En un viaje que hice a la ciudad Condal, hará unos cuatro
años, como casi siempre hago puse un anuncio en internet pidiendo conocer algún
macho morboso, me contestaron varios, pero hubo uno de ellos que me llamó más
la atención, además de que incluía fotografía y se veía muy bien, me proponía
conocernos en el club de bdsm "Rosas 5", así que entablé relación
telefónica con él y me gustó su manera de expresarse, hablamos de nuestros
gustos coincidiendo en bastantes cosas, entre ellas la satisfacción de humillar
al cornudo de mi marido, al final
quedamos en que yo iría al club con mi esposo y él me esperaría en la barra,
fingiendo un encuentro casual, como compañero de mi empresa, me dio la
dirección del club y llegada la noche, le dije al cornudo que me apetecía ir a
tomar una copa a un pub, fingí una llamada a recepción preguntando por algún
sitio y después le dije a Porky que iríamos al sitio que me habían aconsejado,
él como ya tiene bien aprendido, no puso objeción alguna, faltaría más.
Al llegar a la dirección, entramos en el local, a la izquierda
había una pequeña barra y no se veía ningún artilugio para sado, enseguida vi
al chico nos reconocimos y él hizo un teatrillo como si me conociera de siempre
saludándome con dos besos,
- Hombre Dana, que casualidad encontrarte por aquí, yo he
aprovechado el fin de semana para hacer una escapada por Barcelona ¿Y tú?
- Yo he venido con mi marido a pasar el puente, por cierto te
lo presento,
Hice las presentaciones formalmente y luego fingimos hablar
algo de cosas de la empresa, sin extendernos en detalles como podréis suponer,
yo le cogía del brazo y me apoyaba en él haciéndole notar mis pechos, el
enseguida vio por donde iba el tema y mientras me cogía de la cintura hacía
comentarios hacia mi cuerpo, mientras le decía a mi esposo cosas como
- Que rica está tu mujer, tiene a media empresa caliente con
esas falditas o mallas que se pone, menudo culo saca la maciza.
Yo sonreía mientras el cornudo se ponía rojo de celos y solo
hacía balbucear, de pronto él empezó a pasarme la mano por la espalda y después
el culo descaradamente mientras yo por supuesto le daba vía libre para hacerlo,
mientras con muy poco disimulo mi muslo lo frotaba en su abultado paquete.
El macho viendo que todo lo que le había contado de la sumisión
del cabestro era cierto, tomo la iniciativa como a mi me gusta que lo hagan y
me dio un morreo delante de la cara del ciervo que no hizo otra cosa que bajar
la mirada al suelo, después para dar una vuelta de tuerca más le dijo,
- Con lo buena que está tu esposa y con la polla que me pone,
te la mandaré todos los días bien follada a casa, para que no tengas que
preocuparte por saber quien se la tira, ya sé que tu no vales como hombre pero
así ya no tendrás que preocuparte que yo atenderé sus necesidades ¿Verdad
cariño?.
Claro que si cielo, -asentí yo para dar más credibilidad - iré
sin braguita al trabajo para que te resulte más fácil meterme mano en cualquier
descuido.
Por supuesto todo esto no era más que una invención para hacer
sufrir y humillar más al cornudo al estar creído de que éramos compañeros de
trabajo.
Después de un buen rato de magreo y calentamiento en la barra,
el chico me dijo
- ¿Que tal si pasamos dentro para que veas la sala del sado y
juguemos un poquito los tres?,
yo estaba deseando verla así que subimos unas pequeñas
escaleras y detrás de una puertecita se encontraba ese pequeño mundo bdsm que
podéis apreciar en las fotos, con bastantes aparatos de sometimiento y dolor,
algunos de los cuales podéis contemplar.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue la enorme
rueda giratoria, así que lo primero que hice fue ordenar al perro a colocarse
pegado a ella para sujetarlo a la misma, cuando lo tuvimos bien amarrado con
las correas comenzó el juego, giramos la rueda hasta colocarlo cabeza abajo con
todo su enorme saco de tripas colgando en sentido opuesto a su natural, lo
dejamos así buen rato y mientras el gemía y respiraba con dificultad nosotros
nos besábamos y toqueteábamos delante de sus ojos que miraban resignados hacia
arriba, estuvimos así como 15 minutos disfrutando solamente interrumpidos por
los momentos en que me decidía a pincharle con la doble uña o con la rueda de
corte, me lo estaba pasando en grande mientras el rostro del puerco se iba
tornando de un color violáceo, entonces pasó uno de los chicos que estaban al
cuidado y nos dijo que tuviéramos precaución porque en esa posición de cabeza
abajo durante mucho tiempo, podía ser causa de un ictus al sumiso, así que el
saber eso nos fastidió el entretenimiento, no obstante había otros aparatos,
además de las cuerdas que yo llevaba para atar los genitales del puerco o de
confeccionarle un sujetador de cuerda para sus tetas de putilla adolescente.
No me extenderé mucho más, solamente decir que me encantó el lugar
y que deseo volver, nos lo pasamos muy bien sometiendo al animal y una vez que
el espécimen estuvo totalmente amansado, nos fuimos al hotel para pasar una
noche de sexo memorable.
Hola preciosa, buena sesión le distr al cabestro-tocinete,
ResponderEliminarUmm que ganas!!!
No estuvo mal, yo me lo pasé en grande, escuchando los gruñidos del cerdo
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