Estas fechas son bastante complicadas para
mí, el hecho de finalizar el año, es causa de que se me acumule demasiado
trabajo e inevitablemente, ese exceso me condiciona muchísimo, a la hora de
poder colgar reportajes en el blog, tan a menudo como yo quisiera.
En esta ocasión, el relato va a ser corto,
ya que la cita que mantuve con Albert fue bastante rápida, aunque no exenta de
intensidad, como podréis contemplar.
En las mini vacaciones que pasé por
Valencia este verano, tenía como primera intención, el hacer turismo, y en
segundo lugar, tratar de morbosear al máximo, coronando la frente del cornudo,
en todas las ocasiones que se me pudieran presentar. Para cumplir mi objetivo,
lo primero que hice, fue publicar un anuncio en una página de contactos,
explicando mis intenciones como mujer corneadora y añadiendo algunas
fotografías para darle más visibilidad al mensaje. Lo colgué unas pocas horas
antes de ponerme en ruta, ya que, por la experiencia de otras ocasiones, sé que
empiezan rápido a contactarme los posibles interesados. No me equivoqué, al
poco de iniciar el viaje comencé a tener llamadas y mensajes proponiéndome
situaciones calientes, mientras que algunos otros pretendían fornicar conmigo a
las primeras de cambio, cosa que no es lo que yo busco, como ya sabéis, me
gusta hacer las cosas sin prisas y asegurándome de elegir bien, para no tener
sesiones de sexo fallidas, que me resultan altamente frustrantes.
Voy
a dejar bien claro aquí, que todo aquel que pretenda follar conmigo, debe saber
jugar a mi juego, aportando vicio, humillación al cornudo, decisión,
preliminares muy calientes, etc. etc., cualquiera que solo venga a meter la
polla en mi coñito y tener un polvo rápido; de entrada, ya le doy mi negativa y
le recomiendo, que mejor se vaya de putas, ya que haciéndolo terminará antes.
Debido a las muchas llamadas que tuve,
todo el tema morboso se me presentaba muy bien, en los pocos días que permanecí
en Valencia, contactaron conmigo 97 aspirantes a tener encuentro sexual o a ser
esclavizados alguno que otro, muchos de los que me pusieron mensaje o llamada,
eran muy jóvenes e inexpertos y además con muchas prisas por meterla en
caliente, otros tantos, se olvidaban del trato vejatorio y humillante que me
excita contemplar cuando el macho somete al cabestro; de todas formas había
unos cuantos corneadores y algún que otro sumiso, que en principio me merecía
la pena conocer y por descontado esa era mi intención.
Con esa interesante premisa, llegué al
hotel escoltada por mi siervo, llevando el abultado equipaje que a duras penas
podía portar. Aún no había hecho que instalarme en la habitación y darme un
relajante baño, mientras el esclavo colocaba mis vestidos, sandalias, ropita
interior, etc. etc. cuando el imbécil, pidiéndome permiso para entrar, me pasó
el teléfono a la bañera; atendí la llamada entrante y todo lo que tenía pensado
se me desbarató. Ya conocéis el dicho: "el hombre propone y Dios dispone"
y eso fue lo que sucedió, debido a temas familiares, que aquí no vienen al caso
explicar, todos mis planes viciosos se retrasaron sin tener constancia de por
cuantos días.
De cualquier forma, aún me dio tiempo de
conocer a un par de chicos esa tarde, quedé con ellos con un margen de media
hora, por el parque de La Ciudad de las Ciencias y a diez minutos de mi hotel,
con el fin de aprovechar el tiempo al máximo. Las citas no resultaron nada
morbosas para plantearme tener un encuentro sexual, el primero estuvo muy
parado, sin humillar al cornudo en ningún momento ni tratar de tener
acercamiento alguno conmigo, el segundo se retrasó casi media hora y ya casi me
marchaba cuando apareció; fue agradable en el trato y simpático, pero fumaba y
el olor a tabaco unido a que físicamente tampoco era mi prototipo para tener
sexo, también me hizo desestimarlo, aparte de que el tiempo ya lo tenía muy
limitado. En el supuesto caso, de que cualquiera de los dos me hubiera
encajado, lo hubiera tenido muy complicado de momento, para tener una sesión
plena, ya que como he dicho nada más volver al hotel, las vacaciones eróticas
se me fueron al traste, impidiéndome divertirme como era mi intención (Para el
hijo de puta de Porky, fue un alivio).
En las fotos podéis ver la ropa que me
puse para ir a conocerlos y ya juzgaréis, si no era lo suficiente provocadora
para que hubieran tenido un poco más de decisión a la hora de tratar de
morbosear conmigo. Me gusta ser conquistada o seducida por el macho, mientras
ignora al ciervo si no es más que para insultarlo, vejarlo o reírse de él,
mortificándolo sin compasión. A veces me pregunto si no sería mejor acudir a
las citas previas, ataviada con ropa de lo más corriente; parece que mi forma
de vestir atrevida, a más de alguno les asusta o impone; no sé que pensaréis
vosotros y me gustaría conocer vuestra opinión.
Durante los días que pasé en la ciudad del
Turia, anduve muy ocupada por temas de familia y aunque pude hacer algo de
turismo, me vi imposibilitada para conocer algún que otro macho que me satisficiera
sexualmente. Al final y por fin, pude disponer libremente del último día antes
de marcharme y os aseguro que lo aproveché al máximo, pudiendo dar rienda a mis
deseos placenteros, por cierto, muy morbosos y variados como podréis ver en
próximos reportajes.
Fue en la última tarde cuando recibí la
llamada de Albert, hablé con él y me causó una buena impresión, así qué, aunque
el día había estado cargado de vicio, pensé que porque no tener la última
experiencia, antes de abandonar la ciudad, así que le dije que si quería, lo
podría conocer antes de la cena. Todo era bastante precipitado, ya que me
marchaba a la mañana siguiente, lo emplacé por la zona donde yo me alojaba y en
principio se echó para atrás comentándome que no le venía bien acudir por la
distancia y la hora, así que desestimamos la cita sin más historias; pero
pasado un rato me volvió a llamar y me dijo que le apetecía mucho conocerme y
que estaba dispuesto a venir. Concertamos la quedada para las nueve, en un
parquecito que había entre mi hotel de alojamiento y la Ciudad de Las Ciencias.
A la hora acordada se presentó, y tal como
a mí me gusta, me saludó con dos besos e ignoró totalmente al cornudo, nos
fuimos a un lugar del parque donde no había niños demasiado cerca y comenzamos
a dialogar distendidamente tratando de intimar y romper el hielo. En esos
primeros momentos de aproximación, se puso muy cerca rozando con su pierna la
mía mientras continuábamos hablando. El desgraciado cabestro se encontraba de
pie, enfrente del banco sujetando mi bolso, en ridícula y humillante situación;
la mano de Albert poco a poco y suavemente acariciaba mi pierna, como de una
forma casual. Albert me agradó, en el sentido de que se presentó muy limpio,
bronceado y depilado, cosa que me encanta, además me resultaba atractivo. La
palma de su mano iba subiendo lentamente por el interior de mi muslo, mientras
me susurraba halagos y sus dedos acariciaban mi nuca. El estúpido capón
siguiendo mis órdenes, comenzó a grabar y a tirar alguna que otra foto,
mientras que el macho y yo comenzamos a conocernos más íntimamente, nuestras
manos jugueteaban recorriendo nuestra anatomía y para mayor satisfacción,
comprobé que tenía una polla de un tamaño más que aceptable, además de estar tremendamente
dura, me gustaba sentir la rigidez de aquel miembro que humedecía mi mano,
mientras él sobaba mis tetas y chupaba mis pezones. La situación se iba
tornando más caliente por momentos, con el aliciente añadido de estar en un
sitio público, pudiendo ser descubiertos por cualquier viandante en actitudes
tan provocadoras. El patetismo del cerdo cornudo haciendo su humillante labor
de medio hombre grabando sus cuernos, resultaba el complemento ideal para
completar el sugerente cuadro.
Al poco de empezar con los tocamientos
libidinosos, nos vimos sorprendidos muy cerca de donde estábamos, por la
presencia de una familia con niños, así que sin pensarlo dos veces, decidimos
continuar la caliente cita cambiándonos a otro banco algo más oculto, con
el fin de poder seguir el excitante y deseado morboseo. Yo quería que la viciosa
situación se prologara durante un buen rato, me apetecía que el macho Alfa me llevara
al orgasmo masturbándome, por ese motivo trataba de controlar y no ir demasiado
deprisa, la dureza de su rabo, me hacía temer que pudiera correrse mucho antes
de lo que yo deseaba. No me equivocaba, el muy cabronazo (dicho con todo
cariño) sin previo aviso se pegó una abundante eyaculación que me cogió de
sorpresa, debido a la rapidez y lo inesperado. Me quedé con las ganas de
calentarme mucho más y de tener mi deseado orgasmo. Menos mal que como todos
sabéis, dispongo de un puto perro mamón, que en situaciones como esta puede ser
un buen complemento lamedor, al mismo tiempo que su boca un magnífico
recipiente donde derramar mi corrida...
Albert me agradó, (a pesar de la rapidez)
y quedé con él en qué si venía por Zaragoza, tal y como él me dijo, me pusiera
mensaje; pero que si por diferentes circunstancias no se daba esa oportunidad,
cuando yo volviera por Valencia, (como tengo intención en el año entrante),
haría lo propio.
Como podéis ver, no hay muchas fotos y la
grabación no tiene una buena calidad, además de ser corta; de todas maneras, me
ha parecido interesante exponerla, para que veáis de nuevo mi forma de
comportarme en las citas que me agradan y me motivan.