como quedé expuesta y sin saber que decisión tomar, de pronto recordé un cine de barrio cercano, por cuya puerta había transitado bastantes veces, pero al que nunca me pasó por la cabeza entrar, me pareció que podía ser el lugar perfecto para secarme y dejar correr el tiempo; estaba cerca, así que sin pensarlo más, me dirigí a él.

El cine tenía un aspecto rancio, era muy evidente el deterioro que con el paso del tiempo había experimentado.

Con obligada decisión, pagué la entrada y penetré al interior, la oscuridad era casi total, traté de adaptar mis ojos distinguiendo muy pocos espectadores. El aroma de ambientador mezclado con el olor a viejo creaba una atmósfera extraña. Cuando mi visión se aclimató, me acomodé en una butaca céntrica. A mi alrededor no había nadie, eso me dio seguridad y me dispuse a dejar transcurrir el tiempo, la humedad seguía incomodándome y provocando algún escalofrío, en la pantalla pasaban reportajes de películas que iban a poderse ver próximamente, me resultaron llamativos debido a que todos ellos tenían una temática erótica. Títulos tales como: Delicias turcas, Emmanuel, Historia de O, etc.etc., - la taquillera me había entregado un prospecto donde se anunciaba: ciclo de cine "vintage erótico".

Comenzó la proyección; el título era: "Danesas del placer". Pensé, que sería un bodrio aburridísimo, pero sorprendentemente, poco a poco fue captando mi atención. La película giraba en torno a una historia de cuernos. Recuerdo morbosamente, la escena en que una pareja hablaba con otra en un restaurante y el marido de una de las mujeres, por debajo de la mesa, iniciaba una serie de tocamientos en las piernas de la esposa del otro, mientras aquella disimuladamente las abría, facilitando el avance de la mano recorriendo sus muslos. Esa tórrida secuencia despertó en mi interior un enorme interés no exento de excitación.

Fue entonces cuando percibí un movimiento detrás mío, al mismo tiempo que en la nuca sentí un aliento caliente con olor a menta. Aquella inusitada situación, me hizo estremecer confundida, quedé inmóvil, hasta que noté un leve roce en mi butaca, mientras que aquel suave jadeo se aproximó más a mi sensible cuello. Lo que me estaba pasando unido a las eróticas imágenes de la pantalla, provocaba mi excitación y nublaba mi cerebro, de pronto sentí como sus dedos acariciaban mi pelo, al instante un escalofrío recorrió mi columna vertebral, pero continué estática y confundida, el dorso de su mano, de manera casi imperceptible rozó mi cuello, su aliento me quemaba, ya no sentía frío, sin embargo mis pezones seguían estando tremendamente duros, la mano se deslizó hacia mi hombro, mientras sus labios acercándose a mi oído me susurraron,
- Me gustas niña, eres preciosa
Debí escaparme, pero no lo hice. Me besó el lóbulo de la oreja y luego lo mordisqueó delicadamente, desabrochó el primer botón de mi blusa, abriendo más escote, pausadamente siguió con el segundo, mostrando el canalillo de mis pechos, sus labios recorrían mi cuello, provocándome oleadas de placer, sus dedos acariciaban el nacimiento de mis tetas, rozaban los duros pezones que amenazaban con saltar fuera del sujetador. Cerré los ojos y me abandoné. Parecía hipnotizada.

Pensé en que yo era una mujer casada con hijos y no debía aceptar lo que estaba ocurriendo, pero mi cuerpo no respondía a otra cosa que no fuera la excitación y el deseo. Quería terminar con todo aquello, pero inevitablemente podía mucho más mi afán por eternizarlo.

Me encontraba casi desvanecida de placer, me dolía el clítoris debido a la enorme excitación, de pronto me volvió a susurrar con voz suave pero autoritaria,
- Cariño, te voy a tapar los ojos y tu solo vas a dejarte llevar, relájate
No contesté y me entregué a sus deseos. Con un pañuelo tapó mi visión, y trasladándose a mi fila se sentó a mi lado, me pasó el brazo por los hombros y sus labios húmedos se posaron sobre los míos, mi boca se abrió correspondiendo lascivamente; me desabrochó la blusa totalmente y mientras me pellizcaba un pezón, me ordenó
- Quítate la braga y dámela, - obedecí dócilmente - muy bien nenita, eres obediente.

Me comportaba como una autómata sin voluntad y sin sentir la menor vergüenza de estar abierta de piernas ante un desconocido, cogió entonces mi mano y la llevó hacia su pene, que para mi sorpresa ya lo tenía fuera del pantalón, me pareció tremendamente grande y caliente, pensé en el de Ramón y no pude evitar el comparar mentalmente, lo que era un hombre de verdad y un alfeñique.

Me arrancó el sujetador, dejando expuestos mis pechos que con fuertes lametones comenzó a mamar y estirar, pasaba de uno a otro pezón alternativamente, mientras yo gemía sin poder contenerme. La mano de aquel hombre bajó con avidez buscando mi entrepierna, comenzó a masajear mi botoncito de placer, que en aquellos momentos se encontraba totalmente húmedo, sus hábiles dedos giraban una y otra vez masturbándolo sin descanso, de improviso lo apretaba un poquito con dos dedos para luego seguir rozándolo delicadamente, hasta provocar en mi fuertes espasmos, al mismo tiempo que recibí algo semejante a una descarga eléctrica recorriendo mi cuerpo y sentí como un líquido viscoso bajaba por mis muslos. Quedé rendida y jadeando, apenas escuché su voz cuando me habló,
- Te has corrido pequeña perrita, tienes las areolas de las tetas inflamadas, se te han cubierto de diminutos granitos y los pezones están duros como piedras, ahora te toca a ti darme placer, coge mi polla y hazme gozar, me lo he ganado ¿No crees?.

Siguió masturbándome, mientras yo intentaba pajearle lo mejor que sabía, meneaba su miembro arriba y abajo sin descanso, deseando proporcionarle el mismo gusto y placer que yo había sentido, de pronto su cuerpo y pene se tensaron expulsando aquel caliente y abundante semen que salpicó mis piernas y mano. Me excitó el olor a sexo que invadió el ambiente y ya no pude aguantar más, me abandoné y otro orgasmo, más fuerte, incluso que el primero me arrancó lágrimas de pasión.

Quedamos los dos, respirando agitadamente, hasta que pasados unos instantes, hablándome de nuevo al oído me dijo con tono dominante,
- ¿Has disfrutado verdad?, el miércoles quiero que vuelvas a venir aquí, continuaré con tu adiestramiento.
- Pero soy una mujer casada, estoy avergonzada, mejor olvidar todo - contesté titubeante
Oprimió mi pezón y volvió a decirme de forma imperativa,
- Voy a marcharme, no pretendas saber quien soy, tu volverás cuando yo te lo ordene, pero la próxima vez lo harás sin bragas, no quiero indecisiones por tu parte, tu vida va a cambiar.

Esa forma de hablarme me turbaba, desató el pañuelo de los ojos al mismo tiempo que me dijo,
- Adiós Laura, no te arrepientas de nada, te aseguro que Ramón merece ser un cornudo.

Al escuchar mi nombre y el de mi marido, quedé conmocionada y confundida; traté de ver su rostro, pero me encontraba deslumbrada. Giré la cabeza tratando de averiguar quien podía ser, pero cuando pude fijar la vista, él había desaparecido.

Desconcertada y con olor a semen sobre mi cuerpo, recompuse mi vestimenta y abandoné aquel cine. El aire cálido de la calle acarició mi rostro, me sentía flotando, como si todo hubiera sido un sueño irreal.

Recogí a los niños y con mi mente navegando en un mar de dudas, volví al "dulce hogar".

Pasados dos días de muchas contradicciones, volví de nuevo al cine, aquel hombre me esperaba y proyectaban Historia de O.

Dominándome me obligó a meterme en el papel de la protagonista, mi sexualidad a partir de entonces cambió radicalmente y comencé a interesarme por el BDSM como una forma de vida.

Nunca hubiera imaginado que una "Tormenta oportuna" diera paso a un mundo nuevo para mi.




Estas fotos que pongo pertenecen al día de la lectura del veredicto, en ellas estamos: Alanna (la ganadora), Ester (Dueña de la Mazmorra y Dentro de ti), Carolina Millán (Escritora y autora del libro erótico "PECADO CAPITAL") y también estoy yo, Dana.





Os envío ahora el relato tal y como quedó, antes de tener que reducirlo.



¿TORMENTA INOPORTUNA?

Me llamo Laura, en el tiempo que sucedieron los hechos que hoy quiero narrar, acababa de cumplir los 36 años, mi vida transcurría de una forma muy rutinaria y aburrida. Me había casado teniendo 24, y además con el primer chico que conocí y con el que había festejado más de seis años, hasta que por fin, fui llevada al altar todavía virgen y con poquísima experiencia sexual. Todo lo que yo sabía al respecto en materia erótica, se condensaba en los tímidos besos y toqueteos, siempre rápidos, que mi pareja y yo nos dábamos furtivamente, cuando podíamos encontrar un ratito de intimidad.

Me consideraba una mujer de físico normal y pensaba que la vida me deparaba pocas expectativas de cambio alguno, mido un metro sesenta aproximadamente, caderas anchas sin ser excesivas, llevo una talla 95 de sujetador y los pechos los mantengo bastante firmes, mi rostro sin ser una belleza, creo que resulta atractivo, observo que los amigos de mi marido me miran con cierto y agradable interés.

Por aquel entonces mi forma de vestir no era nada provocativa, me gustaba llevar colores alegres y algo de tacón sin ser exagerado para no realzar demasiado el volumen de mis nalgas, que ya de por si, son bastante prominentes, me gustaba también, llevar falda un poco por encima de la rodilla, me sentía orgullosa de mis piernas, bastante bien torneadas.

Mi esposo se llama Ramón, el paso de los años y su forma de vida sedentaria le habían pasado factura, se había engordado y el posible atractivo que yo le encontraba cuando éramos novios, se había esfumado, de la misma forma que el pelo de su cabeza iba desapareciendo paulatinamente día a día, uno de los motivos por el que yo no calzaba sandalias con tacón excesivo, era por no dejarlo muy por debajo de mi estatura ya que él era más bajito que yo.

Teníamos dos hijos, cuando sucedió esta historia, Javi con diez años y Hugo de ocho, se parecían bastante a su padre y el paso del tiempo, no ha hecho otra cosa que confirmar ese lamentable parecido, desgraciadamente para ellos.

Como ya he dicho, mi vida era rutina total. Ramón después del trabajo le gustaba quedarse a tomar unas cervezas con los amigos, mientras que yo me ocupaba de ir a recoger a los niños y ayudarles a hacer las tareas en casa. Cuando terminaba el día y los chicos se acostaban, veíamos la televisión, hasta que casi invariablemente el sueño nos vencía y terminábamos en el dormitorio, espalda con espalda, salvo en algunas pocas ocasiones en las que mi esposo venía excitado y volviéndose hacia mi, me acariciaba la espalda mientras su pequeño miembro erecto punteaba mis nalgas, -entonces no sabía que lo tenía tan chiquitín, después de la experiencia que os cuento, fue cuando me di cuenta de su escasa virilidad-.

Invariablemente, cuando esa situación se daba, yo terminaba tumbada boca arriba, mientras él se subía encima mío, montándome cual jinete desesperado, su boca buscaba la mía que yo trataba de apartar disimuladamente, debido al fuerte y desagradable olor a la cerveza o vino que esa tarde había ingerido. No eran demasiadas las acometidas que tenía que aguantar, ya que en cuestión de muy pocos minutos conseguía tener su eyaculación, entre gruñidos de satisfacción que me recordaban a los de un cerdo, seguidamente descabalgaba sudoroso, liberando mi cuerpo de su peso y proporcionándome el placer de verme libre de semejante carga, se daba la vuelta y pasados unos breves instantes comenzaba el desagradable concierto de ronquidos porcinos.

Es obvio que para mi, el placer sexual -si es que alguna vez lo había tenido-, se había diluido y me consideraba una mujer resignada e incapaz de tener ni saber lo que era un orgasmo.
- Qué lejos estaba de imaginar lo que el destino me tenía reservado.

La tarde en que comenzó todo, fue a comienzos de la primavera, había ido a recoger a los niños al cole, para llevarlos después a las actividades extraescolares habituales, cogí el autobús con ellos dos y me dirigí al barrio donde les daban las clases, dejé a cada uno en su sitio y como tantas otras veces, me fui de camino hacia un parquecito situado a unas pocas calles, mi intención era pasear y leer un rato sentada en un banco, haciendo tiempo para volver a recogerlos. No había andado unos pocos metros cuando de pronto se desató una fuerte tormenta primaveral, me cogió desprevenida y no pude evitar mojarme con las primeras gruesas gotas de lluvia, sobre todo la blusa amarilla que llevaba puesta ese día, siendo inevitable la transparencia que ese hecho provocó, dejando muy a la vista todo el contorno de mis pechos cubiertos simplemente por un sujetador negro de blonda.

La tormenta fue rápida pero intensa, el sol de abrió paso de nuevo y aunque la calle se encontraba semi desierta, me sentía avergonzada tratando de ocultarme de cualquiera que pudiera cruzarse conmigo, de pronto recordé un cine de barrio cercano, por cuya puerta había transitado bastantes veces, pero al que nunca me pasó por la cabeza entrar, me pareció que podía ser el lugar perfecto para secarme de forma discreta y pasar las dos horas que tenía por delante; estaba muy cerca, así que con paso rápido y cubriéndome la delantera con los brazos, llegué en tiempo récord.

El cine se veía aviejado y poco cuidado, era muy evidente el deterioro que con el paso del tiempo había experimentado, daba la impresión de que no duraría mucho tiempo en activo. Me percaté de una pequeña taquilla, detrás de la cual un hombre de aspecto mayor, me vendió la entrada, que el mismo saliendo de dentro también me cortó, dándome paso hacia la sala, mientras me dirigía hacia la puerta, observé como sus ojos, de una forma casi obscena, seguían mis andares, causándome cierta desazón.

Penetré al interior apartando unas gruesas cortinas, la oscuridad era casi total, solamente la rompía el brillo de la pantalla, traté de adaptar mis ojos y me pareció distinguir que había muy pocos espectadores. Un fuerte aroma de ambientador mezclado con el olor a antiguo del lugar, invadió mi olfato, no pude evitar sentirme extraña. Poco a poco, mi percepción visual se fue aclimatando a la escasa luminosidad y comencé a vislumbrar el contorno de las butacas, en ese instante me animé a buscar un asiento torpemente y al final conseguí acomodarme en una fila central, miré a mi alrededor comprobando que no había nadie cerca, eso me hizo sentirme más segura, y me dispuse a pasar el rato de la manera más distraída posible, la humedad que llevaba en la ropa me incomodaba y provocaba algún temblor de frío, en la pantalla se proyectaban los reportajes de las películas que iban a poderse ver próximamente, me llamaron la atención ya que todos ellos eran de temática erótica. Títulos tales como: Delicias turcas, Emmanuel, Historia de O, etc.etc., recuerdo los nombres de las películas, porque el taquillero me había dado junto con la entrada, un prospecto donde se anunciaba un ciclo de cine "vintage erótico" que se iba a proyectar a lo largo de todo ese mes, cuando me lo dio, lo metí en el bolso sin prestarle mayor atención y al llegar a casa me lo encontré, enterándome entonces de la programación, por supuesto lo destruí para que no lo viera mi esposo y lo tiré por el wc.

Comenzó la película - Qué por cierto, yo no me había fijado cual era, ni de que tema - en los letreros de presentación y en letras grandes pude leer: "Danesas del placer". Me acurruqué en la butaca para sobrellevar el frío que aún sentía, mientras veía las imágenes, pensando de antemano, que seguramente sería un bodrio de película, pero me llevé una sorpresa, poco a poco fue captando mi atención, casi no la recuerdo ya, pero en aquel momento despertó en mi una curiosidad obscena sobre algo que nunca imaginé. La película giraba en torno de una historia de cuernos, recuerdo morbosamente, la escena en que una pareja hablaba con otra en un restaurante y el marido de una de las mujeres, por debajo de la mesa iniciaba una serie de tocamientos en las piernas de la esposa del otro, mientras ella disimuladamente las abría, facilitando el avance de la mano recorriendo sus muslos. Esa tórrida secuencia despertó en mi interior un enorme interés no exento de excitación, seguí el desarrollo de la película sin perder detalle, olvidándome del frío, que poco a poco y conforme la ropa se iba secando, daba paso a otras sensaciones mucho más calientes.

Llevaría como una media hora de proyección, cuando percibí un ligero movimiento detrás mío, al mismo tiempo que en la nuca sentí el aliento con olor a menta, de la persona que sin yo darme cuenta había ocupado el asiento justo posterior al mío. Aquella inusitada situación, me puso en alerta, pero no me moví, noté un roce en mi butaca y como aquel suave jadeo se aproximó más a mi cuello; sentir la caliente respiración en una zona tan sensible mía, unido a las eróticas imágenes de la pantalla, me hacía flaquear de piernas y mente, sumiéndome en una especie de neblina morbosa, de pronto sentí como sus dedos acariciaban mi pelo, al instante un escalofrío recorrió mi columna vertebral, pero continué estática y sin saber que hacer, el dorso de su mano de manera casi imperceptible rozó mi cuello, su aliento me quemaba, ya no sentía nada de frío pero me daba cuenta de que mis pezones seguían estando muy duros y erguidos, la mano se deslizó hacia mi hombro, emití un leve gemido ahogado, mientras sus labios acercándose a mi oído me susurraron,
- Me gustas niña, eres preciosa
Me besó el lóbulo de la oreja y luego lo mordisqueó delicadamente, la mano del hombro se desplazó hacia el primer botón de mi blusa desabrochándolo y abriendo más escote, luego pausadamente fue el segundo, dejando ver el canal de mis pechos, sus labios recorrían mi cuello y oreja, provocándome oleadas de placer, sus dedos acariciaban el nacimiento de mis tetas, rozaban los duros pezones que amenazaban con salir fuera del sujetador. Cerré los ojos y me abandoné. Me encontraba como en un viaje astral del deseo, parecía hipnotizada, trataba de pensar en que era una mujer casada con dos hijos y que no debía aceptar lo que me estaba ocurriendo, pero mi cuerpo no respondía a otra cosa que no fuera la excitación y el deseo que estaba experimentando, quería terminar con aquello, pero inevitablemente podía mucho más mi afán por eternizarlo.

Me encontraba casi desvanecida de placer, me dolía el clítoris debido a la enorme excitación, de pronto me volvió a susurrar con voz suave pero autoritaria,
- Cariño, te voy a tapar los ojos y tu solo vas a dejarte llevar, relájate
No contesté y me entregué a sus deseos, con un pañuelo anudado por detrás tapó mi vista, en ese instante se separó de mi y escuché sus movimientos sentándose a mi lado, me pasó el brazo por detrás y sus labios húmedos se posaron sobre los míos, mi boca se abrió correspondiendo lascivamente; me desabrochó la blusa totalmente y mientras me pellizcaba un pezón, me ordenó
- Quítate la braga y dámela, -obedecí- muy bien nenita, ahora sube tu pierna sobre la mía,
Como una autómata sin voluntad, seguí sus instrucciones, sin sentir la mínima vergüenza de estar abierta de piernas ante un desconocido que me manejaba a su antojo, cogió mi mano y la llevó hacia su pene, que para mi sorpresa ya lo tenía fuera del pantalón, me pareció tremendamente grande y caliente, comparado con el de Ramón, no pude evitar el comparar mentalmente, lo que era un hombre de verdad y un alfeñique.

Cogió el sostén por la parte de abajo subiéndolo hacia arriba, dejando expuestos mis pechos que con fuertes lametones comenzó a mamar y estirar, pasaba de uno a otro alternativamente, mientras yo gemía y emitía suspiros profundos, sin pensar siquiera que podía ser escuchada por otras personas de la sala. La mano de aquel hombre bajó con avidez buscando mi entrepierna, comenzando a masajear mi botoncito de placer, que en aquellos momentos se encontraba totalmente húmedo, sus hábiles dedos giraban una y otra vez masturbándolo sin descanso, de improviso lo apretaba un poquito con dos dedos para luego seguir rozándolo delicadamente, hasta provocar en mi garganta un grito pasional, al mismo tiempo que recibí lo que parecía una descarga eléctrica recorriendo mi cuerpo y sentí como un líquido viscoso bajaba por mis muslos.
Percibí entre jadeos, como aquel hombre emitía el sonido de una sonrisa mientras me hablaba,
- Te has corrido pequeña perrita, tienes las areolas de las tetas inflamadas, se te han cubierto de diminutos granitos y los pezones están duros como piedras, ahora te toca a ti mover mi polla, cógela y dame satisfacción, me la he ganado ¿No crees?
Siguió masturbándome, mientras yo intentaba hacerlo lo mejor que sabía, meneaba su miembro arriba y abajo sin descanso, deseando proporcionarle el mismo gusto y placer que él me estaba dando, de pronto noté como se tensaba su polla y como aquel caliente semen empezó a salpicar mis piernas y mano, aprecié que era mucha cantidad la que había derramado, me excitó el olor a sexo que invadió el ambiente y al sentir todo aquel líquido caliente mojando mi piel, fue el detonante para volver a explotar en otra nueva descarga húmeda, que ya no fue tan sorpresiva como la primera vez.
Quedamos los dos, respirando agitadamente y semi agotados, pasados unos pocos minutos, hablándome de nuevo al oído me dijo con tono dominante,
- ¿Has disfrutado verdad?, dentro de dos días ponen, Historia de O, quiero que vengas de nuevo, te queda mucho que aprender todavía y quiero ser tu maestro, me gustas y voy a sacar lo mejor de ti.
- Pero soy una mujer casada, no está bien lo que hemos hecho, será mejor olvidarlo - contesté titubeante
Se quedó en silencio pero emitió una pequeña risa y volvió a decirme
- Ahora desde detrás te quitaré el pañuelo,
Lo escuché alejarse y situarse a mi espalda, me mordió de nuevo el lóbulo de la oreja mientras sobaba otra vez mis bamboleantes pechos, al mismo tiempo que su lengua recorría mi cuello, al mismo tiempo me iba hablando,
- Ahora me voy a marchar, no pretendas saber quien soy, dentro de dos días estaré aquí de nuevo, tu vendrás, pero esta vez lo harás sin braga, te quiero disponible, te voy a transformar y lo vas a disfrutar.
Me hablaba con autoridad, su voz varonil conseguía turbarme, me desató el pañuelo de los ojos al mismo tiempo que de su boca salían unas palabras que me dejaron desconcertada.
- Adiós Laura, no te arrepientas de nada, te aseguro que Ramón merece ser un cornudo.
Escuchar mi nombre y el de mi marido, me causó una enorme conmoción y traté de ver su rostro, pero a causa del tiempo que había permanecido privada de visión, me encontraba deslumbrada. Giré la cabeza tratando de averiguar quien podía ser, pero cuando por fin conseguí fijar la vista, solo pude ver como la puerta de la sala se cerraba tras él.

Cuando me recompuse, desconcertada y con el olor a semen, aún sobre mi cuerpo, arreglé mi vestimenta y abandoné aquel cine, el aire cálido de la calle acarició mi rostro y sentí una intensa sensación de irrealidad vergonzosa, pero al mismo tiempo de plenitud. A la hora en punto recogí a los niños y con la cabeza navegando en un mar de dudas, volví al "dulce hogar".

Poco más puedo contar, solamente deciros, que Historia de O, me sorprendió y aportó unas sensaciones tremendamente morbosas, nunca pude imaginar que una "Tormenta oportuna" diera el inicio de un cambio tan enorme en mi vida.

A partir de aquel segundo día, comencé a interesarme por toda la temática de dominación y sumisión (BDSM), comenzando caminos que ya no he abandonado.             






Por último, solo me queda recomendaros a los que visitéis Zaragoza, que os deis una vuelta por el sex shop y mazmorra "DENTRO DE TI", en la calle, Jerónimo Blancas, 4. Lo regenta mi amiga Ester, persona entrañable y que os atenderá magníficamente si deseáis adquirir cualquiera de sus productos eróticos o alquilar su mazmorra, como veis en las fotos que incluyo a continuación, es una mujer muy simpática, además de sexy y guapa,














18 comentarios:

  1. Hermoso relato Ama. La felicito. Lindas fotos de la Señora con toda su sensualidad y dominación sobre el esclavo que alguna vez habrá Sidonie hombre. Usted tan hermosa como siempre. Saludos Reina.

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  2. Hola ciervo, me alegro que te haya gustado el relato (seguro que te identificas con Ramón, ¿verdad?).
    Los diferentes sumisos que tiene a sus pies mi amiga Ester, son esclavos de ella y si que tienes razón que son unas bonitas fotos.
    Saludos cabestro

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  3. Gracias Ana por sus palabras. Me identifico con Ramón por supuesto. Quien pudiera ser esclavo de mujeres de semejante calibre como Usted y su amiga Ester. Saludos.

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    1. DANA y no Ana, es mi nombre, no me lo cambies cabestro.
      Si estuvieras cerca de donde yo vivo, quizás te permitiera servirme como esclavo, para que comprobaras que puede ser duro estar a mi disposición.

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    2. Perdón Ama Dana. Salió mal escrito. Comprendo que sería duro estar a su servicio. Pero solo el lujo de poder verla en lencería y actuando sexualmente valdría la pena el escarnio al que un cornudo como yo sería sometido. Saludos Reina

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    3. No lo dudes cornudo, lo malo para ti es que tus eyaculaciones serían restringidas por mucho tiempo.

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  4. Hola buenas tardes querida Ama Dana. Soy casado hace 5 años tengo 33 años y mi señora 30, somos jovenes. Hace mucho tiempo atras la verdad no se como fue pero nacio en mi un placer que con las palabras no tiene limites y en mi nacio mi gran fantasia de ver a mi mujer con otro hombre que la haga sentir libre y por sobre todas las cosas hacerla sexualmente una puta en la cama como se dice, lastima ella nunca se intereso en el tema, lo charlamos mucho en su momento pero ella la verdad en su momento le gustaba y tenia ese cosquilleo por sentir otro pene en su interior que la penetre pero ahora y ya hace mucho dejo eso de lado, aveces y ya pienso definitivamente que solo el tiempo dira y lo monotonia de que ella me pida para probar otras cosas, en su momento también tenia sus juguetes pero nunca los usaba la verdad creo que en su momento seré su Ramón la diferencia es que yo le propuse a ella con todo mi amor y mi consentimiento que pruebe estar disfrutando con otro macho. Sin mas palabras es un encanto tu relato cada palabra imaginaba en cine viendo como genias y chorreabas desde mi punto de vista sos mi mujer que quiero tener un gran abrazo saludos desde Corrientes Argentina

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  5. Hola Arturo, que lástima que tu esposa no se haya dado cuenta de lo que podría disfrutar con machos más potentes que tu.
    Tienes alma de cornudo y por eso te mereces que tarde o temprano tu mujercita te ponga una hermosa cornamenta, por tus apetencias espero que lo haga sabiéndolo tu y sobre todo que si ese momento llega, tengas muy claro que luego es difícil que ella se vuelva atrás, si le ha gustado el semental que la folló y seguro que en la comparación vas a salir perdiendo como la mayoría de ciervos que conozco.
    Ójala hubiera podido comenzar yo a conocer machos a la edad que tiene tu zorrita, cuantísimo hubiera disfrutado en esos años de pleno vigor sexual.
    Saludos y te deseo los más hermosos y grandes cuernos, te los mereces.

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  6. Hola
    Me hubiese gustado mucho haberme casado contigo
    No sé quien de los dos tendría más cuernos
    Lo que si sé es hubiéramos sido muy muy felices...
    Gracias

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  7. Ja,ja,ja, permíteme que me ría, si tu y yo hubiéramos sido pareja, los cuernos que habrías tratado de ponerme, deberías haberlos ocultado muy bien, por que si yo me hubiera dado cuenta, te habría enviado a tomar por donde amargan los pepinos.
    A mi los cuernos me sientan muy mal.

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    1. ¡¡Puto cabestro!! dicho con cariño. Pero al César lo que es del César

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  8. Relato ingenioso y muy bien escrito ¿Habrá continuación ...?

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    1. Gracias peqe75, me encanta que te haya gustado.
      Sobre tu pregunta de la continuación, no sé si la habrá, ya sabes que yo soy de relatos más fuertes, pero por ahora queda en el aire.

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  9. Si te refieres a mí, te lo agradezco

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  10. Formidable relato Dana, tienes buena imaginacion y escribes bien transmitiendo con tus palabras los sentimientos que deseas expresar. Consigues que el lector vea la situacion y se excite con tus palabras. Enhorabuena Sigue con relatos y con reportajes. Lo haces muy bien pero acompañalos siempre con imagenes tuyas, por favor

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    1. Hola Artadi, tengo muchas ideas muy morbosas para escribir relatos ficticios, pero lo que me falta es tiempo para poder hacerlo, sobre todo porque prefiero relatar mis vivencias reales que también resultan muy picantes, como bien sabes.

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